Trump evita el cierre del Gobierno con una prórroga de fondos y firma su histórica reforma fiscal

El Congreso de EE UU aprueba la financiación de la Administración hasta el 19 de enero y deja para 2018 la batalla de la inmigración

Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, junto su homólogo en el Senado, Chuck Schumer.AARON P. BERNSTEIN (REUTERS)

El Congreso de Estados Unidos ha aprobado una prórroga en la financiación federal que evita el cierre de la Administración central y alarga la buena racha que el Gobierno de Donald Trump está viviendo en las cámaras legislativas. Los fondos con los que la maquinaria opera ahora finalizan este viernes a medianoche, pero la Cámara de Representantes y el Senado aprobaron este jueves un proyecto de ley por el que se extienden hasta el 19 de enero. El fantasma del shutdown, una pesadilla recurrente de los presidentes americanos, desaparec...

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El Congreso de Estados Unidos ha aprobado una prórroga en la financiación federal que evita el cierre de la Administración central y alarga la buena racha que el Gobierno de Donald Trump está viviendo en las cámaras legislativas. Los fondos con los que la maquinaria opera ahora finalizan este viernes a medianoche, pero la Cámara de Representantes y el Senado aprobaron este jueves un proyecto de ley por el que se extienden hasta el 19 de enero. El fantasma del shutdown, una pesadilla recurrente de los presidentes americanos, desaparecerá durante algún tiempo. Tras la tregua, volverá la pelea sobre inmigración, gasto público o salud.

La votación tuvo lugar justo al día siguiente de una enorme victoria de Trump y los republicanos, cuya mayoría en las cámaras ha servido para aprobar la mayor rebaja de impuestos desde Reagan, un tijeretazo que maldicen los demócratas porque lo consideran beneficioso sobre todo para los ricos y peligroso para las cuentas públicas de la nación. El presidente firmó la reforma este viernes, justo antes de irse de vacaciones de Navidad a Florida, así como esta financiación extra recién acordada.

En este caso, los republicanos necesitaban al menos ocho votos demócratas en el Senado para ampliar la financiación y evitar el cierre, ya que los conservadores ocupan 52 de los 100 escaños y este tipo de legislación requiere el apoyo de 60 senadores. Al final, obtuvieron 66 votos, lo que significa que hubo ochos síes progresistas. El líder demócrata de la Cámara alta, Chuck Schumer, no se había pronunciado claramente sobre si facilitarían la aprobación o condenarían al Gobierno a la inanición.

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En un principio, el partido quería condicionar el apoyo a alguna garantía para evitar la deportación de los dreamers (jóvenes migrantes indocumentados que entraron en el país como niños), un colectivo de hasta 800.000 personas que ha crecido en EE UU y a los que Trump ha dejado en el limbo. Sin embargo, con el tiempo fue creciendo la división sobre si usar esta ocasión para el todo o nada y en el último momento han decidido dejar el pulso hasta la próxima fecha límite, en enero.

De momento, la extensión aprobada este jueves sí incluye unos fondos extra para el programa de seguridad de salud infantil y otro plan para veteranos. Quedan pendiente para enero las ayudas para los afectados por huracanes e incendios -la Cámara de Representantes dio luz verde a un proyecto de ley de 81.000 millones, pero el Senado no le siguió en eso-, lo que ocurre con la inmigración, la sanidad y otros asuntos.

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El cierre gubernamental es una amenaza que pende sobre la cabeza de los presidentes. Cuando sus presupuestos no se aprueban, necesitan una extensión temporal de fondos, y esa ampliación suele implicar acuerdos con la oposición debido a la mayoría amplia demandada. Barack Obama sufrió una clausura sonada en 2013, cuando los republicanos le reclamaron como moneda de cambio la renuncia a la reforma sanitaria. Unos 800.000 empleados públicos se quedaron en sus casas sin cobrar el sueldo y los servicios básicos, como la sanidad o la educación, funcionaron con el personal imprescindible.

Ahora, este Washington que parece haber vivido todo 2017 en combustión se ha dado una especie de tregua hasta después de Navidad. Pero el nuevo año comenzará con múltiples batallas abiertas y una fecha crítica en la cabeza: las elecciones legislativas de noviembre. Es ahí cuando los demócratas pretenden dar una revancha ante la inesperada victoria de Donald Trump en las presidenciales y los republicanos amarrar una mayoría en las cámaras para seguir avanzando en su agenda conservadora.

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