La expresidenta surcoreana, arrestada por corrupción

Park Geun-hye, destituida por orden judicial hace tres semanas, está acusada de delitos de soborno y abuso de autoridad

Park Geun-hye, en los juzgados de Seúl.Song Kyong-Seok (AP)

Tres semanas. Es el escaso tiempo que ha transcurrido para completar la caída en desgracia de la expresidenta surcoreana Park Geun-hye. Exactamente 21 días después de que el Tribunal Constitucional aprobara su destitución por abuso de poder y corrupción, otra corte, la del Distrito Central de Seúl, ha ordenado este viernes su encarcelamiento. Con la mirada fija en un punto en el horizonte y un gesto amargo en el rostro, esta madrugada la ...

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Tres semanas. Es el escaso tiempo que ha transcurrido para completar la caída en desgracia de la expresidenta surcoreana Park Geun-hye. Exactamente 21 días después de que el Tribunal Constitucional aprobara su destitución por abuso de poder y corrupción, otra corte, la del Distrito Central de Seúl, ha ordenado este viernes su encarcelamiento. Con la mirada fija en un punto en el horizonte y un gesto amargo en el rostro, esta madrugada la exjefa de Estado quedaba ingresada en prisión.

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Tras una audiencia el jueves en la que Park había declarado durante cinco horas para defender su inocencia, el juez Kang Bu-yeong dio la razón a los fiscales que reclamaban la prisión preventiva para la expresidenta, acusada de soborno, abuso de autoridad, coerción y filtración de secretos de Estado. “Está justificado y es necesario detenerla, pues los cargos principales están justificados y existe el riesgo de que se destruyan pruebas” si permaneciese en libertad, indica la sentencia emitida a primeras horas de la mañana.

El encarcelamiento de Park marca un nuevo hito en un escándalo de corrupción que ha monopolizado la política surcoreana en los últimos cinco meses. Park, de 65 años, es sospechosa de haber ayudado a su amiga Choi Soon-sil, apodada la “Rasputina surcoreana”, a presionar a las principales empresas del país para que entregaran fuertes sumas de dinero a cambio de favores políticos. Entre estas cantidades se encuentran 38 millones de dólares en donaciones y contratos procedentes de Samsung, el principal conglomerado surcoreano.

Choi ya ha sido arrestada y se encuentra en el mismo centro de detención en el que ha quedado ingresada Park. También ha quedado encarcelado allí uno de los hombres más poderosos del país, el heredero y vicepresidente de Samsung Electronics, Lee Jae-Yong.

Park es la tercera de los jefes de Estado surcoreanos que han ido a prisión, tras los dictadores militares Chun Doo-hwan y Roh Tae-woo, declarados culpables de corrupción en 1995. Si los tribunales confirman su culpa, la expresidenta afronta hasta diez años de prisión.

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Tras la destitución de Park han quedado convocadas elecciones para el 9 de mayo en la cuarta economía asiática. El favorito en esos comicios es Moon Jae-In, del Partido Democrático y al que la expresidenta derrotara en la convocatoria de 2012 por un amplio margen.

Desde aquellas elecciones mucho han cambiado las tornas. La opinión popular comenzó a volverse en contra de la hija del antiguo dictador militar Park Chung-hee en abril de 2014, cuando el transbordador “Sewol” se hundió costando la vida a 304 personas, la mayoría de ellos niños en una excursión escolar. La entonces presidenta tardó horas en ponerse al frente de las operaciones, sin que nunca haya quedado claro qué la mantuvo ocupada durante ese lapso.

Pero fue el descubrimiento de un miniordenador propiedad de Choi el pasado octubre lo que colmó la paciencia del público. Las fotos y documentos que contenía ponían de relieve el control que esta empresaria tenía sobre la presidenta. A partir de entonces y durante semanas manifestaciones masivas de ciudadanos reclamaron cada semana la destitución y encarcelamiento de la jefa de Estado.

Su sustituto tendrá ante sí una delicada tarea. En el norte, el régimen de Kim Jong-un ha lanzado varios misiles de medio alcance en lo que va de año y los expertos creen que prepara una nueva prueba nuclear. En el terreno interno, la población se encuentra dividida por la instalación en su territorio de un escudo antimisiles de fabricación estadounidense, el THAAD, que el gobierno actual y Washington sostienen que busca impedir un posible ataque desde Corea del Norte. Pero China y Rusia se oponen al despliegue, al considerar que ese sistema puede utilizarse contra su propio territorio. China lleva a cabo un boicot no declarado contra productos surcoreanos y viajes turísticos a ese país.

 

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