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Agua y fuego atacan el corazón de la Argentina productiva

La zona centro del país permanece afectada por incendios y tormentas que desbordan los ríos

Una imagen satelital muestra el daño provocado por el fuego.Foto: atlas | Vídeo: NASA | ATLAS

Los fenómenos producidos por el cambio climático son recibidos con sorpresa por parte de las autoridades provinciales de Argentina. Mientras tanto, las comunidades ven como a sus casas, sus vehículos, sus cultivos y su hacienda se los llevan las grandes corrientes de agua o los incendios. Esta semana, las lluvias provocaron anegamiento de caminos y aislamiento de pueblos en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, parte de lo que es la cuenca lechera más grande de Sudamérica. Además, un incendio en la provincia de La Pampa, Río Negro y extremos sur de Buenos Aires ya afecta a 800.000 hectáreas y, aunque no se lamentaron víctimas humanas, son incontables los daños a animales y campos. La producción de soja está en peligro.

El agua vuelve a condenar a Santa Fe, como ya sucedió en 2003 y en 2016. Sin embargo, las alertas llegan tarde para muchos ciudadanos que deciden autoevacuarse y dejar todos sus bienes a la deriva. Es por ello que el gobernador, Miguel Lifschitz, elevó el alerta al Gobierno nacional para ayudar a los productores, reparar caminos y rutas y posibilitar el regreso a casa de miles de familias. El mandatario provincial declaró la emergencia agropecuaria y pedirá el apoyo nacional, por el impacto económico que sufrirá la provincia, una de las más importantes regiones productoras de granos.

También en Uruguay

Magdalena Martínez

A su paso por Uruguay, el temporal dejó 17 heridos en todo el país e importantes destrozos en Montevideo, donde todavía se pueden ver árboles caídos y coches volcados por las calles. A mediodía del martes una ráfaga de viento de 134 kilómetros por hora hizo reventar las vidrieras de las tiendas de la céntrica Plaza Independencia. En el puerto, los contenedores de colores se movieron como cajas de cerillas.

Pasado lo peor y cuando todavía rige una alerta meteorológica en el país, las críticas se centran en la actuación del Instituto Uruguayo de Meteorología, que una vez más no logró prever el temporal. Las autoridades no corrigieron su advertencia color amarillo, que señala vientos de 75 kilómetros por hora, hasta pasado lo peor del fenómeno.

El año 2016 fue un año excepcional de tormentas para Uruguay y 2017 empieza con la misma situación y los mismos fallos de previsión. Los servicios de meteorología no lograron pronosticar varias turbonadas devastadoras, siendo la más grave la ocurrida el pasado 19 de abril en la localidad de Dolores (oeste).

El Instituto Uruguayo de Meteorología sostiene que carece del material tecnológico necesario para detectar los tornados y temporales, aunque también advierte que ciertos fenómenos son imposibles de prevenir.

El agua llegó hasta la ciudad de Rosario –la tercera en importancia en Argentina-, donde cayeron 130 milímetros de agua en pocas horas, provocando inundaciones en el centro de la ciudad y los pueblos aledaños. Roberto Tion, de Vialidad Santa Fe, indicó que “el 80% de las rutas están intransitables y en la ruta nacional 19 hubo 10 vuelcos en 3 horas”. “La situación es muy complicada para la provincia porque el agua no nos da tregua. No deja de llover cada semana y la zona rural está excedida de agua al punto que muchos animales se escaparon y otros murieron”, agregó.

El gobierno provincial estimó que el número de evacuados asciende a más de 500 y precisó que las zonas más afectadas son las localidades ubicadas sobre la ruta provincial 18, que va de Rosario hacia la ciudad bonaerense de Pergamino. Se trata de las localidades de: Villa Amelia, Coronel Domínguez, Acebal, Arroyo Seco, Pueblo Esther, Empalme Villa Constitución y los parajes La Vanguardia y Uranga, ubicados en los departamentos Rosario y Constitución. En la ciudad de Rafaela, la tormenta estuvo acompañada por ráfagas que superaron los 100 kilómetros por hora y provocaron voladura de techos, la caída de 300 árboles y la interrupción del servicio eléctrico.

Sin embargo, la localidad más afectada es el pueblo de Ramona, donde el 80% de su ejido permanece bajo el agua luego de que cayeran 350 milímetros de agua en 36 horas. “Hace cinco años que padecemos lluvias en abril, pero se circunscribía a la zona rural, a la parte más deprimida. Se activaba el protocolo correspondiente y las bombas, y nunca había más de cuatro o cinco casas con problemas, que ya las tenemos detectadas. Pero jamás pasó algo así: el 80% del pueblo está inundado”, dijo el jefe comunal Fabio Barbero.

Más al sur, en La Pampa y Rio Negro, la situación es acuciante, aunque con otro elemento. Los incendiodestruyeron 800.000 hectáreas de pastizales, equivalentes a más de 40 veces la superficie de la ciudad de Bueno Aires. Defensa Civil precisó que, del total de incendios producidos, un 60% se inició por rayos, un 27% por personas y el resto por causas desconocidas. En esa provincia también se perdieron cultivos y animales y debieron cerrar las rutas 22 y 154 por el humo. Es por ello que el Gobierno nacional envió un equipo de brigadistas del Servicio de Manejo del Fuego (SMF) para reforzar las tareas de combate contra el incendio forestal que afecta ese distrito del centro del país y donde ya murieron carbonizadas 2 personas. Las localidades pampeanas más castigadas por las llamas, donde el fuego ya arrasó unas 300.000 hectáreas, son Colonia La Pastoril, Algarrobo, Santa Isabel, Pichimahuida, Perú y La Adela.

La localidad de Villa Amelia, distante 15 km de Rosario, una de las afectadas por las lluvias.
La localidad de Villa Amelia, distante 15 km de Rosario, una de las afectadas por las lluvias.Télam

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