Una protesta por la tragedia de Iguala cierra horas el aeropuerto de Acapulco

La marcha estaba integrada por estudiantes, profesores y familiares de los 43 normalistas

Centenares de estudiantes, profesores y familiares de los 43 alumnos de magisterio desaparecidos el 26 de septiembre en la ciudad guerrerense de Iguala, en el sur de México, realizaron este lunes una toma simbólica del aeropuerto de Acapulco durante varias horas. La terminal aérea se encuentra situada aproximadamente a 26 kilómetros del puerto turístico por excelencia del pacífico mexicano y recibe tráfico procedente de Estados Unidos y otras ciudades del territorio nacional...

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Centenares de estudiantes, profesores y familiares de los 43 alumnos de magisterio desaparecidos el 26 de septiembre en la ciudad guerrerense de Iguala, en el sur de México, realizaron este lunes una toma simbólica del aeropuerto de Acapulco durante varias horas. La terminal aérea se encuentra situada aproximadamente a 26 kilómetros del puerto turístico por excelencia del pacífico mexicano y recibe tráfico procedente de Estados Unidos y otras ciudades del territorio nacional.

El portavoz de los padres de los estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa, Felipe de la Cruz, anunció el cierre del aeródromo en torno a las once de la mañana y no fue hasta después de las tres de la tarde que los manifestantes abandonaron las instalaciones.  

"Nadie va a entrar ni salir", afirmaba De la Cruz poco después de que la marcha irrumpiera en la terminal. Sobre las paredes, ciudadanos con el rostro cubierto y armados con palos escribieron mensajes como "Todos somos Ayotzinapa" y Peña Nieto, asesino". Las autoridades no intervinieron para contener a los manifestantes.

En otra protesta que discurrió pacífica por las calles de la Ciudad de México el pasado sábado, un grupo de radicales acabó prendiendo fuego a la puerta principal del Palacio Nacional, ubicado en el zócalo capitalino. En esa ocasión las fuerzas de seguridad tampoco actuaron para defender el inmueble, aunque más tarde se llevó a cabo un operativo para detener a los responsables.

El viernes, la Procuraduría General de la República, confirmó que según el testimonio de tres detenidos, los estudiantes fueron asesinados la noche del 26 de septiembre por sicarios del cartel Guerreros Unidos, el grupo criminal que controla la región. Los jóvenes fueron entregados después de un enfrentamiento con la policía municipal a integrantes de la banda, que los hacinaron en camionetas y los trasladaron al basurero de Cocula, una localidad situada a unos treinta kilómetros de Iguala. Allí los alumnos de magisterio fueron asesinados y quemados durante horas. En la trifulca previa con las fuerzas de seguridad murieron otras seis personas. Las investigaciones posteriores señalaron que el alcalde y su esposa, arrestados el pasado martes en una barriada del Distrito Federal después de haber estado prófugos varias semanas, fueron los encargados de dar la orden para contener a los normalistas. 

Las últimas averiguaciones de la Fiscalía no han convencido a los familiares de las víctimas, que ante la esperanza de encontrar con vida a los estudiantes, esperan el resultado de las pruebas de ADN. 

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La crisis ha provocado ya la caída del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, y ha puesto en aprietos al principal partido de la izquierda mexicana, el PRD, en el poder local y estatal. El Gobierno de Peña Nieto enfrenta también una crisis con proyección internacional que no ha impedido que el presidente emprenda estos días una gira por China y Australia.

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