El estadounidense preso en Cuba pide a Obama que se involucre en su liberación

Kerry asegura que EE UU está en contacto con la isla para lograr la excarcelación de Alan Gross, que fue detenido en La Habana hace justo cuatro años

Manifestantes en apoyo a la liberación de Alan Gross frente a la Casa Blanca.P. J. R. (AFP)

En el cuarto aniversario desde su detención en La Habana, el norteamericano Alan Gross, ha remitido una carta al presidente de su país, Barack Obama, en la que le pide que se implique de manera directa en su liberación. La Casa Blanca ha asegurado este martes que Obama está involucrado personalmente en las gestiones para su excarcelación. El Gobierno de EE UU ha tratado con el régimen cubano su puesta en libertad en varias ocasiones y el secretario de Estado, John Kerry, ha asegurado desde Bruselas que actualmente se están llevando a cabo negociaciones al respecto. El Ejecutivo de Raúl Castro ...

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En el cuarto aniversario desde su detención en La Habana, el norteamericano Alan Gross, ha remitido una carta al presidente de su país, Barack Obama, en la que le pide que se implique de manera directa en su liberación. La Casa Blanca ha asegurado este martes que Obama está involucrado personalmente en las gestiones para su excarcelación. El Gobierno de EE UU ha tratado con el régimen cubano su puesta en libertad en varias ocasiones y el secretario de Estado, John Kerry, ha asegurado desde Bruselas que actualmente se están llevando a cabo negociaciones al respecto. El Ejecutivo de Raúl Castro ha exigido a cambio la puesta en libertad de cinco cubanos condenados por espionaje, algo a lo que Washington se niega.

Gross, de 64 años, trabajaba como contratista para la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en un programa para mejorar las comunicaciones y el acceso a Internet de la comunidad judía cubana cuando el 3 de diciembre de 2009 fue detenido por el régimen castrista, dos años después era condenado a 15 años de prisión. En los cuatro años que lleva encarcelado en la isla la salud de Gross se ha resentido. En mayo, las autoridades de la isla permitieron que su médico particular pudiera visitarle.

“Para mí está claro que sólo con su intervención personal puede asegurarse mi puesta en libertad”, le pide Gross al presidente Obama en su carta. “Sé que su Administración y otras anteriores han hechos muchos esfuerzos para obtener la excarcelación de otros estadounidenses prisioneros en el extranjero -incluso algunos que ni siquiera estaban trabajando en interés de este país. Le pido que adopte alguna decisión para asegurar mi salida, por mi propio interés y por el de mi familia”.

El lunes, el Departamento de Estado volvió a exigir al Gobierno de Cuba la liberación de Gross. A finales de noviembre, un grupo de 66 senadores, liderados por Patrick Leahy, remitió a Obama otra carta en la que le pedía que “adoptara los pasos necesarios” para garantizar su excarcelación. “Con todo mi respetos, creo que mi Gobierno, al que estaba sirviendo cuando comenzó esta pesadilla, me ha abandonado”, se queja Gross en su misiva.

La detención del contratista provocó la congelación de la política de apertura hacia la isla que Obama había puesto en marcha al llegar a la Casa Blanca. Este martes, su portavoz, Jay Carney, ha insistido en que el encarcelamiento de Gross “supone un impedimento para unas relaciones más constructivas con Cuba” y ha instado, de nuevo, a que permita que el estadounidense regrese a EE UU. En abril de 2012, Cuba reiteró que la única posibilidad de que el contratista salga de la isla es a cambio de la puesta en libertad de los llamados Cinco de Cuba, un intercambio que Kerry ha insistido en que no es viable.

Este verano, Leahy encabezó una delegación de miembros del Congreso a la isla y se entrevistó con Castro para abordar, entre otros, el asunto del contratista. Un año antes, el senador demócrata tuvo la oportunidad de visitar a Gross en la cárcel. En 2010, el actual secretario de Estado, John Kerry, también trató con el ministro de Asuntos Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, la situación del ciudadano estadounidense.

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El año pasado, la familia de Gross interpuso una demanda contra el Gobierno de EE UU en el que le reclamaba una compensación económica de 60 millones de dólares alegando que no se le había informado ni preparado debidamente para afrontar los riesgos que suponía realizar misiones en el extranjero. En mayo, un juzgado federal desestimaba la demanda. Este martes, su esposa, Judy, ha iniciado una vigilia frente a la Casa Blanca para tratar de convencer al presidente de que se involucre en la liberación de su marido.

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