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La Hispanidad y su reina latina posmoderna

Estamos inmersos en una increíble paradoja política: la izquierda defiende los derechos de los migrantes, pero la derecha e Isabel Díaz Ayuso triunfan entre la inmigración latinoamericana

Pero ¿quién es esa? El mote político de la presidenta de la Comunidad de Madrid era, hasta hace tres días, perfecto y conocido por todos: Israel Díaz Ayuso. Pero esta mujer se recicla al ritmo de la actualidad y descubro que el nuevo apodo de moda es Isabel Díaz de Ayacucho. No está en ningún grafiti sino que se mastica en los pasillos de Génova 13 entre los barones más críticos con su populismo latino. De este último alias me he enterado en un espléndido texto de Álvaro L. Pajares para Sustrato, un medio emergente que les aconsejo seguir. El mote es bueno y vendría a explicar por qué ...

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Pero ¿quién es esa? El mote político de la presidenta de la Comunidad de Madrid era, hasta hace tres días, perfecto y conocido por todos: Israel Díaz Ayuso. Pero esta mujer se recicla al ritmo de la actualidad y descubro que el nuevo apodo de moda es Isabel Díaz de Ayacucho. No está en ningún grafiti sino que se mastica en los pasillos de Génova 13 entre los barones más críticos con su populismo latino. De este último alias me he enterado en un espléndido texto de Álvaro L. Pajares para Sustrato, un medio emergente que les aconsejo seguir. El mote es bueno y vendría a explicar por qué Ayuso podría conseguir la mayoría absoluta en Madrid gracias al voto migrante (latinoamericano) a pesar de su discurso abiertamente racista.

Algo está haciendo Isabel Díaz Ayuso muy bien o la izquierda muy mal respecto del más de un millón de latinoamericanos censados en la comunidad. Así, Ayuso rentabiliza el Día de la Hispanidad mientras buena parte de la izquierda se moviliza contra los fastos del 12 de octubre a través de un discurso riguroso, decolonial y antirracista que no suma votos. Y cuanto más fuerte es el grito decolonial, mayor es la inversión de Ayuso en su fiesta de la Hispanidad. Este año firma un festival hiperbólico que interpela y seduce al conservadurismo español y a muchos de los latinoamericanos de la comunidad. Del desfile militar hemos llegado a un festival indie con encuentros gastro, arte indígena, folclore, danza… Sale caro pero permite sostener un discurso reaccionario y que Ayuso se vista de latina posmoderna.

Díaz Ayuso es, como sabrán, una política que abandera un discurso racista y antiinmigración. Ha pedido el cierre de los centros de asilo y la repatriación de menores no acompañados, se ha referido a estos niños como “manadas” y a las personas migrantes como las que “deambulan sin oficio ni beneficio”. Sigue hablando con orgullo de “la conquista de América” y recordó al papa Francisco que “España llevó la civilización y la libertad a América”; el pontífice se había pasado de rojo en su análisis decolonial. Ella hace y dice cosas muy fuertes, y luego llena Colón con Gloria Estefan y los tambores de una tierra santa suenan a otro triunfo de Ayuso en Madrid (con sabor a arepas).

Y así es como se produce la increíble paradoja. Que la izquierda defiende los derechos de las personas migrantes, en tanto derechos universales, y pelea por una memoria más justa, mientras que la derecha triunfa entre la inmigración latinoamericana con un discurso antiinmigración pero tan evangelizador como el de los primeros españoles en América. Por eso se dirige a una comunidad de votantes latinoamericanos que abrazan la cultura nacional católica, la defensa de la familia, el clasismo (esencial para los latinos que se reparten Madrid a cachos) y el machismo. Una estrategia racista y depurada que permite a Ayuso acusar al Gobierno de “fomentar la inmigración irregular masiva” y declarar que “un argentino o un venezolano en Madrid no es un inmigrante. Será por una cuestión legal de papeles, pero no lo es, a ningún efecto”. Ella cambió los derechos humanos de las personas por los derechos que se derivan de los valores de algunas personas. Y lo ha hecho bailando bachata, sumando votos y bebiendo cerveza. Que el Dios de la izquierda nos conserve a Feijóo y feliz día de la Ayusidad.

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