El trauma de tener un hijo deseado
Es tan falso el síndrome posaborto como pensar que la maternidad es el único destino de las mujeres
Todo el mundo sabe que no existe un trauma posaborto y que el bulo de Vox y PP no va a tener consecuencias sobre los derechos de ninguna mujer que decida abortar en España. Sin embargo, ...
Todo el mundo sabe que no existe un trauma posaborto y que el bulo de Vox y PP no va a tener consecuencias sobre los derechos de ninguna mujer que decida abortar en España. Sin embargo, la mentira sí cumple con el objetivo de ejercer violencia efectiva sobre todas las mujeres. Así, el trauma posaborto se afana en salvaguardar una sola vida: la de “la mujer fuera del trauma”. ¿Y qué mujer vive fuera del trauma? La que da a luz, claro está, tanto si desea su embarazo como si no. Y así es como el bulo no solo ataca un derecho sino que impone la exigencia de la maternidad como destino y no como deseo. Un poco como le pasó a la Virgen María, que se preñó sin querer y nos dio ejemplo a todas.
Está tan extendida la propaganda machista sobre la maternidad que en el momento de tener un hijo una podría no estar segura de si desea maternar o si desea realizarse como mujer, es decir, ser una mujer fuera del trauma, que en ideología machista significa ser una mujer con hijos. Como madre y como mujer que ha abortado, creo que conviene recordar todos los días que la maternidad no es un destino, que la realización de una mujer no tiene por qué pasar por su maternidad, que no existe ninguna relación entre la maternidad y la felicidad. Y que el trauma (la herida) es lo propio de la vida, de las madres y de las no madres, de las mujeres que hemos abortado y de las que no. La maternidad nunca debiera entenderse como una forma de evitar el trauma personal. Porque, de hecho, la maternidad es traumática, tanto como lo es la vida en todo su esplendor.
Se inventa Vox que interrumpir un embarazo puede causar depresión, alcoholismo o anorexia. Y aunque la ciencia lo desmiente, queda sembrada la duda razonable. Una duda que camina de la mano de otra mentira más grande e invisible, la de que no existen las madres arrepentidas, la mentira de que la maternidad es solo motivo de realización personal, de que no hay trauma alguno en el deporte de riesgo extremo que supone ser madre. Esta idealización despoja a la maternidad de toda su violencia (obstétrica, identitaria, económica, social…) y es una losa que cargamos las mujeres desde que nos regalan la primera muñeca para cuidar. Todo el mundo aceptaría que el amor sin medida no es saludable salvo en un caso, el de las madres, a quienes no se nos concede ni el derecho a la herida (trauma), ni a la cicatriz que deja ese flechazo que supone un hijo y que lo cambia todo para siempre.
Por eso recomiendo a PP y Vox que activen una campaña urgente para informar a las madres que siguen adelante con sus embarazos deseados de los traumas que enfrentarán después de parir y de las políticas que les tienen preparadas para superarlos. Que expliquen bien la depresión posparto (sin asistencia en salud mental), el agotamiento crónico (sin la conciliación necesaria), la precariedad (sin viviendas donde criar, ni guarderías ni espacios públicos para jugar), la desprofesionalización (que discrimina a las madres) y la peligrosa ira maternal. Y, sobre todo, que adviertan del trauma evitable que supone el control que la derecha pretende ejercer sobre los cuerpos de las mujeres, de la violencia de sus discursos y las mentiras de sus informaciones. Dejadnos decidir en paz.