Genialidad, locura o ironía: Nicolas Cage, el actor más desconcertante de su generación (y de cualquiera)

Hablamos con los autores de ‘Las 100 primeras películas de Nicolas Cage’, un repaso ilustrado a la filmografía completa de un actor que ha sido intérprete de culto, ganador de un Oscar, héroe taquillero y meme andante, todo en menos de cuatro décadas

Nicolas Cage, rodeado de fans en el Festival de Sitges Film Festival en 2018.Robert Marquardt (Getty Images)

Varias mansiones encantadas. Cabezas reducidas de pigmeos. Una tumba con forma de pirámide. Un tiburón. Un cráneo de dinosaurio (devuelto a petición del gobierno de Mongolia). Son solo algunas de las posesiones que el actor Nicolas Cage (California, 1964) acumuló en los años de bonanza, pese a las advertencias de su contable sobre el delicado estado de sus finanzas. Hasta que, de pronto, en 2009, la Hacienda estadounidense reclama ...

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Varias mansiones encantadas. Cabezas reducidas de pigmeos. Una tumba con forma de pirámide. Un tiburón. Un cráneo de dinosaurio (devuelto a petición del gobierno de Mongolia). Son solo algunas de las posesiones que el actor Nicolas Cage (California, 1964) acumuló en los años de bonanza, pese a las advertencias de su contable sobre el delicado estado de sus finanzas. Hasta que, de pronto, en 2009, la Hacienda estadounidense reclama al ganador del Óscar por Leaving Las Vegas el pago de una deuda millonaria, el contable es despedido y Cage comienza una cruzada para reunir el dinero, lo que, en esencia, se traduce en forzar la máquina, incrementar un ritmo de producción de películas ya por entonces bastante alto y empezar a aceptar casi cualquier proyecto que le ofrezcan, de manera supuestamente temporal.

Su caché se hunde, pero la leyenda crece. Los vaivenes de la filmografía de Nicolas Cage se van volviendo más y más salvajes, a la vez que surge un renovado interés en su figura, sus estilismos capilares y su excéntrica vida personal. Los antiguos memes de Chuck Norris van viéndose desplazados por vídeos recopilatorios de las actuaciones más viscerales del intérprete, gifs de sus gesticulaciones y merchandising con su cara en sábanas, cojines, sudaderas o ropa interior. En medio de este fenómeno, un estudiante de Comunicación Audiovisual, Torïo García (Elche, 33 años), en pleno visionado intensivo de las películas de Cage con su compañero de piso, lanza su particular contribución: la NicCagepedia, primero una página de Facebook con noticias y curiosidades de la estrella, luego una cuenta de Twitter, después un blog y, finalmente, un fanzine de seis números —el último, publicado en marzo— donde se acaban dando cita decenas de escritores e ilustradores con la admiración por el actor como denominador común. Porque nada de esto es una broma. “Yo nunca he sido fan irónico”, deja claro García a ICON.

El dibujante Paco Alcázar (Cádiz, 50 años), tampoco. Colaborador de Cinemanía, de El Jueves hasta 2014 y de la ya extinta revista satírica Orgullo y Satisfacción, Alcázar decidió ver, por gusto, todos los trabajos de Nicolas Cage y se obsesionó hasta el punto de empezar a someter a amigos a peroratas de varias horas sobre sus interpretaciones. Entre esos amigos estaba Manuel Bartual, editor de Astiberri, a quien acaba planteando la idea de publicar un libro a modo de guía exhaustiva de la carrera completa de Cage, con fichas de cada película y un retrato del actor en cada una de ellas. Seguidor de la NicCagepedia, Alcázar contacta a Torïo García para realizarlo juntos. El libro, titulado Las 100 primeras películas de Nicolas Cage, es ahora una realidad y se publica el 15 de abril bajo el sello ¡Caramba!, de Astiberri.

Holly Hunter y Nicolas Cage en una escena de 'Arizona Baby', donde fueron dirigidos por los hermanos Coen.Sunset Boulevard (Getty Images)

Pero antes de llegar al actor inclasificable del presente, recordemos un poco de la gloria del pasado. Nicolas Cage tiene un Oscar por Leaving Las Vegas (1995), pero también algo mejor: una serie de películas conocidas por varias generaciones, ya sea por su enorme popularidad en taquilla o por su estatus de culto entre fans y crítica en los ochenta y noventa. Peggy Sue se casó, Arizona Baby, Hechizo de Luna, Corazón salvaje, Luna de miel en Las Vegas, La Roca, Cara a cara, Con Air... Hay pocos actores con una filmografía tan variada y recordada. “La acumulación de películas de Nicolas Cage te hace darte cuenta de que es un autor, no un actor cualquiera, de que hay algo con más enjundia detrás de todo lo que hace”, explica Alcázar a ICON por videoconferencia. “Verlo solamente desde el ángulo de la ironía se queda muy corto. Merece una atención como fenómeno extraño dentro del mundo de la interpretación”.

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En el libro, los autores sostienen que la filmografía de 100 películas que repasan íntegramente (hasta Jiu Jitsu, estrenada en 2020 y título nº 100 del actor, del que se prevé que lleguen otras cuatro nuevas películas a lo largo de este año) convierte a Cage en “un género que él ofrece a sus seguidores, con una continuidad que otros actores no tienen”. Algo que le relaciona con el cine clásico, cuando el motivo principal para ir a ver una película no era el argumento, sino la estrella. Y no para de ofrecer nuevas entregas, pese a que, en teoría, ya tiene atajados sus problemas con el fisco. “Tengo la sensación de que se le ha olvidado cómo vivir la vida normal, entonces solo puede estar rodando todo el rato”, señala García.

Paco Alcázar ha llegado a dibujar, estima, “miles de veces” la cara del actor durante el proceso de elaboración del volumen. “Los 100 retratos en las películas eran mi reto, mi gran objetivo como dibujante. Yo soy muy mal caricaturista así que tenía un interés un tanto masoquista, porque debía luchar contra mis propias y enormes carencias. Me he visto casi en la misma tesitura que Nicolas Cage como actor”, bromea. “Él tampoco es un actor natural, él tiene que mentalizarse y hacer todo ese rollo chamánico [en referencia al Nouveau Shamanic, método creado por Cage a través del que invoca, siente y experimenta a sus personajes, en lugar de interpretarlos], porque tiene unas limitaciones grandes, necesita esforzarse. Los resultados, como los suyos, a veces están bien y a veces hacen que te preguntes si va en serio”.

Portada del libro 'Las 100 primeras películas de Nicolas Cage', con varios 'Nicolas Cage' en portada interpretando los diferentes papeles a los que ha dado vida en su larga e inclasificable carrera.Astiberri

“Es un tipo que disfruta totalmente actuando, siempre se comporta como si estuviera haciendo la película que le dará otro Óscar”, opina Alcázar. “Y se lo toma con una seriedad de la que muchas veces el público no es consciente. Rompe con una concepción de la interpretación cinematográfica norteamericana, que es el naturalismo. A partir de Marlon Brando, los actores intentan ser realistas y viene toda esa generación de Pacino o De Niro, que quieren resultar creíbles y parecer humanos. Nicolas Cage no quiere parecer un ser humano normal, él pretende hacer interpretaciones basadas en lo extremo, teatrales. Te dice: ‘Soy un actor y estoy actuando’. Esto, en el cine comercial, nadie antes ni después lo ha hecho”.

“Experimentar” y “evolucionar hacia el futuro de la actuación” fueron, precisamente, dos ideas lanzadas por Cage hace justo 25 años en su discurso de agradecimiento por el Óscar, frente a un patio de butacas dividido entre los que decidieron levantarse a aplaudirle y los que no. Mientras el cineasta David Lynch, que dirigió al intérprete en Corazón salvaje, se ha referido a él como “el músico de jazz de la interpretación estadounidense”, su compañero de gremio Sean Penn le criticó al considerar que no se trataba de un actor, sino de “alguien que hace performances”. “Siempre ha sido extravagante con su filosofía de actuación y le miran con cierta condescendencia por eso, pero ha demostrado que puede hacer personajes con un arco muy amplio. Todo este rollo de Internet al final le ha venido bien, porque se ha convertido en un icono moderno. Los chavales conocen a Nicolas Cage, pero no saben quién es Sean Penn. Esto le ha dado una fuerza curiosa a su carrera, porque es capaz de conectar con un público al que nunca se ha dirigido”, cree Paco Alcázar.

Los dos autores coinciden en que la obra que han publicado probablemente no existiría sin el fenómeno del actor en Internet y, de hecho, antes de entrar a fondo en las 100 películas, dedican varios apartados a los aspectos más populares de la mitología que le rodea. Entre ellos, como no podía ser de otro modo, sus controvertidos peinados en películas como Con Air (Convictos en el aire), Next o Bangkok Dangerous, a cuyos principales responsables el fundador de NicCagepedia se ha encargado de buscar con nombres y apellidos para hacerlos constar en el libro. “Hay un momento, hacia la última parte de su carrera, que el equipo de maquillaje y peluquería está más definido y es siempre el mismo”. No es la única sorpresa que se han encontrado revisando créditos. “Para él parece ser importante el buen rollo, por eso hay gente con la que repite mucho”, apunta Alcázar. “Ha hecho mogollón de películas infames con directores que no eran directores, sino jefes de especialistas en alguna película de acción. Entonces él debe de pensar: ‘¿Con ese tío? ¡Claro que sí, que me dirija, que me cae muy guay!’ y se va con un hombre que no ha dirigido nada en su vida, cosa que se nota en el resultado”.

Nicolas Cage y el actor Jony Jaa posan durante una rueda de prensa de la película de acción 'Jiu Jitsu' en Nicosia (Chipre) en julio de 2019.IAKOVOS HATZISTAVROU (Getty Images)

Y Nicolas Cage, ¿cómo lleva esto de los memes? “Le costó entender la gracia, porque él se toma muy en serio a sí mismo. Pretende ser el mejor actor del mundo y, bueno, tiene el Óscar. No se ve como un bufón. Sentía que esos memes eran una caricatura de lo que él hacía, que se le estaba deformando. Pero el fenómeno le ha ayudado en un momento muy difícil de su carrera y creo que ahora piensa distinto”, reflexiona Paco Alcázar. García considera que “la prueba definitiva” de que a Cage le ha acabado gustando la parodia es que haya aceptado interpretarse a sí mismo en The unbearable weight of massive talent (en español, El insoportable peso del talento descomunal), película rodada durante el pasado año que sigue su intento de rescatar a su esposa y a su hija de las garras de un narcotraficante que adora sus películas en la que participa, en su primer papel en inglés, Paco León. Para Alcázar, “hacia Nicolas Cage siempre hay una especie de admiración, que a veces puede ser irónica, pero nunca insultante. Hay una honestidad muy grande en lo que hace y eso hasta la gente a la que no le gusta lo nota. Él, en los encuentros con fans, se ha dado cuenta de que la gente le quiere por eso”.

La inmersión en la vida y obra del sobrino de Francis Ford Coppola, que cambió su apellido por Cage para disipar cualquier sospecha de nepotismo, ha llevado a los autores del libro a sentirse incluso psicológicamente cerca de él. “Supongo que a los biógrafos les pasará algo parecido, que se documentan tanto sobre alguien que acaban empatizando. Si entrara ahora aquí Nicolas Cage, parecería un extraño, pero también un amigo”, cuenta Paco Alcázar. Por su parte, García descarta que Cage haya construido un personaje de sí mismo: “Su vida es excéntrica, pero él es de verdad así. Diría incluso que es lo contrario a un personaje, él convierte a los personajes en Nicolas Cage”.

“Cage irradia un elemento vulnerable. Una cierta falta de convicción mezclada, sin embargo, con una pasión épica. Nic nos puede parecer ridículo, pero lo amamos porque nosotros también somos ridículos”, declaran García y Alcázar en el prólogo de un libro donde, también, se pide al lector comprometerse a adquirir la posible secuela, Las 100 segundas películas de Nicolas Cage. “Torïo y yo queremos seguir haciendo fichas por nuestra cuenta de las películas que vayan saliendo. No sé si las publicaremos en redes. Ya nos hemos picado y seguiremos hasta que muera uno de los tres”.

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