¿Qué podemos esperar del ‘biopic’ de Robbie Williams interpretado por un mono digital?
El cineasta Michael Gracey ha recibido luz verde para dirigir una cinta que parece tan extravagante como arriesgada: una biografía del exmiembro de Take That en la que le dará vida un simio hecho con efectos especiales
La carrera de Robbie Williams (Stoke-on-Trent, Reino Unido, 1974) podría próximamente dar un inesperado vuelco mediático. El portal Deadline publicó recientemente que el australiano Michael Gracey, director de El Gran Showman, iba a acudir a principios al Festival I...
La carrera de Robbie Williams (Stoke-on-Trent, Reino Unido, 1974) podría próximamente dar un inesperado vuelco mediático. El portal Deadline publicó recientemente que el australiano Michael Gracey, director de El Gran Showman, iba a acudir a principios al Festival Internacional de Cine de Berlín con el objetivo de firmar diversos preacuerdos con varias productoras y distribuidoras que apoyasen financieramente su nuevo proyecto: una película biográfica del cantante británico que llevará por título provisional Better man (’Un hombre mejor’, título de una de sus más célebres canciones). Al parecer, su estancia relámpago en la capital alemana ha resultado de lo más fructífera, por lo que todo apunta a que este verano arrancará el rodaje de esta superproducción estimada en 100 millones de dólares.
A falta de conocer más datos, lo más obvio por el momento es que Michael Gracey no tiene intención de dirigir algo similar a Bohemian Rhapsody o Rocketman, pues parece confirmado que un mono generado por ordenador (CGI) será quien encarne al propio Williams. Ha leído bien: un mono. ¿Podríamos estar ante la nueva Cats? El cineasta, que anteriormente trabajó en el estudio digital australiano de animación y efectos visuales Animal Logic, confía en su instinto. “Quiero hacerlo de una forma realmente original. Recuerdo ir al cine cuando era niño y había películas que me dejaban boquiabierto y, mientras estaba sentado en la sala, me hacían pensar: ‘Nunca he visto nada como esto’. Quiero que el público tenga esa misma sensación. Es muy importante que, cuando vean la historia, piensen justo eso. Todo lo que puedo decir es que el enfoque es alto secreto, pero el objetivo es generar esa sensación que acabo de describir”, afirmó en el artículo publicado en Deadline.
Lo del mono podría tener su origen en aquel tema de Williams Me And My Monkey, que en 2002 formó parte del álbum Escapology. En la canción, el británico se valía de la figura del primate para representar su notoria adicción a la cocaína. Por entonces consideraba dicha sustancia su única aliada fuera de los escenarios. Cinco años más tarde, el cantante entró en una clínica de desintoxicación.
Otro punto que aún está por verse es si el director recurrirá a un actor de carne y hueso (no tiene por qué ser Williams) para registrar sus movimientos y transferirlos a un modelo generado por ordenador mediante la técnica del mocap. O, por el contrario, se decantará por crear un personaje animado digitalmente. Gonzalo Carrión, director general de El Ranchito, empresa española dedicada a los efectos visuales que cuenta con ocho Goya y un Emmy en su haber por su participación en Juego de tronos, opina: “Independientemente de si el modelo CGI ha surgido de un actor real o es un personaje creado 100% digitalmente, hay que animarlo, y eso supone que hay una interpretación. Eso lo puede hacer el propio actor mediante captura de movimiento o un animador dando vida a dicho personaje. En ambos casos es una interpretación artística”. Carrión prosigue: “Las ventajas del actor son la inmediatez, la frescura y la improvisación. Un rodaje está vivo y nunca sabes con qué te vas a encontrar, por eso un actor puede aportar muchas cosas. En animación tradicional tardas mucho tiempo en generar una interacción, y eso hace que pierdas la energía del momento y la improvisación”.
El director y guionista Marc Crehuet, quien en estos momentos está trabajando en la posproducción de Espejo Espejo y está acostumbrado a lidiar con intérpretes de carne y hueso, opina del proyecto: “No me parecería mal hacerlo sin actores, porque es un sistema que puede funcionar y ser muy expresivo. Para los que dirigimos es más fácil tener un actor y poder marcarle la expresividad que quieres, pero todo dependerá del aspecto estético que estén buscando”.
La conquista de América
Sobre el papel, sin duda, la apuesta es arriesgada. A diferencia de Freddie Mercury o Elton John, cuyas vidas fueron recientemente llevadas con éxito a la gran pantalla, Williams no es precisamente una figura de alcance global. Es una gran estrella en Europa y Asia, pero nunca logró aterrizar en el que todavía es el mercado musical más grande y codiciado del mundo: Estados Unidos.
El sello EMI se negó a publicar en tierras estadounidenses sus primeros trabajos en solitario tras abandonar Take That, aquellos Life Thru a Lens y I’ve Been Expecting You que arrasaron en el Viejo Continente en 1997 y 1998, respectivamente. Por el contrario, Capitol Records, su discográfica al otro lado del charco, prefirió editar en 1999 un recopilatorio llamado The Ego Has Landed que aglutinaba las mejores piezas de esos dos discos. Aquel mismo año se embarcó en una gira de 25 fechas que le llevó a ciudades como Los Ángeles, San Francisco o Nueva York. El disco tuvo unas ventas discretas y demostró que, por algún motivo, a los estadounidenses no les interesaba demasiado aquel chico inglés. Williams tuvo que esperar hasta 2019 para volver a actuar en Estados Unidos. Fue en una residencia en Las Vegas de 16 conciertos.
“Estoy muy contento de decir que tengo una carrera exitosa en todos los demás lugares. Estados Unidos es un país enorme, implica mucho trabajo. Y también implica lamer muchos culos y estar de gira durante años. Solía trabajar mucho y eso me hizo enfermar. Me niego a volver a trabajar tanto. Así que, si el éxito llega en EE UU haciendo muy poco, entonces, genial. Pero si no es así, no pasa nada”, declaró en 2003 a la MTV. De todos modos, recientemente ha verbalizado que, de alguna u otra manera, se arrepiente de no haber puesto algo más de su parte. Sobre todo, teniendo presente que desde 2006, cuando conoció a la que se convertiría en su esposa en 2010 y la madre de sus cuatro hijos, la actriz y modelo Ayda Field, ha pasado más tiempo viviendo en California que en el Reino Unido. “Simplemente pensé en no promocionar nada, ir a vivir allí, ser anónimo y disfrutar del botín que había conseguido. Me ofrecieron cosas bonitas y las rechacé. Ahora me digo: ‘Debería haber hecho eso”, manifestó el pasado diciembre en el programa The Jonathan Ross Show.
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