“Son dos señores perdiendo relevancia”: así luchan Drake y Kendrick Lamar la “guerra civil del rap”

Uno es un artista comprometido dueño de un Pulitzer y el otro supera en números uno a Michael Jackson. Desde hace meses su rivalidad se rapea en canciones que han tomado sus propios rehenes en forma de grandes figuras de la industria

Drake y Kendrick Lamar, las dos grandes figuras (y rivales) de la música urbana.Getty Images / Pepa Ortiz (Collage)

El beef, la batalla, la tiradera. Hay varias formas de llamar a un enfrentamiento entre dos artistas de música urbana a través de las canciones. La confrontación en el rap va casi ligada a sus inicios, cuando en la década de los ochenta Roxanne Shante, a sus 14 años, se convirtió en la primera rapera en originar una disputa directa en el género. Cuarenta años despu...

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El beef, la batalla, la tiradera. Hay varias formas de llamar a un enfrentamiento entre dos artistas de música urbana a través de las canciones. La confrontación en el rap va casi ligada a sus inicios, cuando en la década de los ochenta Roxanne Shante, a sus 14 años, se convirtió en la primera rapera en originar una disputa directa en el género. Cuarenta años después, tirar beef sirve aún para competir entre dos o varios artistas y ganar un poco de atención de medios, seguidores e industria. Durante el último mes ha habido uno en particular que ha agitado a todo el sector. La revista de música Billboard la ha llamado la “guerra civil del rap” en un titular reciente. La lucha envuelve a dos de los mejores intérpretes del panorama urbano internacional: Drake y Kendrick Lamar.

Los artistas son dos superventas mundiales. En su palmarés pueden presumir de premios Grammy o Billboard, de ser cabezas de cartel de multitud de festivales, atesorar decenas de discos de platino y de superar los 60 millones de oyentes mensuales en plataformas como Spotify. Drake supera a Lamar en números, con 80 millones de oyentes, pero Lamar tiene algo que no tiene ni Drake ni casi nadie: el premio Pulitzer en 2018 por la composición de su álbum Damn, un hito que lo convirtió en el primer compositor de música popular en conseguir el galardón y que elevó al rap a una dimensión superior.

La crítica considera de forma casi únánime a Lamar como el mejor rapero de su generación. Si la música urbana se cuela hoy entre los géneros más escuchados del mundo, se debe a artistas como ellos. Pero tener talento no significa llevarse bien con tus compañeros de sector. De hecho, en artistas así de grandes, la competencia solo añade brillo al mito.

Al principio fueron tres

Kendrick Lamar y Drake colaboraron hace más de 12 años en canciones como Poetic Justice, pero tras ello nunca se llevaron demasiado bien, como dejaron entrever en varias entrevistas.

Los dos tienen una visión del arte diferente. Drake busca ser una superestrella del hip pop, una figura tan popular como Michael Jackson, a quien de hecho el canadiense ya ha superado en números 1 en la influyente lista de sencillos Hot 100 de Billboard en EEUU. En cambio, Lamar busca trascender con un mensaje, más allá del éxito comercial. El rapero originario de Compton (Los Ángeles) habla de antirracismo y denuncia la desigualdad social.

Durante años, el fenómeno fan estuvo especulando con la rivalidad entre ambos a raíz de crípticos mensajes en sus canciones. Sin embargo, esa “guerra civil” de la que habla la revista Billboard explotó hace un mes cuando otras dos superestrellas del género —el intérprete Future y el productor Metro Boomin— invitaron a Lamar a colaborar en uno de los trabajos más esperados del rap: We don’t trust you (No nos fiamos de ti), que da nombre a una canción y también a un álbum. Lamar colaboró también en la canción Like That, número uno en diversas plataformas de streaming.

“Say, it’s a lot of goofies with a check” (Digamos que hay muchos tontos con el check azul), dice Lamar en la canción a Drake y a J Cole, haciendo un juego de palabras canino en referencia al último álbum de estos dos juntos, For All the Dogs. En su álbum, J Cole dijo que él, Drake y Kendrick Lamar eran los tres mejores del rap, hablando de “big three” (los tres grandes). Pero respondió Lamar: “Motherfucker big three, it’s just big me” (que le den al big three, grande solo soy yo). El de Compton quiere distanciarse del resto. “Prince outlived Mike Jack [Prince sobrevivió a Michael Jackson”, dice Lamar en referencia a Drake, evidenciando que la apuesta arriesgada, política y social de Prince triunfó a la vez que el pop ultracomercial de Jackson.

Metro Boomin en un desfile de Tom Ford en 2018.Roy Rochlin (Getty Images)

Por supusto, Lamar ha obtenido réplica. 7 minutes drill fue el tema que publicó J Cole hace tres semanas respondiéndole en su EP Might delete later (Quizá lo borre después). Insinuaba que la carrera de Lamar había “ido a peor como Los Simpsons”. Pero, haciendo honor al título del EP tardó poco el eliminar la canción de las plataformas. J Cole se rindió pronto . Apenas tres días después de subirla, el estadounidense nacido en Alemania borró su canción y pidió disculpas. “Es la mierda más tonta que he hecho en 10 años de carrera”, confesó ante el público del festival Dreamville a principios de abril y añadió que se sintió mal después de subir el tema. “¿Cuántas personas creen que Kendrick Lamar es uno de los mejores raperos del mundo?”, se cuestiona Cole a la vez que alza la mano ante el público del festival de música celebrado en Carolina del Norte. Para muchos raperos y espectadores, eso eliminó a Cole de la competición de los supuestos “tres grandes”. Así, solo quedaron dos.

De la competición al patio de colegio

Como en todas las grandes rivalidades, se generan bandos. Inevitablemente, Metro Boomin y Future —con quien Drake acumula más de 30 temas— ya se habían posicionado a favor de Lamar. Pero como si toda la escena de música se la tuviese guardada al canadiense, empezaron salir sapos. En una nueva maqueta, We Still Don’t Trust you, otros como A$AP Rocky, The Weeknd, de nuevo con Metro Boomin y Future, aprovecharon para meterse con Drake en sendas colaboraciones. Pero también hubo quien no necesitó hacerlo en grupo. El examigo de Drake, Rick Ross, habló el 15 de abril en Champagne Moments de una supuesta cirugía de nalgas del artista. Kanye West aprovechó el momento para volver a desacreditar al artista con un remix de Like That. La sensación recuerda a la de un patio de colegio, cuando unos cuantos se suman a la burla de quien pierde en un juego.

Le tocó a Drake responder. Push ups fue publicada el 19 de abril y en ella rapena. “Nunca podría ser el fan número uno de nadie. Tu primer número uno, tuve que ponerlo en tu mano. No podéis conseguir contratos fuera de Estados Unidos ni por asomo”, inicia Drake la canción, de nuevo, haciendo referencia a sus éxitos únicos como rapero y, en cierto sentido, en que para conseguir un número uno —los de Future son solo en colaboraciones con él— tienen que hablar de él. “¿Qué coño es esto, un veinte contra uno?”, se cuestiona. “Metro, cállate y haz unos beats”, deja de recado a quien ha sido también su productor. Drake también se mete con la baja estatura de Lamar y le pide que suelte “la bomba nuclear de la que habla” en Like That.

El rapero J. Cole durante una actuación en Atlanta en 2023.Paras Griffin (Getty Images)

Kendrick aún no había respondido cuando Drake publicó un segundo tema: Taylor made freestyle. En él, especulaba que Lamar no había publicado nada para no eclipsar el lanzamiento del nuevo álbum de su amiga Taylor Swift. En ella también utilizaba voces generadas mediante Inteligencia Artificial del difunto 2Pac y de Snoop Dogg, criticando una supuesta cobardía de Kendrick Lamar, ya que los tres son de la misma zona de Los Ángeles y Lamar siempre ha reivindicado esa costa oeste estadounidense. ¿Es ético publicar una canción con la voz imitada de alguien difunto? “Es complicado hablar de ética en medio de un beef. El enfoque ligero y cómico de Drake le queda muy bien frente al ceño fruncido de Kendrick Lamar, pero se me hace un poco ridículo poner a grandes leyendas de California a burlarse de la nueva leyenda del rap californiano. Es una jugada forzada”, valora sobre el uso de la IA el periodista especializado en música urbana Santiago Cembrano a ICON. A Drake no le salió bien del todo la jugada: después de que los herederos de Tupac amenazasen con una demanda, retiró el tema de las plataformas y de sus redes sociales.

Si bien abril de 2024 ha sido un mes histórico en cuanto a crueldad e impacto del beef en el rap estadounidense, no parece que vaya a alcanzar la escalada de violencia de hace décadas. Por muchos sonidos de explosiones que introduzca Metro Boomin, del lenguaje bélico o de la “bomba nuclear” de Drake, para periodistas como Alphonso Pierre, de Pitchfork, la disputa se quedará en canciones y no alcanzará el nivel de violencia que acabó con la vida de raperos como 2Pac o Notorious BIG, asesinados por bandas de gánsters. “Muchos hombres ricos discutiendo”, titula el periódico británico The Guardian en análisis sobre toda la repercusión alcanzada.

Pero tras dos temas Kendrick Lamar no iba a quedarse callado. En la víspera del día del trabajador y justo 15 días después de la primera respuesta de Drake, Lamar ha respondido. Euphoria es el nombre de la canción en la que el californiano ataca por varios frentes al que quiere ser la nueva estrella del pop mundial. El título podría ser la primera bala: Drake es productor ejecutivo de la famosa serie de HBO y ha sido criticado por sexualizar adolescentes en EEUU.

Kendrick toca varios estilos a lo largo del tema, pero empieza con el favorito de Drake, el RnB. El uso de la voz del difunto Tupac iba a tener consecuencias y Lamar acusa de “hacer que un difunto se revuelva en su tumba”. La canción está llena de dobles sentidos y metáforas, pero deja clara su tesis sobre el revuelo. Va a la yugular y de forma directa: “Esto no va de críticas, no va de trucos, no va de quién es el mejor. Siempre ha ido de amor y odio, ahora déjame decir que soy el que más odia”. Si Drake se lo tomó a bromas, Lamar va con todo el arsenal. “Odio tu forma de andar, tu forma de hablar. Odio tu forma de vestir Odio tu forma de disimular, si cojo un vuelo, va a ser directo”. Admiración entre los dos grandes de la música urbana queda poca y, poniéndose al nivel de Drake a la hora de meterse con el físico, también le exige que pare de llamarlo “nigga” porque el canadiense no es lo “suficientemente negro”. “Kendrick mostró que no está para juegos e hizo una crítica cultural a todo lo que representa Drake”, opina Cembrano. “Es como si se midiesen sin hundirse en el lodo”, destaca Cembrano. Para él, lo importante de cara al análisis del público es la dicotomía existente y prácticamente irreconciliable entre los dos raperos a la hora de ver la música. “Funciona como un debate abierto sobre dos paradigmas de rap muy distintos, ambos supremamente exitosos según sus estándares. Sabes que un estilo llega al gran público cuando Drake lo adapta o lo copia para tener un gran éxito. Lamar tiene discos en los que analiza las grandes pasiones humanas y apunta a grandes obras de arte”. Son, para él, dos formas de ver envejecer a la música urbana: “Nos permite comprender una época que se va cerrando con sus últimos destellos”.

“Son varios señores perdiendo relevancia rápidamente por un relevo generacional”, destaca por su parte Alexia G. Ferrer, periodista musical de Acero especializa en los géneros urbanos. Una colaboración entre dos artistas genera expectación y curiosidad. “Lo que ha generado este beef demuestra que el modelo de titanes absolutos que disputan el trono tiene todavía mucha fuerza, aunque no esté claro cómo se va a traducir en el futuro”, opina Cembrano. “Esto va hacia la renovación de la escena urbana en general”, añade Ferrer. Sea como fuere, si esto es el final o solo el primer asalto, lo decidirá Drake.

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