La profesora, el alumno y una relación que era delito: el caso real que inspiró ‘Secretos de un escándalo’
La premiada película de Todd Haynes tiene muchas papeletas para llevar a Julianne Moore y Natalie Portman a los Oscar gracias a un relato que los estadounidenses recuerdan como si fuera ayer: una pareja nacida de un abuso
Gracie Atherton-Yu y Joe Yu son un matrimonio feliz con una existencia anodina, excepto por un detalle: ella había sido su profesora y empezaron cuando Joe tenía 13 años. Dos décadas después del escándalo, un estudio llevará su historia a la pantalla y la actriz contratada para dar vida a Gracie se traslada a casa de los Yu para preparar el papel. Ese es, a grandes rasgos, el argumento de Secretos de un escándalo, de Todd Haynes, uno de los títulos más esperados de la temporada y que llegará a las pantallas españolas el 23 de febrero.
Sus protagonistas, ...
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Gracie Atherton-Yu y Joe Yu son un matrimonio feliz con una existencia anodina, excepto por un detalle: ella había sido su profesora y empezaron cuando Joe tenía 13 años. Dos décadas después del escándalo, un estudio llevará su historia a la pantalla y la actriz contratada para dar vida a Gracie se traslada a casa de los Yu para preparar el papel. Ese es, a grandes rasgos, el argumento de Secretos de un escándalo, de Todd Haynes, uno de los títulos más esperados de la temporada y que llegará a las pantallas españolas el 23 de febrero.
Sus protagonistas, Julianne Moore y Natalie Portman, han sido candidatas a los Globos de Oro y casi con toda seguridad estarán en la quiniela de los Oscar, pero si ahora mismo sus nombres se mezclan en los tabloides con la vida en libertad de Gypsy Rose Blanchard no es por cuestiones cinematográficas sino porque a pesar de que su guion consta como original, en Estados Unidos todos conocen a sus verdaderos protagonistas: Vili Fualaau y Mary Kay Lauternau Fualaau; una heroína romántica para algunos, una peligrosa depredadora sexual para otros.
En el instituto Mary Kay era una estudiante más, una animadora rubia, alegre y aplicada. Poco tiempo después de conocer a Steve Letourneau se quedó embarazada y se casaron. No estaban enamorados, pero en la ultraconservadora familia de Mary Kay no se contemplaba el aborto. Tuvieron cuatro hijos y escasa felicidad conyugal. Steve era infiel y ella lo sabía. También tenían problemas económicos: él trabajaba manejando equipaje en el aeropuerto y Mary Kay impartía clases de primaria en la Escuela Shorewood en Burien, un suburbio de Seattle. Era la profesora más valorada por sus colegas y la favorita de los alumnos. Tenía especial apego a uno de ellos, Vili Fualaau, de 12 años, un niño de origen samoano al que era habitual encontrar pasando el rato en casa junto a sus hijos.
Una tarde, Steven y Mary Kay tuvieron una fuerte discusión ante ellos y Vili la consoló. Según el libro If Loving You Is Wrong (Si amarte es un error, de Gregg Olsen) esa fue la primera ocasión en que sucedió algo entre ellos. Los dos lo deseaban, según Olsen, pero Mary Kay nunca lo había verbalizado. El menor, al contrario, había apostado 20 dólares con un primo a que se acostaría con la profesora. Un policía interrumpió el momento de pasión y los dos mintieron sobre los motivos para estar juntos en el coche y la edad del niño. Al agente le pareció una situación extraña y llamó a su casa. Su madre, Soona Fualaau, le tranquilizó. Confiaba en Letourneau. “Si él está con ella, está bien”, zanjó la cuestión.
Un asunto genético
Se ha elucubrado mucho sobre cómo el abuso sistemático del chico pudo pasar desapercibido para la familia de Fualaau. Y es sencillo: su padre estaba en la cárcel (era un delincuente que se jactaba de tener 18 hijos con mujeres distintas y nunca se había preocupado por ninguno) y su madre tenía dos trabajos para mantener a la familia que le robaban todo su tiempo. Además, confiaba ciegamente en aquella maestra abnegada. La conocía desde que había dado clase por primera vez a su hijo en segundo grado (que se cursa en Estados Unidos entre los 7 y 8 años).
Cuando su marido encontró unas cartas de Vili todo se precipitó. Un primo de Steve Letourneau alertó a los Servicios de Protección Infantil sobre la verdadera naturaleza del vínculo entre ambos. No solo mantenían relaciones sexuales, sino que ella estaba embarazada del niño. La policía se personó en el instituto y Mary Kay acabó ante el juez. La noticia saltó a los medios de comunicación y se convirtió en el escándalo favorito de Estados Unidos.
Lo que no sabían entonces, pero no tardarían en averiguar gracias al implacable escrutinio de unos medios hambrientos de sordidez, era que se estaba repitiendo un penoso capítulo de su historia familiar. Mary Kay era hija de una química que había ganado cierta fama por su lucha contra la Enmienda de Igualdad de Derechos entre hombres y mujeres y sus ardorosas apariciones televisivas en defensa del rol tradicional de la mujer y los valores familiares. Intereses que compartía con su marido, John Schmitz, profesor universitario, político ultraconservador y negacionista del Holocausto que había cambiado a sus hijos de colegio para evitar que recibiesen clases de educación sexual.
En 1982 gozó de una popularidad que no habría deseado después de que se descubriese que tenía dos hijos fuera del matrimonio fruto de una relación con una de sus antiguas alumnas. Cuando la historia se hizo pública, Schmitz se desentendió de sus hijos ilegítimos tras el fallecimiento de la madre. Mientras los niños acabaron en un hospicio, él fue enterrado con honores en el cementerio militar de Arlington cuando falleció en 2001.
Una sentencia y un bebé
La hija de Mary Kay nació mientras esperaba la sentencia. Se declaró culpable por los cargos de abuso sexual de un menor y la condena inicial de seis años y medio de prisión se redujo a seis meses. A cambio, no podría tener contacto con Fualaau ni con sus cinco hijos o cualquier otro menor. Pero apenas dos semanas después de salir de prisión fueron sorprendidos nuevamente en su coche por la policía. En el registro encontraron 6.000 dólares en efectivo, ropa de bebé y pasaportes. “Este caso no se trata de un sistema defectuoso. Se trata de una oportunidad que desperdiciaste tontamente”, le espetó la jueza a Mary Kay. Esta vez no hubo clemencia: fue condenada a siete años y medio de prisión, el máximo posible.
Tras ingresar en prisión descubrió que estaba embarazada de nuevo, la niña nació en prisión y acabó siendo criada por Vili y su madre. La profesora pasó la mayor parte de ese tiempo en confinamiento tras ser sorprendida una y otra vez intentando hacer llegar mensajes a Vili.
Si los que seguían el caso como un capítulo más de un culebrón matinal esperaban que el tiempo en prisión de Mary Kay diluyera la relación o que el paso a la vida adulta cambiase los sentimientos de Fualaau, se equivocaron. Cuando Mary Kay salió de la cárcel ella tenía 42 años y él 23. Vili peleó por eliminar la orden de restricción que pesaba sobre ella y en cuanto un juez revocó la prohibición de verse volvieron a estar juntos. Lo que había sido un delito de abuso pasó, para parte de la opinión pública, a un amor que podía sobrevivir a todo.
En 2004 Mary Kay fue entrevistada en el programa de Larry King luciendo un anillo de compromiso y afirmó que en el momento en que sucedió todo desconocía que lo que había hecho era delito. “Pensé que podría ser un problema, pero no creía que fuera un delito grave. Simplemente... sabía que no era normal”. También afirmó que su relación nunca había sido meramente sexual. “Siempre ha habido una profunda comunión espiritual”. A pesar de estar registrada como delincuente sexual, no constaba que Letourneau hubiese tenido ningún contacto inapropiado con otros menores, pero eso no era suficiente para apaciguar a la sociedad, que se preguntaba qué habría pasado si Mary Kay hubiese sido un hombre de 34 cuando el romance comenzó.
La pareja vendió la exclusiva de su boda al canal Entertainment Tonight. Decenas de periodistas merodearon por los alrededores, un helicóptero sobrevoló la celebración y se dice que recibieron medio millón de dólares, pero ellos siempre negaron esa cifra. Fue el hermano de Mary Kay quién la llevó al altar. Su padre había fallecido mientras ella estaba en prisión y no le habían permitido asistir al funeral. Su hija adolescente ejerció de dama de honor y las pequeñas, fruto de su relación con Vili, llevaron las flores. Todo el mundo estaba ansioso por conocer detalles de su nueva relación legal. “Hacemos cosas normales”, declararon a People, “salimos a cenar a nuestro restaurante mexicano favorito y luego vamos a Blockbuster para alquilar una película”.
La pareja se trasladó a Normandy Park, el antiguo barrio de Mary Kay. Que fuese una delincuente sexual registrada no supuso ningún problema para sus vecinos. “Creo que la gente está más preocupada por el alboroto y que los paparazis interrumpan su existencia”, declaró el entonces alcalde Shawn McEvoy a The Seattle Times. “Cualesquiera que sean tus creencias sobre su relación, aquí se respeta la privacidad. Queremos darles el beneficio de la duda, dejarles seguir adelante con su vida, casarse y ser felices”.
Fueron felices, intentaron llevar una vida normal pero también sacar partido de una historia extraordinaria, aunque no fueron los que más se lucraron con ella. Mientras Mary Kay estaba en prisión la familia de Vili había demandado al Distrito Escolar de Highline y la ciudad de Des Moines. La demanda presentada por Soona Fualaau, madre de Vili, aseguraba que tanto la ciudad como la escuela no protegieron a su hijo de ser víctima en una relación ilegal y de abuso por parte de Letourneau. Exigía más de un millón de dólares en daños y perjuicios, pero la demanda fue desestimada.
Conjuntamente escribieron un libro autobiográfico, Un seul crime, l’amour (Un solo crimen, el amor) que por una cuestión de derechos tan sólo se editó en Francia. Convertidos ya en un par de figuras más de la cultura pop vieron como en 2000 su relación se convertía en una película para televisión, All-American Girl: The Mary Kay Letourneau Story (La historia de Mary Kay Letourneau, en sus emisiones en España) en la que Penelope Ann Miller interpreta a la profesora. Consiguió la segunda mejor audiencia que jamás había cosechado el canal USA Network.
Tras recuperar la libertad, Mary Kay encontró un trabajo como asistente legal y su marido ejercía de DJ ocasional. No todos sus negocios mostraban exquisito gusto: en 2009 organizaron la fiesta Hot for Teacher (Cachondo por la profesora) en un bar de Seattle. Él pinchaba y ella ejercía de anfitriona.
En 2019 iniciaron los trámites para divorciarse. Una fuente anónima declaró a People que la pareja había hecho todo lo posible por permanecer unida. Tras separarse el vínculo entre ambos no se quebró, siguieron pasando mucho tiempo juntos y en compañía de sus hijas. Mary Kay Letourneau murió el 6 de julio de 2020 víctima de un cáncer colorrectal. Tenía solo 58 años. Sus hijas y Vili estaban junto a ella. Él fue su principal heredero. Letourneau jamás se arrepintió de su historia. Vili, por su parte, ha reconocido que si ahora que es un hombre adulto sintiese atracción por una niña de 13 años buscaría ayuda.
Mantiene una nueva relación y en 2022 fue padre por tercera vez. Y Georgia, su primera hija con Mary Kay, está a punto de convertirle en abuelo. Intenta mantenerse fuera de los focos, pero es consciente de que la controvertida relación que vertebró su vida sigue ejerciendo una peligrosa fascinación que solo aumentará con el estreno de Secretos de un escándalo. “Todavía estoy vivo y coleando. Si se hubieran acercado a mí, podríamos haber trabajado juntos” declaró a The Hollywood Reporter. “En lugar de eso, eligieron hacer una copia de mi historia original. Me siento ofendido por todo el proyecto y la falta de respeto que han tenido conmigo, que viví una historia real y todavía la sigo viviendo”.
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