Con patín y sin drogas: Glen E. Friedman, el fotógrafo que convirtió a los ‘skaters’ en estrellas
El fotógrafo, gran cronista visual de una de las olas socioculturales más memorables de la cultura moderna, expone en Barcelona
Glen E. Friedman frunce el ceño cada vez que se le atribuye un mérito que él considera excesivo. Pero lo cierto es que este fotógrafo es el gran cronista visual de una de las olas socioculturales más memorables de la cultura moderna, el straight-edge que, a mediados de los setenta, fusionó la estética skate con el sonido del punk y el hip hop (y con una filosofía limpia de alcohol y drogas). “Yo no vi a Los Ramones tocando en el [mítico bar de la new wave neoyorquina] CBGB...
Glen E. Friedman frunce el ceño cada vez que se le atribuye un mérito que él considera excesivo. Pero lo cierto es que este fotógrafo es el gran cronista visual de una de las olas socioculturales más memorables de la cultura moderna, el straight-edge que, a mediados de los setenta, fusionó la estética skate con el sonido del punk y el hip hop (y con una filosofía limpia de alcohol y drogas). “Yo no vi a Los Ramones tocando en el [mítico bar de la new wave neoyorquina] CBGB, así que no puede decirse que estuviera allí al principio-principio, pero es cierto que estuve allí antes de que todo empezara a ser popular”, explica Friedman con su típico semblante serio. A lo largo de la entrevista precisará con insistencia cada palabra las veces que crea necesario.
Debido a sus controvertidas opiniones sobre Supreme (ha llegado a prohibir la entrada a sus exposiciones a personas que lucieran dicha marca), Friedman no deja nada a la imaginación. “Hace poco vi un titular sobre lo que pienso de Supreme, pero es que eso no le importa a nadie. Y no quiero que tape esta conversación, o ninguna otra”, zanja el fotógrafo.
Los Beastie Boys, RUN DMC, Public Enemy, Fugazi, Tony Alba, Steve Caballero, Minor Threat, Bad Brains o Black Flag han sido sujetos activos y pasivos del trabajo de Friedman: ahí están los apellidos más legendarios del monopatín en piscinas vacías y el sudor y la rabia de los pioneros del punk-rock, además de la rama más combativa del hip hop. Todas esas fotografías pueden verse en Barcelona en una exposición que estará hasta el 21 de junio en Burning Flags Gallery. “Son imágenes que creo que resumen mi carrera desde que tenía 14 años hasta ahora, en las épocas doradas del punk, del skate y el hip hop”.
A sus 60 años, el fotógrafo sigue siendo íntimo de muchas de las leyendas que protagonizan sus fotos y parece difícil que vaya a renunciar a la militancia vegana, la reivindicación del core como piedra filosofal de su vida y su voluntad de ser un simple escriba para una época irrepetible. “Que estas historias se hayan convertido en mainstream hace que queden algo aguadas, pero siempre queda el núcleo, lo que hace que las cosas sean mejor que lo que había antes”.
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