La renovación del hotel Santo Mauro, una victoria contra la asepsia del lujo hotelero contemporáneo

El decorador Lorenzo Castillo ha convertido el palacete madrileño en un paraíso de tapizados, arte y antigüedades. Personalidad a raudales en un mundo que actualmente apuesta por todo lo contrario

Lorenzo Castillo, entre las telas palampore de la Suite India del renovado hotel Santo Mauro.Foto: Pablo Zamora | Vídeo: Jaime Casal

En una novela de Agatha Christie la reunión en un hotel de lujo entre un aristócrata, el ganador de un Emmy, un chef, un decorador y una empresaria acabaría de manera impepinable con un asesinato. En el hotel Santo Mauro de Madrid, esa misma mezcla de gente ha tenido un resultado mucho más afortunado. El emblemático establecimiento abrió sus puertas el pasado diciembre tras una ambiciosa reforma que rezuma glamur pero no sangre, como habrá tranquilizado saber a quienes, durante los meses que el hotel permaneció cerrado,...

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En una novela de Agatha Christie la reunión en un hotel de lujo entre un aristócrata, el ganador de un Emmy, un chef, un decorador y una empresaria acabaría de manera impepinable con un asesinato. En el hotel Santo Mauro de Madrid, esa misma mezcla de gente ha tenido un resultado mucho más afortunado. El emblemático establecimiento abrió sus puertas el pasado diciembre tras una ambiciosa reforma que rezuma glamur pero no sangre, como habrá tranquilizado saber a quienes, durante los meses que el hotel permaneció cerrado, pasaban por la calle Zurbano y contemplaban intrigados su fachada. No era para menos, porque los madrileños están acostumbrados a que, levantado el telón de una obra en un edificio histórico, aparezca en escena el cadáver de una boiserie de madera noble o una chimenea de mármol, apuñalado por un complot de muebles funcionales. Es lo que asegura el decorador Lorenzo Castillo (Madrid, 53 años) al contar que más de uno llegó a temer la desaparición de los icónicos espacios que él mismo creó la década pasada.

El palacete madrileño de estilo francés que alberga el hotel.Pablo Zamora

Castillo, junto al compositor Lucas Vidal, el chef Rafa Peña y la arquitecta especializada en iluminación María Covarrubias, es uno de los profesionales que, dirigidos por Alicia Catalán, hija de Antonio Catalán, presidente de AC Hotels, ha participado en esta nueva reforma del hotel. “Mucha gente me preguntaba si el salón rojo iba a desaparecer. ¡Pero si además de que es el salón el más fotografiado de Madrid, fui yo quien lo creé!”, decía el decorador a propósito de esta opulenta estancia cuyo éxito animó al equipo del hotel a continuar el mismo camino estético en la reforma, iniciada en 2011 con la decoración de las zonas nobles del edificio y completada ahora con la de las habitaciones y el jardín.

Un banco tapizado en verde malaquita preside el comedor en la antigua biblioteca.Pablo Zamora

Castillo ha sido consecuente con el legado del palacio de 1902 donde se ubica el hotel. “Hemos respetado al máximo la historia y el valor artístico del edificio. No es solo que hayamos conservado los elementos ornamentales de cada cuarto, sino que un zócalo de madera pintada o un techo con molduras francesas se convertía en punto de partida para acometer la reforma”.

La escalera está presidida por una escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.Pablo Zamora

A diferencia de otros palacios transformados en hoteles, el Santo Mauro sigue perteneciendo a la misma familia que mandó construirlo. Su primer dueño fue Mariano Fernández de Henestrosa y Ortiz de Mioño, I duque de Santo Mauro, un noble cercano a Alfonso XIII que fue alcalde de Madrid. Integrado desde 2011 en AC Hotels, el edificio sigue perteneciendo al actual duque de Santo Mauro y a sus hermanos. “La familia ha estado muy pendiente de los detalles de la reforma. Al fin y al cabo, el hotel fue la casa de su abuela. La condesa de Carvajal (hermana del duque de Santo Mauro) es amiga mía y siempre me hablaba del hotel como ‘la casa de Zurbano’. Creo que por eso he vivido el proyecto como si se tratara de la decoración de una casa particular”.

El jardín, diseñado por Fernando Valero. Las sombrillas y el kiosco también son nuevos.Pablo Zamora

Para amueblarla, Castillo peinó subastas y anticuarios en busca de muebles y obras de arte. En el salón chino cuelga una lampara estilo Napoleon lll que perteneció a Eugenia de Montijo. La escalera noble está decorada con una vista de la calle Alcalá pintada por Pradilla y una copia de la Real Academia de San Fernando de una escultura romana de la colección de Cristina de Suecia. También hay piezas procedentes de la colección del célebre decorador Duarte Pinto Coelho, fallecido en 2010. “Duarte era muy amigo de los dueños. La familia habló con él para encargarle la reforma, pero desgraciadamente no le dio tiempo a hacerla porque ya estaba muy enfermo. Como homenaje, decidí usar algunas de las piezas que había comprado para mí en la subasta de sus casas en Christie’s, así como otras que pensé que eran de su estilo”.

La acogedora opulencia de Castillo se manifiesta en las habitaciones.Pablo Zamora

Decoradas con antigüedades, cada una de las 49 habitaciones es distinta. Hay lámparas de cristal de Bohemia, chaise longues estilo regency y telas como las de palampore con las que ha forrado la Suite India, su favorita. “Era importante no caer en pastiches. La decoración tenía que ser clásica, pero no rancia. Eso lo hemos conseguido con los textiles, que mezclan estampados alegres y brillantes”. La clave está en el respeto y la sensibilidad. “En Madrid debería haber una ley de protección de aquellos interiores que se convierten en emblemáticos”. Amén.

La estancia bautizada como Salón chino.Pablo Zamora


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