La estrella de la NBA (y del clan Kardashian) que casi no vivió para contarlo: así se gestó la milagrosa recuperación de Lamar Odom
Famoso por su carrera en la NBA, pero también por su matrimonio con Khloé Kardashian y su problemática vida privada, el jugador ha encontrado un controvertido camino hacia la recuperación y lo contará en un documental
El 13 de octubre de 2015, el 911 de Las Vegas recibió una llamada desde el burdel Love Ranch de Crystal, Nevada, un célebre antro de prostitución legal situado a algo más de una hora en coche del centro de Las Vegas. “¡Solo sé que parece que está a punto de dejar de respirar!”, le contó visiblemente alterada al operador de emergencias Mitzy Jones, la encargada del club. “Que se den prisa, por favor, porque le está saliendo sangre de la nariz y una cosa blanca por la boca. No podemos despertarlo...
El 13 de octubre de 2015, el 911 de Las Vegas recibió una llamada desde el burdel Love Ranch de Crystal, Nevada, un célebre antro de prostitución legal situado a algo más de una hora en coche del centro de Las Vegas. “¡Solo sé que parece que está a punto de dejar de respirar!”, le contó visiblemente alterada al operador de emergencias Mitzy Jones, la encargada del club. “Que se den prisa, por favor, porque le está saliendo sangre de la nariz y una cosa blanca por la boca. No podemos despertarlo. Está como… No respira”, fue lo único que consiguió pronunciar.
Un corpulento hombre negro estaba fuera de combate en una cama a su lado. Había tomado algo de cocaína, una botella de coñac y unas diez dosis de una sustancia bautizada como “Viagra Herbal”. Un supuesto estimulante sexual natural de efectos totalmente impredecibles. Eran las tres de la tarde de su cuarto día de juerga. Según Dennis Hof, el dueño del local, un famoso propietario de burdeles que durante años tuvo un reality en HBO titulado Cathouse, el cliente había pagado 75.000 dólares por estar entre cuatro y cinco días de fiesta con dos chicas en su habitación de manera ininterrumpida. Aquel hombre se llamaba Lamar Odom y era una estrella de la NBA, aunque no formaba parte de ningún equipo desde hacía dos años. Ese día, mientras yacía inconsciente en aquel lugar en medio del desierto, sufrió 12 microinfartos cerebrales, seis ataques al corazón y dos paradas cardíacas. Milagrosamente, salió vivo.
De triunfar con los Laker y ser una estrella de la televisón a tocar fondo
Aunque ya estaba retirado del baloncesto profesional, Odom seguía siendo una superestrella. Algunos lo conocían por sus éxitos deportivos con los Lakers, pero la mayoría lo conocía por ser el marido de Khloé Kardashian. Se había casado con ella en 2009, tras un mes de noviazgo, y se había convertido en una estrella recurrente de Keeping Up with the Kardashians, el programa de Kim Kardashian y sus hermanas (cuyas primeras temporadas se pueden ver en Netflix). Tal fue el éxito que, durante dos años, también la pareja tuvo su propio show titulado Khloé & Lamar.
En octubre de 2015, sin embargo, el matrimonio de Lamar y Khloé pasaba por horas muy bajas. De hecho, ambos ya habían firmado los papeles del divorcio, solicitado por Khloé, a principios de verano. Pero, en realidad, todavía seguían casados legalmente dado que la demanda no había sido ratificada por un juez.
Tras enterarse de lo sucedido, la tercera de las Kardashian, quizá pensando que Lamar no saldría vivo de aquello, decidió retirar la demanda, aplazar los problemas entre ellos y plantarse en el hospital para cuidar de su ex. Como era de esperar, el accidente y la convalecencia de Lamar fueron convenientemente documentados por las cámaras del reality protagonizado por ella y los demás miembros de su familia.
Dinero, éxito, fama y un buen montón de basura debajo de la alfombra
La relación de Lamar con la fama, sin embargo, empieza mucho antes de su terrible episodio de sobredosis y de su entrada en el clan Kardashian. Y tiene los ingredientes de la típica historia del hombre hecho a sí mismo: dinero, éxito, fama y, con los años, un buen montón de basura debajo de la alfombra.
Odom nació en Queens, Nueva York. Desde muy joven fue un chico con muchísimo talento para el deporte pero al mismo tiempo con una infancia llena de dificultades. Sus padres, Joseph y Cathy, se conocieron de una forma muy romántica: él le dio a ella el único billete de metro que le quedaba para que ella volviera a casa desde el centro de la ciudad. Él tuvo que caminar 72 manzanas pero, a la larga, el sacrificio valió la pena. Por desgracia, la bonita historia de amor pronto se convirtió en una pesadilla: Joseph era un veterano de Vietnam que se había enganchado a la heroína en el ejército y la adicción acabó por destrozar a su familia, en la que los malos tratos y las continuas discusiones eran la tónica habitual. “Me resulta difícil recordar algo agradable de mis primeros años de vida”, cuenta Lamar en su libro Memorias, editado en España por la editorial Contra.
Su padre acabó abandonando el hogar familiar y Cathy tuvo que buscar trabajo e irse a vivir con la abuela, Mildred. Allí las cosas se calmaron un poco durante un tiempo. Pero la desgracia volvió a golpearlos cuando Cathy murió de cáncer de colon cuando Lamar solo tenía 12 años. Lamar recuerda en el libro cómo su madre le ocultó su enfermedad y que cuando la fue a ver tras ser ingresada en el hospital la vio más pequeña. “Era como si estuviera desapareciendo. El día que murió casi no la reconocía”.
“Dudo que nadie pueda estar preparado para perder a su madre a los 12 años”, continúa Odom. Las tragedias familiares moldearon su carácter, que creció además con un odio profundo hacia su padre, a la vez que buscaba su aprobación. Joseph volvió a aparecer en su vida tras la muerte de Cathy. En teoría, ya estaba limpio, pero las heridas seguían abiertas. “Pensaba que podía presentarse y ponerme 20 dólares en la mano y que con eso todo se arreglaría”, cuenta Odom. “No lo sabía en ese momento, pero mi padre me había transmitido una forma de ser. Y acabé cometiendo los mismos errores que él había cometido. Tras perder a mi madre, las dos únicas razones por las que seguí adelante fueron mi abuela y el baloncesto. Esas dos cosas fueron mi escudo protector”. Y lo cierto es que fue una estrella del deporte desde el principio.
Una carrera deportiva casi ejemplar
En 1997, con solo 18 años, fue elegido como mejor jugador pre universitario por la revista Parade y obtuvo varios premios nacionales más. Por entonces, ya se codeaba con futuros compañeros y estrellas de la NBA como Kobe Bryant o Ron Artest (que posteriormente cambiaría su nombre por el de Metta World Peace). En las crónicas que hablan de él en los medios de la época, siempre se alude al hecho de que Lamar, además de un jugador extraordinario era un excelente compañero y el chico divertido del vestuario. Siempre con una sonrisa en la cara.
A partir de entonces, el baloncesto le dio todo lo que podía imaginar: arrasó en las ligas universitarias y en 1999 entró en la NBA, tras ser seleccionado por Los Ángeles Clippers, donde comenzó una carrera muy prometedora aunque no exenta de polémica. Durante las cuatro temporadas que pasó en la franquicia, fue sancionado dos veces con cinco partidos por consumo de marihuana.
Tras un fugaz paso por Miami Heat, fue intercambiado por Shaquille O’Neil y recabó en Los Angeles Lakers, el equipo donde realmente se convirtió en una estrella. Durante las siete temporadas que pasó allí junto a Kobe y Pau Gasol, consiguió dos anillos de campeón (2009 y 2010) y fue nombrado mejor sexto hombre de la liga en 2011. En 2010 también se hizo con el oro en el Campeonato del Mundo con la selección estadounidense.
Son sus años dorados, recién casado con Khloé, está siempre en pantalla y en el terreno profesional todo es perfecto. Pero la trastienda de su vida está plagada de problemas. En una entrevista que concedió a Entertainment Tonight reconoció que su vida privada era en realidad un auténtico desastre: consumía cocaína todos los días (empezó en 2003 y afirma que se gastó unos 100 millones de dólares en drogas); pero aunque se convirtió en un adicto, también era un maestro a la hora de ocultarlo. En una ocasión, durante los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, utilizó un pene falso lleno de orina sintética para pasar un control de dopaje. También se acostaba con mujeres diferentes de manera habitual y tuvo que hacerse cargo de infinidad de abortos. Khloé tardó años en enterarse de todo aquello.
En la misma entrevista, Lamar reconoció que el ejemplo de su padre y la muerte en 2006 de su hijo Jayden (fruto de una relación anterior) con solo seis meses fueron las causas desencadenantes de su tendencia al consumo de sustancias, la ansiedad y la depresión. Fue a partir de ese año cuando sus adicciones se dispararon.
Y llega la recuperación
“No sabía ni dónde estaba”, contó Lamar en una entrevista en The Dr Oz Podcast respecto a los meses que pasó en el hospital. A mediados de febrero de 2016, reapareció en la presentación de la nueva colección de su todavía cuñado Kanye West, la Yeezy Season 3, en Nueva York. Entraron juntos en el evento, pero poco después, el rapero dejó de ser de su familia, porque su matrimonio con Khloé se acabó legalmente en diciembre de 2016.
Y aunque físicamente estaba algo mejor, Lamar aún estaba muy lejos de solucionar sus problemas mentales y sus adicciones. Eran dos espectros que le acechaban y aún más con su recién estrenada soltería. Todo podría volver a empezar con una noche loca. Así que cuando un amigo de confianza que trabajaba en la industria del CBD le habló del tratamiento con ketamina, no dudó en probarlo. “Siempre he estado en contra de consumir drogas por vía intravenosa debido a la historia de mi padre”, le contó Odom al Dr. Oz. “Pero si había alguna posibilidad de que ese medicamento me ayudara a mejorar mi depresión y mi ansiedad, pensé… Haré lo que sea. Lo probé y empezó a funcionar de inmediato”.
Desde la primera sesión se sintió liberado: todos sus problemas mentales se desvanecían y, aunque no es muy común entre las personas que consumen ketamina bajo control médico, también entró en un agradable estado alucinatorio. “La primera vez que la tomé fue como si hubiera ido al cielo, sentí… No sé… Mucho amor y emoción”. La ketamina es una sustancia anestésica descubierta en los años sesenta y que tradicionalmente se ha utilizado como tranquilizante de animales de gran tamaño como caballos y elefantes. A partir de los años ochenta, se empezó a vender en el mercado negro como droga de uso recreativo y se consumía principalmente en clubs de música electrónica. Su consumo suele producir ausencia de dolor, aturdimiento, alucinaciones y disociación.
En los últimos tiempos, la ketamina se ha convertido en la gran esperanza para tratar la depresión y el estrés post traumático. Se ha testado en ensayos clínicos con muy buenos resultados desde principios de los 2000 y las investigaciones ya han dado sus frutos: en marzo del año pasado la Administración de medicamentos norteamericana (FDA) aprobó la comercialización de un espray nasal llamado Spravato, producido por Johnson & Johnson, y que contiene esketamina, una sustancia casi idéntica a la ketamina para tratar a enfermos de depresión.
La experiencia ha marcado tanto a Odom, que incluso accedió a realizar un documental titulado Lamar Odom Reborn, dirigido por Mike Zapolin, que todavía no tiene fecha de estreno. En él contará su experiencia con las sustancias que por ahora le han dado un poco de paz en su vida. El 22 de agosto de este año, Lamar y su actual pareja, la preparadora física Sabrina Parr, anunciaron su intención de casarse el 11 de noviembre de 2021. El evento incluso ya tiene un hashtag: #TheOdomsLastDance, aunque el post en el que oficialmente anunciaron su boda desapareció hace unos días.
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