El último vídeo de C. Tangana rescata una desconocida joya arquitectónica de Elche: así es el chalet de ‘La culpa’
El nuevo videoclip de El madrileño está rodado en la ampliación de un chalet unifamiliar del extrarradio de la ciudad alicantina que imita un complejo para sanar la masculinidad tóxica. Hablamos con Mesura, el estudio que firmó la reforma del terreno en 2015
A través de su música ha actualizado las raíces del flamenco sin prescindir del autotune. Y con sus vídeos, lo que ha logrado Antón Álvarez, alias C. Tangana, es que todo el mundo pueda ver por dentro joyas arquitectónicas construidas en España durante la segunda mitad del siglo XX, y que difícilmente se pueden visitar hoy. Porque tienen dueño y porque son residenciales, como es el caso de la vivienda que simulaba ser propiedad del cantante en el videoclip de su tema ...
A través de su música ha actualizado las raíces del flamenco sin prescindir del autotune. Y con sus vídeos, lo que ha logrado Antón Álvarez, alias C. Tangana, es que todo el mundo pueda ver por dentro joyas arquitectónicas construidas en España durante la segunda mitad del siglo XX, y que difícilmente se pueden visitar hoy. Porque tienen dueño y porque son residenciales, como es el caso de la vivienda que simulaba ser propiedad del cantante en el videoclip de su tema Comerte entera (2021). Aquella casa la levantó el arquitecto Javier Carvajal en los años sesenta en una de las urbanizaciones de Somosaguas a las afueras de Madrid, mediante muros vistos de hormigón armado y guiños al brutalismo de entonces.
Para La Culpa, el tema que el madrileño ha sacado junto a Canelita, Daviles de Novelda y Omar Montes, Santos Bacana, director de los últimos vídeos de C. Tangana, necesitaba un escenario que pudiese imitar un centro de rehabilitación para hombres, algo así como un complejo dedicado a sanar su masculinidad tóxica. Y dio con un sitio que daba el pego: un chalet unifamiliar en el extrarradio de Elche que se había levantado en 1984 según el estilo provenzal que adoptaban las construcciones de la zona.
Ahora bien, el videoclip, que también incluye algunas escenas en un hotel de cuatro estrellas rodeado de las famosas palmeras de la ciudad levantina, no se grabó dentro de la casa original, sino en la ampliación que el estudio barcelonés Mesura firmó en 2015. Lo cuenta el arquitecto responsable del proyecto y uno de los cinco socios fundadores de este despacho, Benjamin Iborra: “Pese a que era una vivienda muy impersonal, porque el chalet se ubica en el centro de la parcela y no crea ninguna jerarquía en lo que es su paisaje, la casa ha ido cogiendo con los años un cierto encanto, las personas que viven en ella la han hecho suya”.
Iborra lo sabe porque ha estado allí infinidad de veces. A los propietarios los conoce, son familiares y hay una relación estrecha: “Querían que hiciésemos unos anexos a la casa, como unos bultos en diferentes partes que no se notaran, pero es que en una casa de esas características, con tantos años y de una arquitectura tan concreta, sí o sí iban a notarse. Y falsear el efecto no tenía sentido”, apunta.
La propuesta que plantearon no pretendía negar la vivienda existente. La respetó, generando otro edificio de menor altura separado por una junta y que albergaba lo que se les pedía a los arquitectos: un dormitorio de invitados con baño, cuyo interior simulaba en el vídeo las habitaciones de Daviles y Canelita, un porche amplísimo que actúa de entrada a la casa principal y al jardín, y una salita de estar de uso polivalente, reservada en el videoclip a la consulta psiquiátrica y a la sala de terapias. Además, el nuevo edificio viene con una función paisajística añadida: genera un espacio exterior más cálido y humano al darle la espalda a la pista de tenis que suponía un problema, hacía que el terreno de la parcela pareciera enorme y demasiado vasto.
Tardaron dos años en resolver la ampliación. El cliente no les exigió una fecha de entrega, lo que permitió a los integrantes de Mesura, que no habían hecho ninguna obra hasta la fecha, centrarse en los pequeños detalles. En lo que más tiempo invirtieron fue en decidir el tipo de ladrillo que llevaría el edificio anexo. Pensaron en uno de caravista de marrón cálido y, tras revisar muchísimos modelos, contactaron con una empresa de allí que les fabricó uno a mano con un formato ancho y horizontal de 40 por 3,5 centímetros con el que consiguieron que las paredes tuvieran una escala humana. Es decir, no son mucho más altas que una persona de estatura estándar. En el techo, una serie de bóvedas crecen hacia arriba para que los propietarios no se agobien cuando estén adentro. Las bóvedas también ventilan, dejan pasar la luz del día y contienen algo que no se ve en el vídeo de C. Tangana aunque es fundamental para el día a día: los desagües.
La familia de la casa, por cierto, estuvo presente en el rodaje: “Es lógico. Para este tipo de cosas hay que estar ahí controlando que no se fume dentro de la vivienda, que no se rompan cosas… Con tanta gente, o estás muy pendiente o puede pasar algo. Pero la verdad es que en este caso no pasó absolutamente nada”, informa el arquitecto, que tampoco faltó a la cita: “Duró muy poco, en una mañana ya habían grabado todos los planos”.
¿Les sorprendió que la vivienda pudiera pasar por un centro de rehabilitación? “A mí no me choca que en el vídeo la pista de tenis se preste a ser el patio de algo parecido a una cárcel, o que la fachada encaje en la estética de glamur desfasado que ellos buscaban. Lo veo y pienso ‘pues es coherente’, y creo que es por la atemporalidad que tiene la obra a nivel arquitectónico y material”, considera Iborra. “Porque no es moderna o actual. Es una casa mínima, que no tiene nada que ver con eso de ser minimalista”.