De la mecedora plegable al espejo en forma de oreja: el diseño anárquico de Philippe Starck que “se ama o se odia”
Con motivo de los Juegos Olímpicos, la galería A1043 de París dedica una exposición a uno de los diseñadores más atrevidos de todos los tiempos. Si alguien se lo ha pasado bien diseñando, sin duda ha sido el creador francés
Philippe Starck (París, 1949) ha diseñado tantas cosas que recapitularlas es un verdadero reto de síntesis. Desde interiores de todas las clases, hoteles, yates, viviendas sostenibles prefabricadas, innovadores aparatos electrónicos, bicicletas y, por supuesto, mobiliario, lámparas y objetos de todos los géneros. ¡Su género! Porque se podría decir que ha creado un género propio, audaz y provocador, en el que tienen cabida desde una silla clásica de inspiración Luis XV, elaborada en policarbonato, a lámparas con forma de arma o el exprimidor más cautivador y menos práctico del mundo.
Quien un día quiso democratizar el diseño, ha terminado formando parte de una industria de consumo masivo o del ámbito del lujo con chocantes luces y sombras, personalizando incluso sus diseños con su propio logo, más allá del de la marca que lo comercializa. Hoy enarbola la bandera de la sostenibilidad y asegura que tenemos que consumir menos (lo dice él mismo en el documental Valencia 22: City of Design, que se puede ver en Filmin). 75 años dan para mucho y el mundo en el que él empezó a trabajar ya no es el mismo. Ni el mundo ni él, ya que se diría que su personalidad excesiva se ha suavizado también.
Por todo ello, “o le amas o le odias”, como dicen los comisarios de la exposición Philippe Starck: Play, el artista Didier Courbot y la arquitecta paisajista Stéphanie Courbot, propietarios de la galería A1043. Con esta muestra, han recopilado una serie de piezas históricas que ponen en valor su particular manera de mirar el mundo y cómo, mediante el juego, la osadía, la reflexión y el ingenio ha sido capaz de proponer diseños que han supuesto un antes y un después, tanto en la historia del diseño como en la manera en que ha inspirado a muchas generaciones a ser curiosos, audaces y a ir más allá en su profesión. Y de paso también a lo contrario: a la contención y el buen diseño silencioso.
“Uno no puede dejar de sentirse cautivado por ese componente de diversión que abarca toda su carrera y su trabajo. De hecho, si hay un aspecto de su obra que debería explorarse es este. El diseño es un juego para Philippe Starck. Pero en este juego, en el que él toma parte inventando, no hay reglas. O quizá podría decirse más bien que son precisamente las reglas con lo que se juega, aunque eso signifique romperlas. Como resultado, ha transformado el mundo del diseño. Hay un antes y un después”, apuntan los comisarios sobre la exposición.
Para acercar al público su modo de diseñar, Didier y Stéphanie Courbot han recopilado una serie de piezas que, además de resultar divertidas en sí mismas una vez se descubre el ángulo desde el que se han concebido, también esconden otros elementos recurrentes en la producción de Starck, como el nomadismo, el movimiento y la interacción con el usuario, de manera que este participe del diseño final.
La serie de asientos Monsieur X nace de su convencimiento de que “un objeto debe ser pequeño, ligero y plegable”. Una silla, una chaise longue y una mecedora con un diseño que recuerda a las típicas sillas menorquinas: con los asientos plegables de lona, pero una estructura un poco más robusta para que puedan encajar indistintamente en exteriores e interiores.
Este mismo concepto lo encontramos también en la silla Francesca Spanish II, que a priori no lo parece por su apariencia deliberadamente refinada, pero se pliega con un sencillo gesto, ocupando poquísimo espacio. Está pensada para poder ser guardada en apartamentos pequeños cuando no está en uso. Una aproximación un poco diferente a la de la serie Monsieur X, que tiene una estética más de mobiliario de camping.
Entremedias de una y otra estaría la Dr. Bloodmoney, otra propuesta totalmente plegable, descrita por el propio Starck como “un sillón pequeño, cuatro tubos y un trozo de lona”. Estos dos últimos diseños son de finales de los años setenta, mientras que la serie Monsieur X es de los años noventa. Starck estaba ya pensando en aquella época en las pequeñas dimensiones hacia las que tendían las casas, así como en la necesidad de contar con piezas nómadas, tanto dentro de la propia vivienda como para poder mudarse ágilmente a otra o para un uso puntual en un entorno al aire libre. Conceptos extremadamente contemporáneos, pero no tanto en aquellos años.
Aparte del nomadismo, estos diseños también encierran un cierto movimiento, bien por su carácter plegable o por sus posibilidades de llevarlos de un lado a otro. E, incluso, en sí mismos, como la mecedora de Monsieur X, balanceo que también permite la silla Mister Bliss. Diseño que obliga a sentarse de una manera más ergonómica para trabajar, invirtiendo la cadencia del peso de la postura a través de dos apoyos para las rodillas, en lugar de hacerlo en el respaldo.
“Básicamente, Philippe Starck crea el espacio de diálogo que todo diseño debería tener. El juego, el movimiento y el nomadismo pueden ser desconcertantes, pero crean diálogo e interacción. Los objetos de Philippe Starck te interpelan. Cuando no requieren que los manipules, te piden tu contribución y que seas en parte responsable de ellos”, reflexionan Didier y Stéphanie Courbot.
Esto precisamente es lo que plantea Pepper Young: un conjunto de pequeñas patas sobre las que el usuario puede colocar el tipo de tableros que quiera y como quiera, ya sean de madera, cristal, rectangulares, circulares, en un solo nivel o con más de uno. Con esta misma idea, Philippe Starck revisitó las patas tipo borriqueta con Joe Ship: unos posmodernos soportes para mesas altas que pueden sostener un tablero mediante un sistema de prensa, como los usados en carpintería, pero mucho más elegantes. Como tablero el usuario puede usar lo que quiera.
En una selección tan bien estructurada no podía falta una pieza que representara esa forma de expresarse, a veces tan surrealista, que tiene: el espejo L’Oreille qui voit, en el que obtenemos una desconcertante imagen de nosotros mismos a través de una pieza con forma de oreja.
La exposición Philippe Starck: Play permanecerá abierta al público en la galería A1043 de París hasta el 10 agosto. Después se podrá visitar hasta final de mes con cita previa.