Pedro Cera, una de las mejores galerías de Lisboa, aterriza en Madrid: “Que abran muchas galerías no agota el mercado. Al contrario, lo dinamiza”
El 5 de octubre Pedro Cera abrirá sus puertas en el barrio de Malasaña con una exposición del belga David Claerbout
El otoño pasado, un local de Lisboa albergaba tres monumentales cuerpos de caballos apilados dentro de un armario abierto, mientras un cuarto yacía sobre una superficie de mármol que recordaba a una mesa de disección. Esas esculturas realizadas con auténticas pieles de animales eran el meollo de una exposición de la artista belga Berlinde De Buyckere, que recogía inspiraciones como la mitología griega, los bodegones barrocos o el Agnus Dei de Zurbarán. Expresaba la v...
El otoño pasado, un local de Lisboa albergaba tres monumentales cuerpos de caballos apilados dentro de un armario abierto, mientras un cuarto yacía sobre una superficie de mármol que recordaba a una mesa de disección. Esas esculturas realizadas con auténticas pieles de animales eran el meollo de una exposición de la artista belga Berlinde De Buyckere, que recogía inspiraciones como la mitología griega, los bodegones barrocos o el Agnus Dei de Zurbarán. Expresaba la vida y la muerte de un modo teatral y algo solemne, también provocativo, un registro por el que puede reconocerse al galerista Pedro Cera, propietario de aquel espacio que lleva su nombre. Hoy Pedro Cera, una de las galerías más importantes y de mayor perfil internacional de Portugal, ultima los detalles de la apertura de su segunda sede en la capital española.
El próximo 5 de octubre, Pedro Cera inaugurará al norte del barrio madrileño de Malasaña su primer local fuera de Lisboa. Esto ocurre el mismo año en que el propio Cera cumple un cuarto de siglo como galerista de arte. Sin embargo, se trata de un proyecto que llevaba mucho tiempo acariciando, a lo que no es ajeno que Mercedes Costa, su pareja y socia en la galería, sea española. “Mercedes y yo pensamos ya hace años abrir aquí, e incluso estuvimos viendo locales, pero terminamos aplazándolo por falta de confianza en nosotros mismos”, recuerda Cera en el bar de un hotel, a pocos metros de su nuevo espacio. “Ahora, con el 25 aniversario, hemos reflexionado sobre qué debíamos hacer después de tanto tiempo en el mercado portugués. Llegamos a la conclusión de que teníamos la obligación de dar algo más a nuestros artistas. Y para ellos es fundamental contar con otros espacios físicos en los que exponer sus obras, porque eso les permite acceder a un público más amplio”.
La elección de Madrid se explica por varios motivos, algunos personales y otros más comerciales y objetivos. Entre los primeros, frente a otros destinos europeos de moda en el arte contemporáneo como París, Madrid le ofrecía la ventaja de su naturaleza meridional. “Quiero seguir viviendo en el sur”, afirma Cera, cuyo acento hablando español y expansivo lenguaje corporal más remiten al ámbito mediterráneo que al luso. “No me vería viviendo en un país que no fuera Portugal, España o Italia. De hecho, si abriera una tercera galería, sería en Roma. Y, dentro de España, Madrid es una ciudad muy acogedora, pero además era la que nos aseguraba ese objetivo de difusión de la obra de nuestros artistas. Podríamos haber ido a Pontevedra, de donde es Mercedes, pero eso restringiría nuestro público”.
En los últimos tiempos han abierto sucursal en Madrid otras galerías internacionales, como la alemana Carlier Gebauer, la colombiana La Cometa, la cubana El Apartamento, la mexicana Hilario Galguera o la francesa Opera Gallery, y en los círculos especializados ya se anticipan más desembarcos a corto plazo. Por otro lado, hace tiempo que prominentes coleccionistas europeos y latinoamericanos –de países como México, Argentina, Brasil o Venezuela– han elegido Madrid como segunda residencia, atraídos por su oferta cultural y su calidad de vida, lo que ha aportado dinamismo y referentes a un sector que se expande, en gran medida, por imitación.
“Madrid tiene uno de los mejores museos de arte contemporáneo del mundo, que es el Reina Sofía, además de mi museo favorito de todos, El Prado”, destaca Pedro Cera. “Sí es cierto que, en términos de coleccionismo, aún no es tan fuerte como nos gustaría, pero mira Berlín, donde también hay muchísimas galerías y tampoco tantos coleccionistas. El mercado se construye, y el de Madrid todavía tiene un gran potencial de crecimiento. Pienso que, en efecto, aún llegarán más galerías de fuera, lo que será beneficioso para todo el ecosistema porque dinamizará el mercado”.
Madrid es una plaza que él conoce bien, gracias a una amplia experiencia en la feria ARCO, donde participó por primera vez en 1999, apenas un año después de abrir su galería: “Luego falté durante un tiempo por un pequeño desencuentro con la dirección de la feria, y regresé a ella cuando nombraron director a Carlos Urroz. Creo que hoy, gracias a Carlos y a Maribel López [la actual directora], ARCO ha crecido mucho y es aún mejor de lo que fue”.
De ferias también sabe algo Pedro Cera: su galería fue, junto con Cristina Guerra Contemporary Art, la única portuguesa que participó en la última edición de Art Basel en Basilea, posiblemente el mayor evento con periodicidad anual del mercado del arte contemporáneo, que cada primavera atrae a una elite de grandes coleccionistas de todo el mundo, ávidos de novedades, hasta la pequeña ciudad suiza. España, por cierto, tiene allí una presencia igualmente limitada, que no suele superar las cinco galerías, con Elvira González, Elba Benítez, Travesía Cuatro (todas ellas ubicadas muy cerca del local de Cera en Madrid) y ProjecteSD (de Barcelona) como expositores más frecuentes últimamente.
“Creo que esto tiene que ver con la percepción que tiene la feria del negocio que portugueses y españoles podemos aportarles, es decir, con nuestros coleccionistas”, explica Cera. “Así que no creo que pueda aumentarse el número de galerías españolas o portuguesas mientras no crezca el coleccionismo local. Sin embargo, opino que esa percepción que en centro y norte de Europa tienen del coleccionismo del sur no es totalmente justa. Y hacer que eso cambie nos incumbe a los galeristas. De nuevo, que a Madrid vengan nuevas galerías como nosotros ayuda, porque genera la percepción de que el mercado de aquí está creciendo”.
Con la nueva apertura se ha ampliado el equipo humano de la galería. La idea de Cera es mantener tres personas fijas en cada uno de los dos espacios, mientras que él mismo y otro de sus empleados repartirán su tiempo entre Madrid y Lisboa. La exposición inaugural en España correrá a cargo de otro creador belga, David Claerbout, que presentará dos vídeos y un grupo de dibujos. Se trata de un artista de enorme prestigio entre los aficionados, aunque un nombre no tan llamativo como otros de su nómina. Para las fechas del próximo ARCO, que comienza el 6 de marzo de 2024, ha reservado un autor más mediático, el norteamericano Adam Pendleton, que recientemente organizó una subasta de arte benéfica junto a la tenista Venus Williams para restaurar la casa natal de Nina Simone.
De los 22 artistas representados por Pedro Cera, solo dos tenían ya galería en España, el español Antonio Ballester Moreno (Maisterravalbuena) y el alemán Tobias Rehberger (Ehrhardt Flórez). “Y de estos últimos no haremos exposiciones individuales, porque respetamos mucho a sus galerías españoles”, asegura Cera. “Así que de momento aportamos a Madrid 20 artistas nuevos y, como queremos crecer, esperamos llegar a los 28 o 30, siempre tratando de no hacerlo con artistas que ya tengan representación aquí. Hay espacio. Que aquí haya muchas galerías no significa que se vaya a agotar el mercado, porque hoy en día el mercado del arte está en todo el mundo”.
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