Ambición, drama y trampantojos: la asombrosa historia del Teatro all’Antica de Sabbioneta, el secreto mejor guardado de Italia
El trampantojo y los juegos de perspectiva convierten este edificio en una rareza del siglo XVI cuya historia, llena de pasiones y delirios de grandeza, no habría desentonado en una obra de Shakespeare
A 60 kilómetros de Verona, tras las murallas de la diminuta ciudad de Sabbioneta, se halla uno de los edificios más interesantes de Italia. También es de los menos conocidos. Rara vez los turistas incluyen el Teatro all’Antica en su gira por los monumentos italianos, y eso que tiene una de esas historias que son la sal de cualquier visita.
Estamos en 1550 y el modesto lugar que aún es Sabbioneta no parece destinado a acoger una tragedia, y menos un teatro, dignos de Shakespeare. Sabbioneta nunca ha sido importante. Sin embargo, el hombre que manda en ella sí es influyente. Investido señ...
A 60 kilómetros de Verona, tras las murallas de la diminuta ciudad de Sabbioneta, se halla uno de los edificios más interesantes de Italia. También es de los menos conocidos. Rara vez los turistas incluyen el Teatro all’Antica en su gira por los monumentos italianos, y eso que tiene una de esas historias que son la sal de cualquier visita.
Estamos en 1550 y el modesto lugar que aún es Sabbioneta no parece destinado a acoger una tragedia, y menos un teatro, dignos de Shakespeare. Sabbioneta nunca ha sido importante. Sin embargo, el hombre que manda en ella sí es influyente. Investido señor de Sabbioneta por Carlos V, Vespasiano Gonzaga ha crecido en la corte española y es amigo del príncipe de Asturias, de quien ha sido paje de honor. Recientemente, también ha sido nombrado comandante de las tropas imperiales en Lombardía, y se ha casado con la siciliana Diana de Cardona. Con ella y su séquito se ha instalado ahora en Sabbioneta, decidido a transformarla en un lugar digno de sus ambiciones: a Gonzaga la arquitectura le obsesiona y el estudio de Vitrubio y otros maestros le ha inspirado el plan de construir La Città Ideale, una ciudad perfecta donde (como en la del célebre cuadro de Piero della Francesca) reinen las leyes de la perspectiva, y armoniosas calles y edificios hagan progresar al hombre y eleven su espíritu.
Gonzaga traza las calles, funda una editorial y levanta bellos edificios públicos como el Palacio Ducal. Como contrapartida, su vida es cada vez más nefasta. Poco después de llegar a su piccola Atenas (así la llama) sufre un brote de sífilis y Diana pierde un hijo. En 1559 regresa de un viaje y descubre que su mujer le es infiel con uno de sus hombres. Gonzaga le condena a él a muerte y —según la versión más conocida— la encierra a ella en una celda: dentro, el cadáver de su amante y una copa de veneno.
Historiadores como James Cowan, que han estudiado a fondo la figura de Vespasiano Gonzaga, dirán que este violento episodio le hace enfrascarse aún más en la arquitectura. Gonzaga empieza a considerar la belleza de su ciudad ideal una especie de talismán. Cuanto menos, construirla logra apaciguarle y distraerle de sus infortunios, y así pronto nuevas desdichas engendran nuevos edificios.
En 1567 muere Ana de Aragón, su segunda esposa. La mujer le ha dado un heredero, pero en 1580 Gonzaga tiene una discusión tan violenta con él que al parecer pierde los nervios y le da una patada en el estómago. El golpe es fatal y lo mata. Martirizado por lo ocurrido, y cada vez más enfermo, Gonzaga va a concebir ahora sus obras maestras. Entre 1583 y 1588, construye su mausoleo, de planta octogonal y magnífico como una indulgencia plenaria, y una galería para su colección de arte. Finalmente, emprende su obra más trascendente: el Teatro all’Antica va a convertirse en el primer edificio diseñado específicamente como teatro que se construya en Italia desde los tiempos antiguos.
Gonzaga le encarga su diseño a Vincenzo Scamozzi, discípulo de Palladio y responsable de finalizar tras la muerte del maestro el Teatro Olímpico de Vicenza. El arquitecto decide recrear un teatro clásico en el interior del edificio. Tras la grada, escalonada y semicircular, coloca una logia y una columnata con estatuas de los dioses olímpicos. En las paredes, trampantojos de edificios crean el efecto de que el teatro está al aire libre. Sobre el escenario, Scamozzi erige la calle principal de una ciudad, abierta a una plaza y flanqueada por magníficos edificios que van reduciendo su escala a medida que se adentra en un paisaje romano. Se trata de una representación de La Ciudad Ideal de Gonzaga, quien no olvida asegurarse en ella un puesto de honor.
En 1590, asiste a la primera función sentado ante un fresco que muestra a una estatua del emperador Tito quitándose su corona de laurel. Está ofreciéndosela a él, al emperador de Sabbioneta, aunque este no la ceñirá mucho tiempo. Solo un año después, muere en su palacio de sífilis, la enfermedad que llegó a Sabbioneta con él y con Diana y con todas las pasiones que hacen humanas las ciudades.