La controvertida tienda ‘online’ donde Nick Cave vende ocurrencias y manualidades
Cave Things fue concebida el pasado año durante los meses más duros del confinamiento pandémico en Brighton, ciudad de adopción del músico. Donde no llegan sus canciones lo hacen sus llaveros
“Básicamente soy un compositor. Sin embargo, las personas que me entienden saben que eso no termina ahí. Siempre ha habido un fuerte componente visual, incluso obsesivo, en el proceso: una interpretación compulsiva de la letra como algo para ser visto, tocado, examinado. Siempre he hecho esto, dibujar mis canciones desde que las empiezo a escribir”. La carta de presentación de Cave Things, firmada por el propio Nick Cave (Warracknabeal, Victoria, 1957), desentraña lo que s...
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“Básicamente soy un compositor. Sin embargo, las personas que me entienden saben que eso no termina ahí. Siempre ha habido un fuerte componente visual, incluso obsesivo, en el proceso: una interpretación compulsiva de la letra como algo para ser visto, tocado, examinado. Siempre he hecho esto, dibujar mis canciones desde que las empiezo a escribir”. La carta de presentación de Cave Things, firmada por el propio Nick Cave (Warracknabeal, Victoria, 1957), desentraña lo que se va a encontrar el fan/cliente/coleccionista en la tienda online del músico australiano, concebida el pasado año durante los meses más duros del confinamiento pandémico en Brighton, su ciudad de adopción.
En palabras del autor de Let Love In (1994), se trata de una serie de objetos a la venta que se sitúan “más allá de la mercancía, pero que se detienen antes del arte. No tengo ningún interés en hacer arte. Estos son más bien los residuos incidentales de una mente sobreestimulada”. En el documental 20.000 días en la tierra (2014), dirigido por Iain Forsyth y Jane Pollard, el mefistofélico líder de The Bad Seeds (y de Grinderman) desvelaba su método de composición y su proceso creativo. En esencia, levantarse temprano por la mañana, ir a su oficina y trabajar allí de nueve a cinco. Durante las horas muertas de esas jornadas laborales, se ha dedicado a lo que se podría definir, en un sentido amplio, como artesanía. Mejor no lo llamen manualidades.
“La composición se realiza en gran medida en un estado de profunda inquietud que necesita sus puntos de alivio -continúa el músico en la misiva-. Este es el propósito de Cave Things: cuando la presión de escribir canciones es demasiada, dibujo un animal mono o una mujer desnuda o un icono religioso o una criatura mitológica. O tomo una polaroid o hago algo con arcilla. O creo un collage o escribo un poema infantil y lo sello con la fecha y lo pego. O me dedico a una especie de arte de abuelitas con un set de acuarelas. Cave Things vende objetos divertidos, terapéuticos, misteriosos y subversivos que se encuentran en un lugar completamente propio”.
La página explora una amplia gama de conceptos y colaboraciones, aunque cada objeto es concebido, obtenido, moldeado y diseñado personalmente por él. En una reciente entrevista con la revista Vogue, el ex Birthday Party así lo confirmaba: “Hago todo, diseño todo, pinto todo, fotografío todo. Diseñé el sitio web y he escrito la descripción de cada artículo. Hasta el packaging lo creé yo”. Allí aseguraba que la tienda “es controvertida, subversiva, molesta, autocrítica y cara, pero también conmovedora, vitalista y enormemente divertida de hacer. Es un lugar en conflicto y conflictivo. La gente lo ama o lo odia, lo que para mí es bastante usual”.
Aquí podemos encontrar desde púas de guitarra con el semblante de Warren Ellis, su compinche en The Bad Seeds, hasta tote bags, camisetas o sudaderas estampadas con las sabias palabras de su progenitora: “Head high and fuck ‘em all” (cabeza en alto y que les den a todos). “Fue un consejo que me dio mi madre hace algunos años que me afectó profundamente y que ha sido de enorme valor práctico en mi vida -recuerda Cave en su web-. No puedo decir cuántas veces lo he recordado y he actuado en consecuencia. Y cuánta fuerza y fortaleza moral me ha proporcionado. Me habían concedido un doctorado honoris causa por la Universidad Monash en Melbourne y ella me acompañó para recibirlo. Me sentí un poco intimidado porque estaba saliendo de mi zona de confort del rock’n’roll y entrando en la esfera académica. Y todo este asunto me hacía sentir bastante incómodo. Le mencioné esto a mi madre y cuando salimos del coche hacia la Universidad, ella me dijo esta frase.
Las tazas y pegatinas con mensajes motivacionales como “Suck my dick” también triunfan. La frase en cuestión también tiene su historia. “En 1998 estaba preparando una sesión de fotos con mi querida amiga Polly Borland -explica Cave-. Mi mánager en ese momento, Rayner Jesson, me llamó a su oficina. Me sugirió que tal vez no debería ser fotografiado con un traje, que aquello era una cosa un poco aburrida, que debería estar más en la onda de los chavales jóvenes y que debería usar algo un poco más contemporáneo. Le sugerí, en términos inequívocos, que podía chuparme la polla. Al día siguiente, durante la sesión -con traje-, Rayner apareció en el estudio con una camiseta que decía “Suck my dick”. Me puse la camiseta y Polly hizo la foto”. Dentro de esa misma serie en homenaje a su antiguo representante ya fallecido, también hay chaquetas para perro en “azul presidencial” fabricadas con lana merina.
En la tienda además hay talismanes policromados con su silueta -léase colgantes- o llaveros con una mano roja, en referencia a su famoso tema Red Right Hand, que ha cobrado una nueva dimensión popular los últimos años gracias la serie Peaky Blinders y a su oráculo cibernético The Red Hand Files, donde responde semanalmente a las preguntas de sus seguidores. La colección a la venta es interminable e impredecible: cajas de bombones, lápices de colores pastel, jarras de leche, postales, carteles con dibujos originales, papel de pared con bocetos pornográficos, marcadores de libros o amuletos de bolsillo con forma de ángel.
Amén de piezas únicas creadas por el compositor de The Mercy Seat, ya sean collages hechos a mano con reproducciones de sus cuadernos de notas o polaroids firmadas y fechadas, donde se advierte su especial predilección por la iconografía religiosa. Una fijación que ya asumía en la presentación de 20.000 días en la tierra en la Berlinale de 2014, donde se estrenó la cinta. “Siempre he estado muy interesado en la religión -admitía entonces-. Incluso en los años ochenta, cuando me metía todas aquellas drogas, iba a misa. Y, cuando salía de allí, quedaba con mis camellos”.
Todo un muestrario que permitirá al fan adentrarse aún más en el polifacético universo del genio de Warracknabeal. Ahora bien, una vez que la imagen de Cave trasteando detrás de su escritorio armado con unas tijeritas repujadas (preferiblemente doradas) y una barra adhesiva Pritt pasa por nuestra cabeza, ya no hay manera de sacarla de ahí. Lo sentimos mucho.