La Medusa del #Metoo que vigila el Tribunal Penal de Justicia de Nueva York
La estatua del artista argentino Luciano Garbati le da la vuelta a este trágico mito griego. Ahora Medusa sostiene la cabeza de Perseo, el hombre que originalmente la decapitó
Medusa no siempre fue una mujer monstruosa con una mirada capaz de convertir a cualquier hombre en piedra. Era una mujer hermosa que fue abusada sexualmente por Poseidón, el señor de los mares…Y como a veces ocurre, tanto en la mitología griega como en la realidad del siglo XXI, la propia víctima fue culpada del crimen: la diosa Atenea, en lugar de castigar al gran Poseidón, en un ataque de celos transformó a la joven en un demonio con una cabellera de serpientes venenosas. ...
Medusa no siempre fue una mujer monstruosa con una mirada capaz de convertir a cualquier hombre en piedra. Era una mujer hermosa que fue abusada sexualmente por Poseidón, el señor de los mares…Y como a veces ocurre, tanto en la mitología griega como en la realidad del siglo XXI, la propia víctima fue culpada del crimen: la diosa Atenea, en lugar de castigar al gran Poseidón, en un ataque de celos transformó a la joven en un demonio con una cabellera de serpientes venenosas. Medusa se oculta, pero es perseguida y decapitada por Perseo, el legendario héroe del Olimpo, que muestra su cabeza como trofeo. Algo que injustamente le sirvió para ser idolatrado por toda la eternidad. Pero ¿Qué pasaría si ahora Medusa mata a Perseo?, ¿Sería igualmente un triunfo?
Esa costumbre de avergonzar y culpabilizar a las víctimas en las historias de abuso sexual resuena a través del tiempo, tanto en ese fragmento de Las metamorfosis del poeta romano Ovidio como en nuestros días. Sin embargo, la nueva estatua de Medusa, del artista argentino Luciano Garbati (Buenos Aires, 1973) le da la vuelta al trágico mito griego. La Medusa, expuesta frente al Tribunal Penal de Justicia de Nueva York, el mismo lugar donde condenaron a 23 años de prisión por abuso y acoso sexual al productor Harvey Weinstein, ahora sostiene la cabeza de Perseo, el hombre que originalmente la asesinó. Una versión invertida de la famosa estatua Perseo con la cabeza de Medusa, esculpida en el siglo XVI por el artista Benvenuto Cellini y exhibida en la Piazza della Signoria en Florencia, Italia.
Los ojos de la “Medusa argentina”, asociada al mundialmente conocido movimiento del #MeToo que se inició en octubre de 2017 para denunciar públicamente al productor Harvey Weinstein, son el punto central de esta polémica estatua de bronce de dos metros de alto. A diferencia del Perseo del siglo XVI, la Medusa del siglo XXI tiene una mirada cargada de valor y no busca el éxito efímero; Muestra la actitud de una mujer que lucha por defenderse hasta las últimas consecuencias. Una idea que apoya Bek Andersen, artista y fotógrafa impulsora de la obra. “Espero que esto represente lo que es sobrevivir a un asalto sexual. Medusa puede ayudar a que la gente tenga una visión de que no hay vergüenza en hablar y exigir justicia”, reflexiona.
La Medusa, originalmente hecha de resina, estuvo guardada en un estudio en Buenos Aires durante 10 años. Y no fue hasta 2018 cuando se popularizó por una foto que el propio escultor posteó en redes sociales. La figura, criticada por algunos colectivos feministas por la ausencia de vello púbico, forma parte del MWTH Project y del programa Art in the Parks NY, hasta el 30 de abril de 2021.
Los datos de la violencia contra la mujer son desoladores en pleno siglo XXI. La violencia física o sexual es un problema de salud pública que afecta a más de un tercio de todas las mujeres a nivel mundial, según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El estudio revela que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual, además de que cerca del 35% de todas las mujeres experimentarán violencia en algún momento de sus vidas.