Los nietos de Bob Dylan y Richard Avedon, juntos por amor al arte
James Dylan y Michael Avedon presentan ‘Iconics’, un proyecto fotográfico para la marca de lujo Fay en el que retratan a estrellas en ascenso como Dree Hemingway, bisnieta de Ernest Hemingway, o Duke Nicholson, nieto del actor Jack Nicholson
Hay una fotografía icónica de Bob Dylan en la que se ve al bardo de Minnesota, con solo 22 años, caminando solitario por la Quinta Avenida de Nueva York. Es una imagen en blanco y negro, pero se intuye que es temprano y que llueve y hace frío en la ciudad. Dylan lleva el pelo alborotado por el viento o la almohada. Viste una gabardina oscura, pantalones pitillo y botas. Mira desafiante a la cámara de Richard Avedon. Es febrero de 1965, un instante trascendental en su carrera. Acaba de grabar su quinto álbum de estudio, Bringing It All Back Home, que incluye canciones como Subterranean Homesick Blues y Maggie’s Farm. El cantautor de la escena folk empieza a ser una estrella mundial del rock.
Sesenta años después de esa foto, los apellidos Dylan y Avedon vuelven a cruzarse. El pasado 17 de enero, el cineasta y director creativo James Dylan (California, 26 años), nieto del músico y premio Nobel, y el fotógrafo Michael Avedon (Nueva York, 34 años), nieto del retratista de famosos, presentaron en Milán un proyecto fotográfico conjunto para la firma de lujo italiana Fay. Lo han bautizado Iconics: cuarenta retratos en blanco y negro hechos por Avedon a algunos de sus amigos, como la modelo y actriz Dree Hemingway, bisnieta del escritor Ernest Hemingway; el actor Duke Nicholson, nieto del ganador de tres premios Oscar Jack Nicholson; Ella Richards, nieta de Keith Richards; o el músico Eliot Sumner, hijo de Sting y Trudie Styler. Dylan ejerce de comisario del proyecto. Su hermano, el modelo Levy Dylan, también posa.
Algunos de los retratos de Iconics guardan un parecido con la foto que le hizo Richard Avedon a Bob Dylan en 1965. Michael aclara que la coincidencia no es intencional. “Esa fotografía que mencionas es increíble, pero no la usamos como referencia. No gravitamos alrededor de esa imagen”, apunta en videollamada con EL PAÍS pocos días después de la inauguración de su exposición en La Pelota Jai Alai, un antiguo frontón de pelota vasca en Brera, uno de los barrios de moda de Milán. El legado de su abuelo ha influido en su interés por el retrato y la moda y ha marcado su estilo. “Me gusta aislar a los personajes de su entorno. Supongo que ese es mi estilo: el aislamiento”, explica el fotógrafo, que se graduó en el Centro Internacional de Fotografía de Manhattan y colabora con marcas de lujo como Dior, Louis Vuitton, Bulgari, Calvin Klein o Tom Ford. Para él, el gran misterio del retrato es que nunca se sabe qué está pensando la persona que posa frente a la cámara. “Lo puedes presumir o asumir, pero nunca lo sabes con certeza”.
“Mi formación, en cambio, está más vinculada al cine que la fotografía”, señala James Dylan. Pero hace unos años fundó Breach, una revista de moda independiente que funciona como un punto de encuentro de la vanguardia neoyorquina y con la que está incursionando en el mundo editorial y de la foto. “La idea con este proyecto con Fay es contar las historias de amigos, de gente que conocemos y que consideramos interesante. Construimos un mundo en el que cada persona es un personaje que cuenta una historia. De eso se trata el cine, de contar historias”, dice el nieto del premio Nobel de Literatura, tímido y parco en palabras durante la entrevista.
Avedon y Dylan empezaron a trabajar en este proyecto hace un año retratando a figuras emergentes y multidisciplinarias de la escena artística neoyorquina como el actor y músico Donald Cumming, el artista y músico A.L. Batha, el director de fotografía Barron Claiborne o la actriz Perla Haney-Jardine. El trabajo continuó en Los Ángeles, Londres y Milán. “Son nuestros amigos, pero también gente a la que admiramos”, insiste Avedon. Todos estos modelos de excepción posan con piezas icónicas de Fay como la Morning Jacket (Mattino, en italiano), una gabardina atemporal muy parecida a aquella que llevaba Bob Dylan en los años sesenta, el abrigo Double Coat o el sobretodo Virginia.
Iconics, Icónicos en español, es un homenaje a las piezas emblemáticas de esta marca italiana que nació a principios de la década de los años ochenta en los Estados Unidos cuando Diego y Andrea Della Valle, propietarios de la firma de calzado Tod’s, descubrieron una tienda de chaquetas de trabajo y ropa técnica que usaban los bomberos y pescadores de Maine. Los hermanos Della Valle la compraron y la introdujeron en Italia con una idea innovadora: integrar el workwear en la moda urbana para ofrecer una enseña de “lujo casual”.
Pero Iconics también es la celebración de una nueva generación de talentos en el mundo del cine y el arte, un grupo de jóvenes con apellidos relumbrones como los que llevan los propios Dylan y Avedon. ¿Pesa ser “el nieto de”? “Agradecemos de dónde venimos, pero el trabajo es más importante que cualquier otro legado. Es más importante focalizarte en tu propio trabajo... James, ¿tú qué opinas?”, dice Avedon, casi telegráficamente. “Nunca me he hecho esa pregunta. No la tengo en mi cabeza. Como dice Michael, trabajar es lo más importante”, responde el silencioso Dylan, que guarda un cierto parecido físico con su famoso abuelo.
Nueva York juega un papel clave en el trabajo y la historia de este nuevo dúo creativo. Avedon y Dylan se conocieron en una barbacoa en la ciudad de los rascacielos hace cinco años. “Ojalá pudiéramos contar una historia mejor, pero fue así”, se disculpa el fotógrafo. Y así comenzó su amistad, con la Gran Manzana como telón de fondo. Avedon se crio en Manhattan y saltó a la fama en 2018 con un fotorreportaje para la revista New York Magazine sobre 27 jóvenes que sobrevivieron a tiroteos en escuelas estadounidenses. Las imágenes, en blanco y negro, mostraban crudamente las heridas y secuelas que deja el problema de las armas de fuego en Estados Unidos. La foto de portada fue reconocida como una de las obras de fotoperiodismo más significativas de ese año y recibió el premio a la Mejor Fotografía de Portada del Año de The Society of Publication Designers.
“Nueva York es la Babilonia moderna. Gente de todo el mundo llega para vivir en armonía en una ciudad con una energía feroz”, explica el fotógrafo, que reconoce haber tenido una adolescencia “loca y salvaje” en las calles de Manhattan. “Me pasaba el día con el skate y conociendo a gente increíble”, recuerda. Dylan se crio en California y llegó a la ciudad con 18 años. “¿Cuánto tiempo tienes que vivir en Nueva York para ser neoyorquino? ¿10 años?”, pregunta. “Creo que ahora el rito de iniciación dura un año. Si aguantas un año, ya eres neoyorquino”, responde Avedon.
Ambos ya han trabajado juntos en Breach, la revista que ha fundado Dylan. Lanzar una publicación impresa en plena crisis del mercado editorial es un plan arriesgado, pero el nieto de Bob Dylan no lo ve así. “Me gusta lo impreso. Cualquier fotógrafo busca ver su trabajo impreso. Cualquier artista quiere ver su obra plasmada en papel”, señala. “Estoy de acuerdo. Ningún fotógrafo quiere ver su trabajo reducido a la esfera digital”, su amigo.
A los dos les gusta la moda. “Es una forma de expresarse, de enseñar y esconder seguridades e inseguridades”, puntualiza Avedon. Los dos siempre tuvieron claro que querían ser artistas. “No creo que haya sido una decisión consciente. No puedo darte una respuesta clara”, dice el fotógrafo. “Exacto. No creo que haya sido una decisión consciente. Ocurre y ya está”, confirma el cineasta. Si te apellidas Dylan, Avedon o Hemingway, las cosas ocurren. Y ya está.