Zoë Kravitz y Channing Tatum: el improbable amor entre la enigmática niña rica y el héroe de la clase obrera
La hijísima de Lenny Kravitz y Lisa Bonet se ha estrenado como directora con ‘Parpadea dos veces’, un ‘thriller’ psicológico protagonizado por su prometido que, según defienden, ha fortalecido uno de los romances más fructíferos de la meca del cine
Rompiendo al fin el halo de opacidad que ha acompañado a Zoë Kravitz y Channing Tatum durante sus tres años de relación, la célebre pareja de actores ha posado por primera vez en la alfombra roja. El motivo fue el estreno en cines de Parpadea dos veces, con la que Kravitz debuta como realizadora y que llegó el pasado 23 de agosto a las salas. También su novio está de estreno. En este thriller psicológico, Tatum da vida a un magnate de la tecnología que invita a una camarera (Naomi Ackie) a unirse a él y a sus amigos en unas vacaciones en su isla privada que acaban tornándose menos paradisíacas y más amenazantes de lo que parecían. Un debut calificado por la prensa especializada de “fenomenal”, “incisivo” o “éxito sorprendente”, que rubrica el óptimo momento de una de las parejas más improbables de la meca del cine si atendemos a su abolengo y estatus en la industria.
“Es realmente genial poder rodar una película, pero cuando tienes la oportunidad de hacerlo con el amor de tu vida es aún mejor”. Estas son las palabras que cerraron el discurso con el que la hija de Lenny Kravitz y Lisa Bonet agradeció a Tatum su trabajo en Parpadea dos veces durante la premiere del filme, celebrada en Los Ángeles el pasado 9 de agosto. Una declaración de amor chocante teniendo en cuenta el carácter reservado de la intérprete y que incluso sorprendió a su prometido. “No somos ese tipo de gente, por decirlo así. No lo declaramos a los cuatro vientos, simplemente lo somos”, explicó en una reciente entrevista. Sin embargo, él también le ha dedicado una entrañable publicación a su prometida esta misma semana, junto a una foto de ella dormida en su regazo. “Gracias por encontrarme y verme. Te tengo para siempre. Tú y yo, espalda con espalda contra todo. Nunca parpadearé. Vámonos”, escribió en su Instagram.
Su romance fue gestado en la preproducción de este filme. Una amiga en común, la también actriz Riley Keough, le hizo llegar a Tatum el guion y antes incluso de que comenzara el rodaje ya mantenían una relación que, según ellos mismos anticipan, debería hacerles pasar por el altar el próximo año, tras prometerse en otoño de 2023. Los dos han estado casados con anterioridad. Zoë Kravitz le dio el “sí, quiero” al actor Karl Glusman en 2019, pero su matrimonio se quebró 18 meses después. Tatum, por su parte, lo hizo con la también actriz Jenna Dewan, con quien comparte una hija de 11 años llamada Emily. En 2018, tras 10 años juntos, Dewan solicitó el divorcio, y seis años después la batalla legal todavía sigue abierta.
En los albores de su romance, pocos apostaban por el futuro de una pareja que se antojaba del todo improbable. A sus 35 años, Kravitz es una de las artistas que mejor partido ha sabido sacar al nepotismo que impregna las colinas de Los Ángeles, haciéndose un nombre por sí misma, erigiéndose en epítome del aspecto más cool, sexi y enigmático de Hollywood. Descendiente de uno de los matrimonios más famosos de los ochenta, creció en un entorno de opulencia y privilegio, asistiendo a los colegios más exclusivos de Miami y Manhattan. Sin embargo, califica de durísimos sus años como estudiante. “Todas las compañeras de mi escuela eran blancas. Yo era la extraña. Era pequeña, negra y tenía rizos. Mis compañeras de clase eran altas, delgadas, rubias, con un pecho perfecto. Estaba tan intimidada que me metí en un caparazón. Me sentía el patito feo”, corroboró en la edición estadounidense de la revista Elle. Los complejos autoimpuestos, la presión de la fama y las comparaciones con las atractivas parejas de su padre, como la modelo Adriana Lima ―“no me gustaba porque era perfecta, era todo lo que yo quería, pero no podía ser”―, la llevaron a desarrollar trastornos alimenticios y sufrió anorexia y bulimia de los 13 a los 24 años. Su fama se ha disparado en la última década y, además de protagonizar éxitos en cine (The Batman, Animales fantásticos) y televisión (Big Little Lies) y liderar el grupo musical Lolawolf, también es imagen y embajadora de firmas como Saint Laurent, Balenciaga, Calvin Klein o Tiffany & Co.
La historia de Channing Tatum es radicalmente diferente. Lejos del glamur cosmopolita en el que se crio su pareja, él creció en Pascagoula, un pequeño pueblo con tradición marítima del Estado de Misisipi que apenas supera los 20.000 habitantes. De orígenes muy humildes ―su padre trabajaba en la construcción―, él mismo ha relatado sus miedos adolescentes a hacer planes con amigos o novias de la época por no poder permitirse ir a cenar con ellos a un restaurante. De niño fue diagnosticado con dislexia y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), siendo marginado durante sus años de escolaridad. “Nunca me he considerado una persona muy inteligente por muchas razones, te ponen en clases con niños con autismo y síndrome de Down, miras a tu alrededor y dices: ‘Bueno, entonces aquí es donde estoy yo’. O te ponen en las clases más normales y es como, ‘vale, obviamente tampoco soy como estos niños’. Así que estás como en ninguna parte. Simplemente eres diferente”, desveló en The New York Times para denunciar los fallos del sistema educativo en su país.
Antes de convertirse en uno de los actores mejor pagados en la meca del cine a principios de la pasada década ―según Forbes se embolsó 60 millones de dólares entre 2012 y 2013―, Tatum trabajó como estríper en un club nocturno de Florida, germen de la exitosa saga Magic Mike, y como modelo de firmas como Abercrombie & Fitch o Emporio Armani. Mientras Kravitz fue abrazada por las revistas de moda como icono de estilo refinado, misterioso y aspiracional, Tatum se abrió paso encarnando al nuevo “gran héroe de la América obrera y blanca” en un puñado de películas de acción (G.I. Joe, Asalto al poder) sin más aspiración que llenar de cubos de palomitas XXL las filas de butacas. La influencia de su nuevo romance en su perfil como estrella de Hollywood se dejó notar al instante: Tatum, de la mano de Kravitz, fue invitado por primera vez a la exclusiva gala Met en 2021. Tras apartarse durante varios años de la primera línea para “recuperar energía”, este curso ha vuelto por la puerta grande: al lanzamiento de Parpadea dos veces se le suman las ya estrenadas Fly me to the Moon (con Scarlett Johansson) y un celebrado cameo en Deadpool & Wolverine.
Más allá de demostrar que los polos opuestos se atraen, Tatum afirma que trabajar juntos en la película no solo no ha deteriorado su relación, sino que la ha fortalecido hasta el punto de que lo considera una prueba de amor extrapolable a cualquier otra pareja mundana. “Si crees que estás enamorado de alguien y estás pensando en si quieres pasar el resto de tu vida con ella o casarte y tener hijos, te sugiero que busques el proyecto más difícil que puedas encontrar. Construid una casa, pintad una habitación, haced cualquier cosa”, explicó. Kravitz, ya en 2022, refrendó las palabras de su novio: “Él fue mi protector, alguien realmente maravilloso y dulce. Si podéis hacer juntos algo así, creo que es buen test. Nosotros salimos incluso más fuertes”. Otro de los grandes valedores de la pareja ha sido precisamente el suegro de Tatum, Lenny Kravitz, que tilda a su futuro yerno de “tío genial”. “Nos llevamos muy bien, también tenemos nuestra propia relación. Salimos por ahí y charlamos. Es un ser humano conmovedor. Ha sido muy bien educado. Tiene modales y clase”, manifestó en una aparición televisiva.