De Sabrina Carpenter a Chappell Roan: por qué las nuevas estrellas del pop se miran en Hannah Montana
La más reciente generación de iconos de la industria musical admite la influencia en su identidad y sonido del ‘alter ego’ televisivo a quien Miley Cyrus dio vida durante cinco años, y de quien hoy la cantante ya no reniega
Los votos de 50.000 adolescentes coronaron a Miley Cyrus con el dudoso honor de ser la peor influencia del año 2009 en una encuesta digital. La cantante, entonces aun alter ego de Hannah Montana en la serie de televisión homónima, desdoblada en chica normal de día y superestrella del pop por la noche, enfilaba su cruzada personal para dejar atrás el papel que la convirtió en celebridad. Tenía todas las probabilidades en su contra: un largo historial de juguetes rotos de la factoría Disney, un perfil mediático muy deteriorado y el repliegue de unos ejecutivos que creían amortizadas tanto la ficción como su protagonista. Pero lo consiguió. Evitó su destino navegando a través de escándalos y ataques furibundos de los sectores más puritanos, incapaces de comprender que aquella angelical niña Disney quisiera hacer twerking, gracias a su camaleónico talento musical y a su honestidad respecto a los desafíos y adicciones que estuvieron cerca de hacerla descarrilar.
Hoy, 15 años después de aquella encuesta, Miley Cyrus no solo ha conseguido hacerse un nombre por sí misma en el panorama pop, sino que se ha ganado el respeto de prensa, industria y académicos, y hasta el amor de Disney, que este mes de agosto la ha coronado como Leyenda Disney, un galardón creado por la compañía a finales de los años ochenta cuyo objeto es premiar a aquellas personas que contribuyeron de manera ejemplar a la compañía. Cyrus es, a sus 31 años, la persona más joven de la historia en recibir este reconocimiento, que también ostentan personalidades de la talla de Elton John, Bette Midler, Angela Lansbury o Carrie Fisher. Por si esto fuera poco, una nueva generación de estrellas del pop coinciden en el tiempo a la hora de reivindicar su —buena— influencia.
“Recuerdo ver el primer episodio y pensar: ‘Quiero hacer eso. Quiero cantar, quiero interpretar y quiero bailar. Quiero hacer todas esas cosas”. Sabrina Carpenter (25 años, Quakertown, EE UU), la más fulgurante estrella de la música internacional actual, ha hablado con esta devoción sobre Hannah Montana, la serie que desde 2006 a 2011 obsesionó a toda una generación de niños que ahora, ya crecidos, toman las riendas de la industria del entretenimiento. Con éxitos como Espresso y Please Please Please, que se intercambian los dos primeros puestos en las listas de lo más escuchado del verano, Carpenter ha afianzado una carrera que comenzó cuando solo tenía 10 años. Se presentó a un concurso multitudinario llamado The Next Miley Cyrus Project que buscaba por todo Estados Unidos a una discípula para la célebre actriz y, aunque quedó tercera, le garantizó un contrato con Disney que detonó su carrera.
“Estamos entrando en la era Hannah Montana de las estrellas del pop”, corrobora la revista Rolling Stone en un artículo publicado el pasado julio. “Carpenter es el mejor ejemplo de la inclinación hacia la hannamontanificación de su carrera y marca: en los últimos años ha adoptado ese estilo ultrafemenino, el maquillaje y la gran melena rubia hasta convertirse en su sello distintivo sobre el escenario. Esa personalidad coqueta, de colores pastel, enjoyada y aniñada, se ha trasladado todavía más a sus últimos singles (…) Hacía años que el pop no era tan divertido”.
La propia Cyrus está disfrutando en primera persona de esta reivindicación de su figura. El pasado año, su tema Flowers se convirtió en el más escuchado en todo el mundo y en febrero conquistó su primer premio Grammy, que celebró ofreciendo uno de los momentos más inolvidables de la gala. Además, es la gran favorita en las apuestas para amenizar el próximo espectáculo del descanso de la Super Bowl, un foco privilegiado con una audiencia superior a los 120 millones de espectadores que revaloriza a quien tenga la suerte de empuñar el micrófono.
Para la cantante Chappell Roan que Miley Cyrus supiera su nombre ya era motivo de sonrojo, pero que esta le entregara personalmente una invitación para una de sus fiestas privadas resultaba impensable. “Cuando me invitó me quedé en plan, ‘No sabes que tú fuiste mi primer concierto”, declaró, quien se ha erigido a sus 26 años en la nueva gran promesa del pop. Imitando la dualidad de Hannah Montana, Chappell Roan es la identidad drag de Kayleigh Rose Amstutz (26 años, Willard, EE UU), un personaje queer y camp construido durante años que ha enamorado a Elton John o Lady Gaga, pero que poco tiene que ver con la joven “introvertida, hogareña y de estricta educación cristiana” que le da vida. “Tener esta versión drag de mí misma es bueno porque me ayuda a separar lo público de lo privado”, afirmó en The Washington Post. En otras entrevistas, ha sido muy clara acerca del grado de influencia de la cantante ficticia en su carrera: “Yo solo quiero ser Hannah Montana. Ella era la que me gustaba cuando era una niña”.
El sentimiento es compartido. Roan saltó a la fama como telonera de la gira de Olivia Rodrigo, (21 años, Murrieta, EE UU), otra chica Disney que ha seguido el manual de emancipación escrito por Cyrus. Es más, este mismo año ha sido acusada de plagio por el parecido de uno de sus últimos singles, All American Bitch, con un tema (Start All Over) publicado por Cyrus en 2008. Selena Gomez, Demi Lovato, Jonas Brothers… sus carreras también fueron moldeadas a raíz del éxito de Hannah Montana, que llegó a tener una audiencia global de 200 millones de espectadores.
En la vertiente masculina, Troye Sivan (29 años, Johannesburgo, Sudáfrica), asentado sobradamente como una de las grandes estrellas internacionales de la música e icono LGTBI, es otro de los jóvenes referentes que ha expresado públicamente el impacto que tuvo Miley Cyrus en su identidad personal y profesional. “Cuando tenía 13 años y veía Hannah Montana pensaba que ella era la persona más cool del mundo. Miley escribió una canción llamada My Heart Beats For Love y dijo en una entrevista que trataba sobre su mejor amigo gay. Yo pensé: ‘Dios mío, Miley Cyrus tiene un mejor amigo gay. ¿Por qué no soy yo esa persona? Si todo el mundo me rechaza, al menos puedo ser amigo de Miley Cyrus”, relató el intérprete de éxitos como Rush en Buzzfeed.
El rapero queer Lil Nas X (25 años, Lithia Springs, EE UU) canalizó su amor por el personaje de ficción para plantear una colaboración con el padre de la estrella tanto en la serie como fuera de ella. La versión del hit country Old Town Road, junto a Billy Ray Cyrus, se alzó como un fenómeno viral y banda sonora predilecta de 2019. “Cuando mis compañeros hablan sobre cómo consiguieron aceptarse a sí mismos en la infancia gracias a lo que yo simbolicé siendo una niña, ahí es cuando digo: ‘Hostia, soy la jodida Hannah Montana”, corroboró Miley a la revista Billboard.
En el plano nacional, la artista más comparada con Cyrus ha sido la cantante Aitana Ocaña. Además de que la vocalista catalana de 25 años haya expresado en varias ocasiones su admiración por la estadounidense, su reciente evolución del pop chicle al electrónico, y de una actitud más adolescente a una pose escénica y lírica más sensual y provocativa, ha hecho germinar cientos de artículos y tuits que ejercen paralelismos entre su estrategia de madurez profesional y la de Cyrus. Si en una tarde de junio de 2010 ella se encargó de matar a Hannah Montana en el Día de la familia del festival Rock in Río de Lisboa luciendo un sugerente y ajustadísimo body, Aitana también ha hecho pedazos su recuerdo como niña de Operación Triunfo en los últimos tiempos a base de movimientos pélvicos en la coreografía de miamor, su más reciente éxito. A buen seguro que tanto Miley Cyrus como Hannah Montana estarían orgullosas.