Sophie Turner se sincera tras su divorcio: no es una fiestera, odiaba ser una “groupie” de los Jonas y Taylor Swift la salvó
La actriz, que anunció su separación del cantante Joe Jonas el pasado septiembre, ha concedido su primera entrevista larga en la revista ‘Vogue’, donde habla de cómo su retorno al Reino Unido y sus dos hijas, Willa y Delphine, la han ayudado a estabilizar su salud mental
Desde que tenía 13 años, la británica Sophie Turner sabe bien lo que es la fama. Apenas era una adolescente cuando se convirtió en Sansa Stark en ese inmenso éxito que fue la serie Juego de tronos, y, desde entonces, es un rostro habitual en series, películas y alfombras rojas. Sin embargo, nunca se había enfrentado a un huracán mediático de tal calibre como el que la golpeó el pas...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Desde que tenía 13 años, la británica Sophie Turner sabe bien lo que es la fama. Apenas era una adolescente cuando se convirtió en Sansa Stark en ese inmenso éxito que fue la serie Juego de tronos, y, desde entonces, es un rostro habitual en series, películas y alfombras rojas. Sin embargo, nunca se había enfrentado a un huracán mediático de tal calibre como el que la golpeó el pasado mes de septiembre, cuando se hizo pública la agria separación de su marido y padre de sus dos hijas, el cantante Joe Jonas. El proceso de custodia de las niñas, en pleno divorcio, tampoco fue sencillo. Ella, que ha sido definida como fiestera —de una forma negativa y no sin cierto tufo machista— por los tabloides sensacionalistas y retratada como una especie de madre malvada que había dejado a sus hijas atrás, ha luchado contra todo ello en silencio. Hasta ahora. La actriz se ha convertido en la protagonista de la nueva portada de la edición británica de Vogue, a la que ha concedido una larga entrevista donde habla (hasta donde el proceso legal le permite) de sus hijas, del divorcio, de cómo se sintió siendo una más de la gran familia Jonas, de cómo la ha afectado la maternidad, de su traslado al Reino Unido y de su salud mental, entre otras cuestiones, explicando cómo ha pasado por periodos de depresión y por un trastorno de la alimentación que la ha llevado a sufrir bulimia.
En estos meses previos, Turner ha pasado un verdadero infierno, reconoce. “Fueron los peores días de mi vida”, relata. Cuando tuvo lugar el divorcio, ella estaba rodando Joan, un proyecto que protagoniza y en el que interpreta a una madre soltera ladrona de joyas. “Recuerdo que estaba en el set, tenía un contrato para estar allí otras dos semanas más, así que no podía irme. Mis hijas estaban en Estados Unidos y no podía ir a verlas porque tenía que terminar Joan. Y empezaron a salir todos esos artículos...”, rememora. “Me dolió porque realmente me torturo por cada decisión que tomo como madre. Al ser madre, la culpa es totalmente real. No paraba de decirme a mí misma: ‘Nada de esto es cierto. Eres una buena madre y nunca has sido una fiestera”, recuerda sobre las acusaciones que varios tabloides vertieron explicando que sus estilos de vida eran muy distintos, con Jonas prefiriendo estar en casa y Turner siendo más social, acompañadas con unas imágenes de la intérprete en una fiesta de fin de rodaje en Birmingham.
“Es impresionante la cantidad de gente que se inventa cosas y las publica basándose en una foto”, reflexiona la actriz en Vogue. “Una imagen puede contar más que mil palabras, pero no es mi caso. Me sentí como si estuviera viendo una película de mi vida que yo no había escrito, producido o protagonizado. Fue chocante. Todavía estoy en shock”, reconoce. “Hubo días en los que no sabía si lo conseguiría. Llamaba a mi abogado y le decía: ‘No puedo hacerlo. No puedo”, rememora ahora, ocho meses después. “Y entonces, por fin, después de dos semanas de estar estancada, me recordó que era por mis hijas por lo que estaba luchando”, afirma. “En cuanto alguien me dice: ‘Hazlo por tus hijas’, lo hago. No lo haría por mí, pero encontraré la fuerza por ellas”.
Hasta ahora, no había sido así. Reconoce que no es muy buena “procesando emociones”: “Las encierro bajo llave y luego afloran en años después en forma de depresión o ansiedad”. Ahora ha aprendido a gestionarse mejor. “Si me hubiera pasado algo así hace 10 años no creo que hubiera tenido el mismo apoyo. Simplemente me siento muy afortunada de estar viva en una época en la que la gente es abierta de mente”, reconoce. “Gracias a Dios por la generación Z”.
La protagonista de X-Men: Fénix Oscura desvela que nunca se sintió muy integrada viviendo en Los Ángeles, teniendo que conducir largas distancias para ver a amigos, ni tampoco en Miami, donde se mudó con Jonas poco después de tener a su hija, al vivir en una comunidad cerrada con gente mucho más mayor: “Me sentía como un pajarito atrapado en una jaula dorada”. Es ahora, en su Reino Unido natal, donde ha vuelto a recuperar la confianza. Reconoce que se sintió muy apoyada por sus compañeros de rodaje en Joan, también por su familia y amigos, a los que considera muy cercanos. “Creo que la razón por la que estuve tanto tiempo medicándome es porque no tenía a esa gente junto a mí. Ahora que he vuelto a casa, soy realmente la persona más feliz que he sido en mucho tiempo”, asegura, en lo que es toda una pullita a los hermanos Jonas, entre los que nunca se sintió una más.
El hecho de que tanto ella como Danielle Jonas, la esposa de Kevin Jonas, y la actriz Priyanka Chopra, casada con Nick Jonas, siempre fueran consideradas las acompañantes de los Jonas no le resultó nunca cómodo a ella, que lleva labrándose su propia carrera durante más de media vida. “Había mucha atención sobre los tres hermanos y sus esposas. Siempre nos llamaban las esposas, y yo lo odiaba”, reconoce ahora, tras cuatro años de matrimonio y tres de noviazgo. “Era una especie de sensación de ‘más uno”, añade. “Y eso no tiene nada que ver con él, que de ninguna manera me hizo sentir eso, era que la percepción de nosotras era como si fuéramos las groupies de la banda”, reflexiona.
Cuando conoció al cantante, en 2016, por un mensaje de Instagram que él le envió (ella acudió a la cita con su hermano, pensando que era mentira), su romance fue muy rápido. Se prometieron en 2017 y se casaron en 2019 en dos bodas, una en Las Vegas y otra en un gran castillo francés. Su hija mayor, Willa, de tres años y medio, llegó de manera casi inesperada en 2020, en plena pandemia, lo que ayudó a la intérprete a crear un gran vínculo con la pequeña. La segunda, Delphine, de casi dos, nació de manera más pausada y consensuada. “Como mi ex y yo viajamos mucho”, explica en la entrevista, “quería que Willa tuviera un hermano. Quería que se tuvieran la una a la otra”. “Son muy divertidas, unas chicas muy femeninas y los rayos de sol en mi vida”. Al menos por ahora, ambos han pactado un acuerdo temporal por el que cada uno tenga a las niñas durante dos semanas al mes. Pero este ha caducado y tienen que decidir qué harán finalmente.
En ningún momento la actriz habla de los motivos que les llevaron al divorcio. Hay cuestiones que, al ser sus hijas menores y estar en lucha por la custodia, no puede tocar. Reconoce sentirse “nada feliz” con cómo ha ido la separación, —“en especial, en lo referido a las niñas”—, pero también cree que lo están haciendo lo mejor que pueden y asegura que su expareja “es un gran padre”: “Y eso es todo lo que puedo pedir”. Pero deja entrever que esperaba más de Jonas, también al ser él casi siete años mayor que ella y estar inmerso en un mundo de fama desde hacía décadas. “Fue surrealista, como un sueño febril”, rememora ahora. “Al ser él mayor que yo, sentí que me iba a cuidar mucho, hasta el punto de que cuando volví a casa no sabía hacer nada por mí misma”.
Ese retorno a casa fue, en buena parte, por sus hijas. Siendo británica, no entiende que ocurran en Estados Unidos catástrofes como el tiroteo de la escuela de Uvalde, ocurrido en mayo de 2022 y que mató a 19 niños y 2 profesoras. “No podría concebir ser madre de uno de esos niños sabiendo que esto es algo que tu país puede solucionar, que prefieren tener derecho a las armas antes que darles a los niños el derecho a la vida”, afirma. “Mientras tanto, en Estados Unidos se despojaba a las mujeres de sus derechos, a diestro y siniestro. Todo contribuyó a este sentimiento de: ‘Tengo que salir, tengo que salir”.
Además, tanto ese traslado como la llegada de sus hijas la ayudaron en su salud mental. “Para ser sincera, tener hijos fue lo mejor para mi relación con mi cuerpo”, reconoce ahora a la actriz, que explica que la maternidad le recordó “lo increíble” del cuerpo humano y la importancia de nutrirlo correctamente. “Siendo una chica joven, y especialmente al crecer bajo los focos, te juzgas mucho ti misma”. Cuidar su salud mental es clave para ella y para el bienestar de las pequeñas, por eso decide tomarse frecuentes descansos de las redes sociales. Desde que se asentó en Londres tras su divorcio, no toma medicación. “Lo cual es genial y también sorprendente, porque pensaba que iba a necesitarla, quizá ahora más que nunca”, reflexiona. “Estoy empezando de nuevo, redescubriendo lo que me gusta hacer, con quién me gusta estar”.
Pero antes de regresar al Reino Unido, la actriz tuvo que seguir un tiempo más en EE UU, hasta solucionar la cuestión legal con sus dos hijas. Decidió asentarse en Nueva York, pero no sabía adónde ir. Entonces, llamó a alguien a quien había conocido años antes, de quien le habían hablado bien, pero con quien no había podido mantener una gran relación por ser expareja de su, ahora, también expareja: Taylor Swift. La actriz le preguntó a la cantante si conocía a alguien que le pudiera alquilar un apartamento. Y Swift no dudó en ofrecerle el suyo, gratis. “Taylor ha sido una heroína absoluta para mí este año”, asegura Turner, que ahora ha empezado a formar parte del círculo de amigas de la compositora. “Nunca he estado más agradecida a nadie que a ella, porque nos acogió a mis hijas y a mí y nos proporcionó un hogar y un espacio seguro”, asegura. “Realmente tiene un corazón de oro”.