Los excesos de Elizabeth Taylor y Richard Burton: viajar con 156 maletas, reservar 21 habitaciones en un hotel o pedir un menú para sus perros
La pareja de intérpretes, que se conoció durante el rodaje de ‘Cleopatra’, vuelven a ser revisitados en un nuevo libro ‘Erotic Vagrancy’ y un documental de la BBC, ‘Elizabeth Taylor: Rebel Superstar’, en el que aparecerá Kim Kardashian
Año 1967. Taormina, Sicilia. Dos de las más grandes estrellas de Hollywood del momento, Elizabeth Taylor y Richard Burton, acuden al festival de cine que se celebra en la isla. Van a recoger el premio David di Donatello a mejores actores extranjeros. Los dos. Hay imágenes de la pareja disfrutando de unos días por la zona: en la ...
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Año 1967. Taormina, Sicilia. Dos de las más grandes estrellas de Hollywood del momento, Elizabeth Taylor y Richard Burton, acuden al festival de cine que se celebra en la isla. Van a recoger el premio David di Donatello a mejores actores extranjeros. Los dos. Hay imágenes de la pareja disfrutando de unos días por la zona: en la estación de tren, en un restaurante, dando un paseo y, por supuesto, recogiendo sus galardones. Pero Burton y Taylor no solo son las estrellas del momento, también son la pareja del momento. En la cronología de su relación, en Taormina, llevan ya cinco años juntos, desde que se conocieron en el rodaje de Cleopatra, cuando ambos estaban casados —él con Sybil Williams, ella con Eddie Fisher—. En 1964, después de que ella consiguiese el divorcio, Taylor y Burton se casaron por primera vez. “Elizabeth Burton y yo somos muy felices”, resumió él en un escueto comunicado. No necesitaban decir nada más, sus imágenes alrededor del mundo hablaban por sí solas: yates, joyas, cenas de postín, ropa de alta costura, cigarrillos y enormes gafas de sol ayudaron a construir la imagen, y la leyenda, de esta primigenia power couple antes siquiera de que existiera el concepto de power couple. Ahora, un nuevo libro sobre la pareja, Erotic Vagrancy: Everything about Richard Burton and Elizabeth Taylor, firmado por Roger Lewis, revela que la imagen que proyectaban estas dos estrellas no era fruto de la casualidad, sino de un enorme equipo que incluía secretarias, maquilladores, amas de llaves, fotógrafos personales, guardaespaldas, enfermeras, chóferes, mayordomos e incluso personal encargado de hacer y deshacer las maletas. No es para menos, según este libro, a Taormina no viajaron, precisamente, ligeros de equipaje: llevaron 156 bultos entre los dos.
Una palabra definiría a la perfección a esta pareja: exceso. Sabíamos que Burton y Taylor bebían en exceso (según El amor y la furia, otra biografía sobre la pareja, comenzaban a beber a la hora del desayuno y no paraban hasta que volvían a acostarse). Sabíamos, también, que gastaban en exceso. En particular, en alta joyería que Burton acostumbraba a regalarle a su esposa, como el diamante amarillo Krupp, la perla Peregrina (que había pertenecido a Felipe II y aparece en obras de Velázquez) o el diamante Taylor-Burton de 69 quilates. Sabíamos que se amaron en exceso, llegando a casarse hasta en dos ocasiones. Ahora, conocemos más de su particular dolce vita, bajada al detalle: en el Hotel Lancaster de París, ocuparon un total de 21 habitaciones y “sus perros les solían acompañar a los restaurantes, y eran alimentados de menú”. En otras ocasiones, la glamurosa pareja reservaba y mantenía habitaciones vacías en ciudades que nunca llegaban a visitar.
Sus posesiones también son un reflejo de esos excesos. Según el autor, en 1967 compraron un yate de lujo, bautizado como Kalizma, que tenía “siete camarotes con literas dobles, tres baños y una armería que contenía metralletas”. Los actores lo equiparon con muebles Chippendale y alfombras que debían ser reemplazadas cada seis meses debido a que las mascotas hacían allí sus necesidades. Sus perros no solo comían menú de restaurante, sino que también tuvieron su propia embarcación: fue en 1968, mientras la pareja se encontraba en Londres debido a un rodaje de él, cuando decidieron instalar a sus mascotas en un bote, amarrado cerca del Tower Bridge, y por un coste de 1.000 libras a la semana, para eludir las restricciones de cuarentena canina que había en aquel entonces en el Reino Unido. Ambos eran conscientes de sus propias necesidades y, según el escritor, bromeaban constantemente sobre ello. “Yo introduje a Elizabeth en la cerveza, ella me introdujo en Bulgari”, dijo él.
Este libro no será el único artefacto cultural que recuerde la figura de Elizabeth Taylor, ya inseparable del que se conociera como el amor de su vida, Richard Burton. Y es precisamente otra amante del exceso quien volverá sobre ella: hace escasos días se conocía que Kim Kardashian será la productora ejecutiva, además de una de las voces, de un nuevo documental de la BBC sobre la actriz que pretende, en cierta medida, desmontar parte de la leyenda que, precisamente, reivindica el libro. “Durante demasiado tiempo la historia de Elizabeth Taylor se ha contado como una telenovela”, explica la descripción del documental, titulado Elizabeth Taylor: Rebel Superstar. Se dividirá en tres partes: “Los ocho matrimonios, los diamantes, las adicciones. Esta serie le da a Elizabeth Taylor la importancia que merece, en todas sus encarnaciones: actriz, rebelde, magnate de los negocios y activista, para revelar cómo Taylor creó el modelo de la celebridad moderna”. Analizará el oficio de Taylor como actriz y “cómo reinventó la naturaleza de la fama, incluso cuando rompió el techo de cristal en Hollywood, antes de convertirse en una empresaria, activista y defensora de mil millones de dólares”. La participación de Kim Kardashian no es casual. Según han revelado medios como Variety o The Hollywood Reporter, la estrella de la telerrealidad y millonaria empresaria fue la última persona en entrevistar a la actriz, que falleció en marzo de 2011, a los 79 años.
Trece años después de su muerte, Elizabeth Taylor sigue protagonizando titulares: desde colecciones de Bulgari que celebran su legado hasta noticias sobre sus últimos romances (en concreto, con el actor irlandés Colin Farrell). Quizás ese es el mayor reflejo de cómo “reinventó la naturaleza de la fama”. Pero también quedan su obra y sus personajes, como el de Gloria, la prostituta protagonista de Una mujer marcada; Martha, la esposa alcohólica a quien dio vida en ¿Quién teme a Virginia Woolf?; o Maggie, la inolvidable gata sobre el tejado, películas que tras el #MeToo se recuerdan y reivindican desde una óptica feminista. 2024 la traerá de vuelta, una vez más, tanto en el exceso como en el defecto.