Imelda Staunton, la hija de la peluquera que se transformó en reina de Inglaterra
La última Isabel II en la exitosa serie dramática ‘The Crown’ cumple 68 años. A sus espaldas, un premio BAFTA y dos Olivier, unos férreos valores marcados por su educación católica y una vida personal discreta con un matrimonio que dura más de 40 años
“Mis padres eran inmigrantes irlandeses. Papá era obrero y mamá era peluquera. Crecí en Archway, al norte de Londres, y vivíamos encima de la peluquería. Mi madre me tuvo a los 21 años y, poco después, ya estaba regentando una gran peluquería, de la que luego fue propietaria. No fui una niña mimada, pero no me faltó de nada”, escribió la actriz Imelda Staunton en una pieza para The Guardian en el año 2015. La hija de la peluquera, que hoy cumple 68 años entre vítores por s...
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“Mis padres eran inmigrantes irlandeses. Papá era obrero y mamá era peluquera. Crecí en Archway, al norte de Londres, y vivíamos encima de la peluquería. Mi madre me tuvo a los 21 años y, poco después, ya estaba regentando una gran peluquería, de la que luego fue propietaria. No fui una niña mimada, pero no me faltó de nada”, escribió la actriz Imelda Staunton en una pieza para The Guardian en el año 2015. La hija de la peluquera, que hoy cumple 68 años entre vítores por su reciente encarnación de Isabel II en la última temporada del drama histórico The Crown, es, ante todo, una actriz de fondo, con una sólida carrera en el mundo de la interpretación que la ha llevado a convertirse en una de las villanas más temibles de Harry Potter, Dolores Umbridge, pero también a recoger uno de los premios más codiciados de la industria en Inglaterra, un BAFTA a mejor actriz, por su papel en El secreto de Vera Drake.
Imelda Mary Philomena Bernadette Staunton contó en otra entrevista que su madre soñaba con ser peluquera de cruceros “para poder conocer todo el mundo”, pero, siendo educada en el catolicismo, “se tuvo que casar” y hacer lo que todos los inmigrantes irlandeses hacían en aquella época: trabajar duro. Es por eso que Birdie, la madre de Staunton, decidió mandar a su hija a un colegio católico privado, para darle la educación que ella no se pudo permitir. Fue allí donde la joven Staunton descubrió la interpretación: “Fue mi profesora de teatro en la escuela quien me dijo que debía hacer una audición para la escuela de teatro. Convenció a mi madre de que tenía que ser actriz. Mis padres provenían de una generación en la que si alguien con autoridad les decía que esto era lo que iba a hacer su hija, lo aceptaban. No les preocupaba que yo me dedicara a la actuación porque no sabían nada al respecto”, confesó. A los 18 años, fue admitida en la prestigiosa Real Academia de Arte Dramático, donde cursó sus estudios: “Conocí un mundo nuevo a través del teatro. Esa fue mi educación. No teníamos libros en casa”, dijo la actriz en The Guardian.
Staunton es una actriz discreta —tanto a nivel profesional como en su lado personal— que ha conseguido hacer carrera gracias a su ética del trabajo, herencia de su madre, así como a los férreos valores de su infancia: “He recurrido a mi madre para interpretar muchos de mis papeles que encarnaban a una mujer fuerte. Su ética de trabajo fue su mayor legado”, afirmó. Su carrera comenzó a finales de los setenta, y en el teatro —que jamás ha abandonado—, donde consiguió buenas críticas gracias a sus interpretaciones en obras como La ópera del mendigo o Guys and Dolls. Precisamente en esta obra conoció a su marido, el también actor Jim Carter, otro rostro inmensamente popular en la televisión británica e internacional gracias a su interpretación del señor Carson, el mayordomo de Downton Abbey. Staunton y Carter contrajeron matrimonio en 1983, lo que les convierte en uno de los más longevos de la industria. Tiene además una hija, Bessie Carter, nacida en 1993, quien ha seguido los pasos de sus progenitores y, actualmente, participa en la popular serie Los Bridgerton.
Más adelante, Staunton comenzó a participar en series de televisión y películas británicas, lo que le valió convertirse en un rostro popular, especialmente como secundaria de oro, en el Reino Unido. Su salto y fama internacional llegó, sin embargo, con dos títulos en la década de los 2000. En el año 2004, se hizo con el papel protagonista en la cinta El secreto de Vera Drake, una película dramática donde la actriz dio vida a una mujer de orígenes humildes que practicaba abortos clandestinos en la década de los cincuenta. Por este personaje, Staunton fue nominada al Oscar y al Globo de oro, aunque finalmente solo se llevó a casa un premio BAFTA. “Mi madre murió en el año 2004, y mi padre seis días más tarde”, escribió la propia actriz: “Mamá tenía una enfermedad coronaria, y fue al hospital para ponerse un bypass, pero nunca sobrevivió a la operación. Una semana después de su muerte, recibí una nominación al Oscar por Vera Drake. El hecho de que mi madre nunca lo supiera y el no poder vivir esa experiencia con ella fue completamente devastador”.
En 2007, la actriz interpretó a la profesora Dolores Umbridge en la película Harry Potter y la Orden del Fénix y, en 2010, retomó su personaje en Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: parte 1. Algunos críticos destacaron esta interpretación como una de las más importantes de su carrera. Desde luego fue la más popular. Al menos, hasta que Netflix la escogió como la última reina de Inglaterra en The Crown, papel que anteriormente habían interpretado Claire Foy y la ganadora de un Oscar Olivia Colman. “Fue un reto”, dijo Staunton sobre su interpretación de Isabel II en la quinta y la sexta temporada, las únicas que se estrenaron tras el fallecimiento de la reina de Inglaterra y cuyo rodaje se vio postergado por ello. “Estábamos ficcionando hechos reales que para la audiencia eran muy cercanos”, dijo a Sky News, ya que sentía que, conforme la serie llegaba a su final, el público dejaba de verlo como un drama histórico al estar ya muy próximo a sus recuerdos.
Pese a su enorme éxito en cine y televisión, el gran amor de Staunton continúa siendo el teatro, de cuyas tablas nunca se ha bajado. Tan solo para tomarse merecidos descansos. Ganó su primer premio Olivier, el más prestigioso galardón en el teatro británico, en 1985 por sus actuaciones en A Chorus of Disapproval y Adiós, señorita Ruth. En 1991 recibió el segundo. Se ha subido a los escenarios en obras como ¿Quién teme a Virginia Woolf? o Follies. “En mi trabajo, me considero una persona muy afortunada, puesto que interpreto a todas estas personas diferentes y puedo vivir muchas vidas”, dijo la actriz en una entrevista con The Scotsman, “pero vivir la mía también es importante. Y no hace falta mucho para hacerme feliz: un buen paseo con mi perro, unas agradables vacaciones con mi marido... Ya hago un trabajo extraordinario, por eso me gusta hacer cosas normales”.