Manuel Turizo, cantante: “Hay que controlar la cabeza: nunca se queda callada y puede contaminarte”

El colombiano es uno de los artistas con más motivos para celebrar, después de asaltar las listas con éxitos como ‘El merengue’ o ‘La bachata’. “La música es terapia, todo el mundo necesita su escape”, afirma tras poner a bailar a medio mundo

El cantante Manuel Turizo en un hotel céntrico de Madrid, el 7 de noviembre de 2023.Samuel Sánchez

El gran triunfador de Los40 Music Awards, con hasta tres premios, se volvió pronto al hotel tras la ceremonia celebrada el pasado viernes 3 de noviembre en Madrid. “Estaba cansado y me vine a dormir. No fui al after ni nada de eso, me quedé quieto”, confirma días después ...

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El gran triunfador de Los40 Music Awards, con hasta tres premios, se volvió pronto al hotel tras la ceremonia celebrada el pasado viernes 3 de noviembre en Madrid. “Estaba cansado y me vine a dormir. No fui al after ni nada de eso, me quedé quieto”, confirma días después Manuel Turizo (Montería, Colombia, 23 años), el cantante que ha dominado con melodía de hierro la música latina en el último año. Puede sonar contradictorio, pero el responsable de poner banda sonora a las noches de fiesta con éxitos globales, como La bachata o El merengue, es de los que se recogen con prudencia y en compañía solo de los suyos. “Hay gente a la que le gusta salir en todas las ciudades y estar en la calle, pero yo prefiero estar tranquilo con mis amigos y mi novia”, añade casi excusándose. Desconectar tras darse un baño de multitudes ante miles de personas no es fácil. “Hay veces que pega”, concede durante la entrevista con EL PAÍS. Pero se va acostumbrando: “Me pongo a componer o a tomarme una cerveza con el equipo porque si llegas con mucha energía, y te quedas ahí mirando el techo, la cabeza habla mucho. La loca de la cabeza nunca se queda callada y puede contaminarte. Hay que controlarla”.

A primera vista, Turizo marca todas las casillas del arquetipo de estrella joven de la música. Ropa un par de tallas más grande, zapatillas Louis Vuitton, anillos y colgantes deslumbrantes, reloj de esfera XL, gafas de sol con el cristal tintado, gorra de malla… Recibe con un apretón de manos y un afectuoso “¿qué tal todo, bro?” en una suite con vistas panorámicas del suroeste de la capital y aprovecha para chequear sus redes mientras espera a que el objetivo apunte a uno de los rostros de moda en la industria. Una vez acomodado en el set dispuesto para la ocasión, el artificio estético va palideciendo ante su sonrisa tímida y un discurso reflexivo sobre su impulso artístico. “A todo el mundo le alegra que le premien, pero yo no hago música pensando en eso. La hago porque la amo y si algún día la gente no quiere escucharme más, voy a seguir haciéndola. Mi mente piensa todo el tiempo en canciones, letras y sonidos”.

La vocación nació pronto. Lo hizo en el piso familiar de Montería, una ciudad de tradición ganadera al norte de Colombia en la que convertirse en un artista internacional parecía un sueño irrealizable. El cuarto del pelaíto, como le conocían entonces, era el del medio y sus paredes estaban decoradas por guitarras, accesorios de hípica ―los caballos son su otra gran pasión― y un violín que pidió por Navidad y que jamás llegó a aprender a tocar. Aunque su padre también es músico, la banda sonora estaba marcada por los gustos maternos. “Cuando me levantaba cada mañana, ella ya tenía la radio puesta. Le gusta mucho la música que se baila: la salsa, el vallenato, el merengue…”, evoca sobre su predicamento por la mezcla de géneros que ahora es una de sus señas de identidad como intérprete. “Si me gustan muchos tipos de música, ¿por qué tendría que limitarme a hacer uno solo? Puedes probar a hacerlos todos y ver si funciona”. Su próximo álbum, que presentará en Madrid en el festival Christmas by Starlite en diciembre, se llamará 201, en homenaje al número del apartamento que tanto le ha marcado.

El cantante colombiano Manuel Turizo en un hotel de Madrid, después de alzarse con tres premios en los 40Music Awards celebrados en la capital.Samuel Sánchez

Hoy, los 32 millones de oyentes mensuales que acumula solo en Spotify corroboran una aspiración por la que apostó su futuro. Persiguiendo su sueño de triunfar, se marchó a Medellín siendo un niño junto a su hermano Julián, compositor de varios de sus éxitos. “Mis padres me pusieron la obligación de que no podía dejar el colegio, pero mi mente solo pensaba en música. Recuerdo que buscaba en el Instagram de los productores o las discográficas a ver si tenían puesta la dirección del correo y podía escribirles para que me abrieran la puerta. Yo buscaba y buscaba lo que fuera”, rememora. Nadie le ofreció la oportunidad anhelada. A los 16 años, Manuel encontró una plataforma digital que permitía alojar canciones por solo nueve dólares. “Pero no tenía tarjeta de crédito para poder pagarla, así que se la tuve que pedir a mi primo porque ellos sí tenían dinerito”, recuerda entre risas. La canción, a medio camino entre el reguetón y la balada pop, se llamaba Una lady como tú (2016). En cuestión de meses, era un hit indiscutible a ambos lados del Atlántico y el pasaporte de Turizo al estrellato. ¿Le llegó a devolver los nueve dólares a su primo? “No, ahí sigue acumulando intereses”.

Pese a lo precoz de su éxito, el camino hasta su estatus actual no ha seguido una línea recta. “Si fuera fácil mantener una carrera, créeme que todo el mundo lo haría. Para esta industria no hay un manual, solo aprendes a raíz de hacer y equivocarte”. En este punto de la conversación, ya se ha despojado de sus gafas y no aparta la vista de su interlocutor. Al contrario que otros artistas de su generación, defiende que no hay diferencia entre la persona y el personaje, que Manuel Turizo es uno y auténtico, aunque oculte deliberadamente los episodios menos gratos de su rutina. “El público solo ve la cara buena porque nuestro trabajo es hacérselo pasar bien con nuestras canciones. Cada persona tiene sus problemas, ¿para qué vas a cargarlos con más negatividad?”, se pregunta. Sobre todo, en tiempos tan convulsos como los actuales: “La música y el baile son terapia, todo el mundo necesita su escape”.

El cantante Manuel Turizo da un discurso de agradecimiento después de recibir un premio en Los40 Music Awards, el pasado 3 de noviembre en Madrid.LOS40 Music Awards

El cantante intenta predicar con el ejemplo. Si en pleno monopolio de los ritmos urbanos él se desmarca apostando por el merengue o la bachata, también nada a contracorriente al huir de declaraciones controvertidas, choques con otros artistas o publicitar su vida íntima. No busquen fotos de su novia o padres en sus redes, no las encontrarán. “Siempre he pensado que las personas de mi alrededor no tienen por qué estar expuestas. Ellos no han decidido tener esa visibilidad y a mí me afecta verlos mal por cualquier comentario que puedan hacer sobre mí”. Y prosigue: “Sé que esto no es solo música y que trabajamos en el entretenimiento que consiste, literalmente, en crear una novela de tu vida. Pero yo siempre quise poner mi foco en mi música”. Y pese a lo meteórico de su ascenso, apuesta por mantener los pies de la tierra. “No puedo decir que de aquí a un año voy a ser el artista más grande que hay en el mundo porque no sé un carajo si eso va a ser posible. Eso no lo controla nadie”, concluye. De momento, el pelaíto prefiere seguir amenizando las mañanas de aquellos que, como su madre, amanecen cada día con la radio puesta.

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