Richard Curtis, guionista de ‘Love Actually’ y ‘El diario de Bridget Jones’, lamenta cómo trató a algunos personajes femeninos
El director charló con su hija, Scarlett Curtis, de 28 años, sobre sus películas más emblemáticas y admitió que se arrepentía de algunas de ellas: “Creo que no fui tan observador e inteligente como debería haber sido”
Las comedias románticas británicas de los noventa y los dos mil tienen nombre y apellido: Richard Curtis (Wellington, Nueva Zelanda, 66 años). Curtis es el artífice, como guionista, de la inolvidable Cuatro bodas y un funeral, estrenada en 1994 y protagonizada por Hugh Grant y Andie MacDowell, así como de...
Las comedias románticas británicas de los noventa y los dos mil tienen nombre y apellido: Richard Curtis (Wellington, Nueva Zelanda, 66 años). Curtis es el artífice, como guionista, de la inolvidable Cuatro bodas y un funeral, estrenada en 1994 y protagonizada por Hugh Grant y Andie MacDowell, así como de Notting Hill (1999), que contaba la historia de amor entre un librero interpretado por Grant y una actriz de Hollywood, a quien daba vida Julia Roberts. En 2001, llevó a la pantalla la historia de una de las antiheroínas por antonomasia del género romántico, la inclasificable (y hoy muy criticada) Bridget Jones. Y, en 2003, se ocupó, además del guion, de la dirección de la que ya es un clásico de las películas románticas navideñas, Love Actually, una historia de amor coral donde varios protagonistas entretejen sus vidas semanas antes de Navidad. Este inglés de adopción —llegó a Londres con tan solo 11 años— aporta a sus guiones, sin duda, ese humor tan británico que permite que sus comedias, a pesar de ser románticas, no sean simplemente ñoñas, sino divertidas y perspicaces, convirtiéndole, como le bautizaron en este mismo diario, en “el maestro de la comedia sentimental inteligente”.
Sin embargo, echando la vista atrás, el propio Curtis encuentra una serie de errores que no volvería a cometer. No se alarmen, Curtis sigue apostando por los finales felices en los que cada uno encuentra la horma de su zapato, pero según ha confesado recientemente en el Festival literario de Cheltenham, y al ser confrontado sobre algunas de sus películas por la entrevistadora, que era ni más ni menos que su propia hija, Scarlett, de 28 años, el guionista y director opina que algunas de las más exitosas mostraban una imagen “estúpida y equivocada” en cuestiones como la diversidad o el trato a sus personajes femeninos.
El guionista lamenta, por ejemplo, que en Notting Hill, una película ambientada en un barrio que cada año celebra un inmenso carnaval callejero con música y bailes caribeños en honor a la comunidad que se estableció allí a principios del pasado siglo y donde “nació el movimiento británico de derechos civiles negros”, según expresó su propia hija, no se incluyese a una sola persona racializada en el reparto. Y Curtis admite su error. Curioso dato, puesto que la denominada gentrificación del barrio londinense, hoy uno de los más caros de la capital británica y donde ahora viven mayoritariamente personas blancas privilegiadas, pegó el pelotazo cuando, precisamente, Curtis decidió situar allí la librería de viajes que regentaba Hugh Grant.
“En los últimos años, ha aparecido cierta controversia sobre la forma en que tus películas tratan a las mujeres”, afirmó desde el escenario Scarlett Curtis. Su padre no negó la mayor. Y entraron a debatir sobre uno de los personajes que, bajo el prisma de los últimos movimientos feministas, más conflicto ha generado: Bridget Jones. Considerada heroína feminista a inicios del pasado siglo, la figura de este personaje no ha soportado bien el paso del tiempo. Coincidiendo con el 25º aniversario de la edición internacional del libro, que fue este mismo año, algunas personalidades como la escritora Elizabeth Egan en The New York Times, arremetieron contra la novela y, por ende, la película que, según sus palabras, ha envejecido de manera “atroz” y tanto su heroína como los millones de lectoras que encontraron en ella un referente de feminidad contemporánea y un modelo de conducta, opina, “merecían mejor suerte”. Uno de los asuntos que más se han debatido es la relación entre Bridget Jones y su peso. Scarlett Curtis cuestionó la descripción del personaje interpretado por la actriz Renée Zellweger, diciendo que tenía “muslos de tronco de árbol” cuando tenía una figura normal.
Curtis dijo por su parte que, en aquella época, no veía ese tipo de comentarios con malicia. “Creo que no fui tan observador e inteligente como debería haber sido”. La otra crítica vino por la representación del personaje de Natalie, la secretaria del primer ministro británico (interpretado de nuevo por Hugh Grant) en Love Actually. A lo largo de toda la película, las bromas sobre el personaje de Natalie tienen que ver, en todo momento, con su peso. “Recuerdo lo sorprendido que me quedé hace cinco años cuando Scarlett me dijo: ‘Nunca más puedes utilizar así la palabra ‘gordo’. Vaya, tenías razón. En mi generación, llamar gordito a alguien [era divertido]; en Love Actually había bromas sobre eso. Esos chistes ya no tienen gracia”.
Curtis dijo, sin miramientos, que lamentaba gran parte de su trabajo. “Ojalá hubiera estado a la vanguardia”, dijo. En su defensa, admitió que había escrito sobre el amor entre dos hombres en Cuatro bodas y un funeral y que Simon Callow, que interpretaba al personaje de Gareth, le había dicho que era la primera vez que le ofrecían el papel de un hombre homosexual que no terminaba muriendo de sida. Sin embargo, le gustaría haber hecho más: “Creo que venía de una infancia muy poco diversa y que me aferré a la sensación de que no sabría escribir ese tipo de historias. Creo que simplemente fui estúpido. Es como si mi director de casting, mis productores y yo jamás hubiésemos mirado hacia fuera”.