El incierto futuro del documental de Enrique de Inglaterra y Meghan Markle: entre el estreno inminente, el retraso y la cancelación
El hijo menor de Carlos III ha escrito un libro de memorias, por ahora paralizado, y prepara el lanzamiento de su proyecto con Netflix, pero la muerte de Isabel II y, sobre todo, el estreno de ‘The Crown’, amenazan con paralizarlo
La salida de Enrique de Inglaterra y Meghan Markle de la familia real británica, hace dos años y medio, dejaba a la pareja en una situación delicada, a primera vista. ¿Cómo iban a mantener su ritmo de vida? ¿De dónde saldría el dinero para pagar el astronómico coste de sus vidas, casas, aviones, armarios? ¿A qué se iban a dedicar? L...
La salida de Enrique de Inglaterra y Meghan Markle de la familia real británica, hace dos años y medio, dejaba a la pareja en una situación delicada, a primera vista. ¿Cómo iban a mantener su ritmo de vida? ¿De dónde saldría el dinero para pagar el astronómico coste de sus vidas, casas, aviones, armarios? ¿A qué se iban a dedicar? La respuesta llegó de forma rápida y lógica: plataformas de contenidos y editoriales se lanzaron en tromba a seducir a los duques de Sussex y darles carta blanca a la hora de crear contenido para sus catálogos.
Sin embargo, ahora que ese contenido empieza a tomar forma, varios acontecimientos han hecho que su lanzamiento se frene un poco. El primero y principal ha sido la muerte de Isabel II, cabeza de la familia real británica y abuela de Enrique. Eso ha hecho que se ponga en duda qué va a pasar con las memorias que ha escrito el hijo menor de Carlos III. Un libro muy delicado y, seguramente, revelador, del que no hay avances más allá de que, “por primera vez”, el duque de Sussex compartiría con los lectores “la suma definitiva de sus experiencias, aventuras, pérdidas y lecciones de vida que le han hecho convertirse en quien es”. La publicación por parte de Penguin Random House de este “honesto y cautivador retrato personal”, tal y como lo calificó la editorial, estaba prevista para este otoño, de cara a Navidad, y, por el momento, está en pausa. Pero lo que está en entredicho es el futuro de uno de sus principales proyectos, en el que llevan meses trabajando: un documental con Netflix.
En septiembre de 2020 la pareja cerró un contrato con la plataforma estimado en unos 100 millones de dólares. Meses después, en abril de 2021, se supo que su primer proyecto sería un documental centrado en los Juegos Invictus, la competición deportiva creada en 2014 por el príncipe para veteranos heridos de guerra y que se celebran en distintos puntos del planeta. Con esa excusa, las cámaras de Netflix han seguido al matrimonio por medio mundo, de Londres a Nueva York, algo que no ha sentado bien en la familia real.
Después de más de un año de rodaje y posproducción, el documental está listo. Pero ¿ahora qué? Desde que murió Isabel II y Carlos III subió al trono los medios británicos y estadounidenses hablan de que tanto Netflix como los duques de Sussex dudan acerca del destino del material, en el que, sin duda, se revelarán aspectos de su vida privada y de la familia, en un nivel de intimidad y exposición raramente visto en personas de su posición. Según anuncia ahora en exclusiva el medio especializado en cine Deadline, el estreno del mismo se ha retrasado. Ya no se verá a finales de 2022, como estaba previsto, sino que llegará a la plataforma “el próximo año”. Una fecha nada precisa y que hace intuir que el retraso puede ser significativo, si es que finalmente llega a ver la luz.
Sin embargo, el tabloide estadounidense Page Six da la versión contraria de Deadline y afirma que sí, que diciembre sigue siendo la fecha establecida para el estreno. “Según múltiples fuentes”, aseguran. El motivo del retraso no habría sido solo la muerte de la soberana, sino el estreno de la exitosa serie The Crown, que en esta quinta y penúltima temporada aterriza en los años noventa, con la crisis, separación y posterior divorcio entre Carlos y Diana de Gales como trama principal, para acabar con la muerte de la princesa. La prensa británica, siempre tan predispuesta a publicar a los cuatro vientos los rumores que soplan desde palacio, asegura que la familia real no está en absoluto contenta con el retrato que se hace de ellos, sobre todo de Carlos, protagonista de aquella historia que tuvo lugar hace 30 años y que, apenas un mes de su proclamación como rey, vuelve a ponerle en el ojo público, en una situación incómoda y de la que no sale precisamente bien parado. Hasta el ex primer ministro John Major, que ya aparece retratado en esta quinta entrega (le interpreta Jonny Lee Miller), ha criticado algunos de los hilos argumentales. En concreto uno del primer capítulo donde se hace ver que el entonces príncipe Carlos se quejó ante él de que tenía que esperar demasiado para ser rey, y que Major ha calificado de “tonterías malintencionadas”.
Si a una historia que las audiencias del mundo entero ansían continuar desde hace dos años se le suma el morbo de un documental, ya no un formato de ficción, que retrata las intimidades de uno de los miembros más populares de los Windsor, el caldo de cultivo para noticias, críticas y todo tipo de exposición pública de una familia que ya tiene bastante con sus propios acontecimientos es aún mayor. Y a apenas seis meses de la coronación de Carlos y Camila como reyes, el próximo mes de mayo.
Pero si el documental (por ahora sin título) critica o pone en evidencia a la familia real británica, y en concreto al actual rey, los duques de Sussex también tienen mucho que perder. La cuestión es que, cuando decidieron dar un paso atrás en la familia real británica, perdieron su estatus de miembros de la misma, y por tanto la protección oficial por parte de los cuerpos policiales y de seguridad británicos, sobre todo tras su marcha a Montecito (California), la lujosa ciudad costera donde ahora residen. Sin embargo, Enrique reclama con insistencia —tanto que ha llegado a llevarlo a los tribunales— que él y especialmente sus dos hijos cuenten con protección oficial, y no privada, cuando viajan al Reino Unido, algo que por el momento se le ha denegado. Una cuestión que podría cambiar si Carlos III decide que los niños, Archie y Lilibet, sean considerados príncipes, una condición que no es automática, sino que el propio monarca otorga a sus nietos. Por el momento, no los ha nombrado como tales. Quién sabe si a la espera de conocer qué cuentan esas memorias o qué puede verse en ese documental cuyo futuro, por el momento, penden de un hilo.