De incrédula a millonaria: cómo la confesa ambición de Margot Robbie la ha convertido en la actriz mejor pagada del año
La australiana, de 32 años, se prepara para estrenar ‘Barbie’, por la que se ha embolsado 12,5 millones, y tiene pendientes media docena de proyectos como intérprete y como productora. Aunque ella misma dudaba de su carrera, todo Hollywood la alaba, de Scorsese a Tarantino
Para Margot Robbie no existe mejor motivación que la incredulidad. Tan descreída como ambiciosa, la intérprete australiana no daba crédito a sus ojos cuando se vio por primera vez en la neoyorquina Times Square frente a un anuncio gigante en el que figuraba como parte de la serie Pan Am. “Todavía tengo la foto”, contaba a este periódico hace un par de años, añorante de un momento en el que aún no era nadie. Luego dudó que fuera “la rubia más atractiva del mundo” como ...
Para Margot Robbie no existe mejor motivación que la incredulidad. Tan descreída como ambiciosa, la intérprete australiana no daba crédito a sus ojos cuando se vio por primera vez en la neoyorquina Times Square frente a un anuncio gigante en el que figuraba como parte de la serie Pan Am. “Todavía tengo la foto”, contaba a este periódico hace un par de años, añorante de un momento en el que aún no era nadie. Luego dudó que fuera “la rubia más atractiva del mundo” como decía de ella el guion de El lobo de Wall Street (2013), la película de Martin Scorsese que la puso en el mapa. Aun así siguió dudando. “Me recuerdo diciéndole a un amigo eso de: ‘No he trabajado desde hace seis semanas, seguro que ya no hay nada más”, añadía riéndose de sus dudas. Unas dudas que no ha tenido Hollywood: este julio, según la revista Variety, Margot Robbie se acaba de situar como la actriz mejor pagada del año gracias a un sueldo de 12,5 millones de dólares (o de euros, ahora que están a la par) por su trabajo en la próxima película Barbie.
Hay que especificar que Robbie, de 32 años, es la actriz mejor pagada porque, a juzgar por los 17 varones que la preceden —con sueldos que van desde los 100 millones de dólares de Tom Cruise por su Top Gun: Maverick a los también 12,5 millones de dólares de Ryan Gosling por la misma Barbie que protagoniza Robbie—, lo de la paridad salarial de Hollywood dista mucho de ser una realidad cercana. Pero si hablamos de interpretaciones femeninas, sí se sitúa por delante de Millie Bobby Brown (que cobró este año 10 millones de dólares por su regreso a la serie Enola Holmes), Emily Blunt (que solo ha cobrado cuatro millones de dólares por Oppenheimer), Jamie Lee Curtis (3,5 millones de dólares por Halloween Ends) y de los 1,8 millones de dólares de Anya Taylor-Joy por Furiosa.
La desconfianza de Robbie no está reñida con su valía. Y si ella no la quiere ver, ahí están los otros para recordársela. Como Scorsese, que además de compararla con Carole Lombard, Joan Crawford e Ida Lupino por su humor, su resiliencia y las emociones que es capaz de mostrar en cámara, respectivamente, describió a la australiana en su día como alguien “con una audacia que sorprende y deja huella”. Para audacia, la que mostró en el papel en El lobo de Wall Street, donde abofeteó por sorpresa a Leonardo DiCaprio en plena audición.
En su siguiente trabajo con DiCaprio, ella demostró la misma predisposición, en este caso con el director Quentin Tarantino, a quien envió una carta, como quien no quiere la cosa, haciéndole saber lo mucho que admiraba su cine y en especial Amor a quemarropa (1993), que la actriz describió como su película favorita. Tarantino ya tenía a la intérprete de Yo, Tonya en la cabeza para revivir la memoria de Sharon Tate en Érase una vez en... Hollywood (2019), pero la misiva seguro que no vino mal. “Margot tiene un dinamismo visual y unas cualidades personales que no ves todos los días. Tiene lo que hay que tener”, resumió tras dirigirla Tarantino a EL PAÍS sobre su elección.
Lo que tiene Robbie es hambre de cine desde que empezó trabajando en la serie Neighbours, un clásico de la televisión australiana por la que han pasado la mayor parte de los actores de ese país y que ahora, tras 9.000 capítulos y 37 años en emisión, llega a su fin. “Por supuesto que soy ambiciosa. Mi carrera es mi motivación. Llegué a Estados Unidos con un plan y sigo mirando adelante”, reconoció en la entrevista con este medio. Le viene de pequeña, de ese Queensland (Australia) en el que Margot Elise Robbie creció y donde ya apuntaba maneras de negociante y drama queen cuando se ponía a vender los juguetes usados de su hermano en la acera de su casa.
Ahora bromea con todo ello, pero algo de aquella niña sigue vivo en sus personajes, y eso que los tiene de todos los tipos: desde esas películas semidesconocidas tipo Suite francesa o Z for Zachariah hasta los grandes éxitos dentro del género de los superhéroes interpretando a Harley Quinn en dos ocasiones (Escuadrón suicida y Aves de presa) y sus dos candidaturas al Oscar con Yo, Tonya (2018) o El escándalo (2020). “Es cierto que muchas de las mujeres que he interpretado comparten mi ambición. Y que esta industria es dura. Pero también es cierto que estoy llena de dudas como cualquiera. Nunca sabes cómo acabará quedando lo que haces”, resumió entonces.
Quizás por eso, buscando un mayor control de su trabajo o del contenido de sus películas, desde 2014 existe esa otra cara de Robbie que se llama LuckyChap Entertainment. Se trata de su productora, que fundó junto a su marido, el realizador británico Tom Ackerley, y otros amigos y con la que potencia contenido no solo como vehículo propio sino para otras actrices, como fue el caso de Una joven prometedora que, protagonizada por Carey Mulligan, llevó al Oscar a su directora, Emerald Fennell, por el guion de esta comedia negra sobre una joven que busca venganza. “Margot es una persona extraordinaria. Por eso le va tan bien como productora, alguien decidida a hacer cosas diferentes y a elevar las voces de las mujeres”, resumió a EL PAÍS la directora y guionista, que utilizó las palabras “interesante”, “extraña”, “inteligente” y “deliciosa”, además de “un gran apoyo”, para describir a su benefactora.
Se desconocen los términos que utilizaría para ella su marido, porque a pesar de los seis años que llevan casados apenas se sabe nada de ellos. Que se conocieron cuando Ackerley, también de 32 años, trabajaba como asistente del director en una de las películas más indies de Robbie. Que se fueron a vivir juntos nada más haber asistido a su primera gala en los Globos de Oro con El lobo de Wall Street y que ahí siguen, no solo como pareja sino como compañeros de trabajo. Y que les queda bastante por delante, a juzgar por la cartelera de estrenos que se le acumula a la intérprete.
Antes de esa Barbie donde, bajo la dirección de Greta Gerwig, se ha convertido en la actriz mejor pagada, además de en la encarnación de la muñeca de Mattel, tiene pendiente de estreno Amsterdam, de David O. Russell; Babylon, donde interpretará a la estrella del cine mudo Clara Bow a las órdenes de Damien Chazelle; y la Asteroid City que Wes Anderson ha rodado en España. Además, le espera una nueva reencarnación de la saga de Ocean’s Eleven, el drama de guerra Ruin junto a Matthew Schoenaerts, otra versión de Tank Girl que quiere producir y hasta una nueva encarnación de la saga de Piratas del Caribe en la que sustituiría al mismísimo Jack Sparrow. Obviamente, ahora Margot Robbie no puede tener dudas sobre su carrera. Ni tampoco tiempo para contar el dinero.