Luis Fonsi: “Me da tranquilidad, cuando escribo canciones, contar con la visión de la mujer”
El cantante puertorriqueño autor de ‘Despacito’ publica su decimoprimer álbum de estudio, ‘Ley de gravedad’, que escribió antes, durante y después de la pandemia, y en el que ha contado con la colaboración de su mujer, la modelo cordobesa Águeda López
En una época en la que los puertorriqueños conquistan gran parte del panorama musical, Luis Fonsi (43 años) sigue representando a su isla como mejor sabe hacerlo: con el corazón en las baladas y la cabeza en la reinvención. En su último disco, Ley de gravedad, toca todos los palos y ha disfrutado de la compañía de artistas que llen...
En una época en la que los puertorriqueños conquistan gran parte del panorama musical, Luis Fonsi (43 años) sigue representando a su isla como mejor sabe hacerlo: con el corazón en las baladas y la cabeza en la reinvención. En su último disco, Ley de gravedad, toca todos los palos y ha disfrutado de la compañía de artistas que llenan los estadios de todo el mundo, como Rauw Alejandro o Sebastián Yatra. Aunque sabe que muchos le conocen por su Despacito, él se niega a aprovechar el bum y retirarse a tiempo. La música “es su vida”, su gran pasión, y ni sus 11 álbumes de estudio ni los cinco premios Grammy que acumula —además de sus otros tantos reconocimientos— le bajarán por ahora de los escenarios. Recibe a EL PAÍS en un ático del centro de Madrid. Se nota que lo pasa bien con su trabajo a pesar de que su lugar favorito no está bajo ningún foco, sino junto a su mujer y sus hijos.
Pregunta. ¿Qué diferencia Ley de gravedad del resto de sus álbumes?
Respuesta. No trato de hacer álbumes distintos, pero las tendencias te llevan por caminos diferentes. Este álbum lo compuse antes, durante y después de la pandemia. Por eso cada canción ha nacido en un lugar. No físico, sino emocional. Dolce, que es superalegre, fue uno de los últimos temas que escribí. Representa esas ganas de querer salir y celebrar, de ver luz al final del túnel. Pero un tema como Girasoles es a guitarra, más poético, y lo creé en el núcleo del huracán de la pandemia.
P. Dolce y Girasoles coinciden justamente con el principio y el final del disco.
R. He tratado de crear un orden lógico con las 16 canciones para que quien se siente a escucharlas tenga un hilo conductor. Es como en un show. Puedes empezar con una canción susurrada, y avanzar jugando con esos cambios emocionales.
P. ¿También vivió la pandemia con cambios emocionales?
R. Por supuesto. Lo que más me gusta de mi trabajo es estar con la gente. Cuando te quitan eso, te quitan todo. Es como si tienes que escribir una canción y te quitan la guitarra. Pero el tiempo me ayudó a entenderlo y me desahogué haciendo música.
P. Y esa necesidad de desahogarse le llevó a mezclar todos los géneros que incluye en su álbum.
R. Tuvimos tiempo de experimentar y colaborar con otros artistas, incluso a la distancia. Hasta hemos escrito canciones por Zoom. Ley de gravedad es muy completo y variado, pero hay géneros que no me atrevo a tocar por respeto, como la salsa o el flamenco. Y eso que el flamenco es uno de mis favoritos. Me encanta. Me vuela la cabeza. Pero no, no me atrevería, porque no lo llevo en la sangre. No lo conozco y no sabría ni por dónde empezar.
P. Esta vez ha trabajado con muchos artistas, pero, por primera vez, también con su esposa [la modelo Águeda López], que aparece en el vídeo de Dolce. ¿Cómo surgió?
R. Fue algo muy espontáneo. Antes nunca habría querido hacerlo, porque siempre está esa línea que nunca quieres cruzar. No quiero ser muy misterioso, pero tampoco exponer a mi familia ni mi vida privada demasiado. Trato de buscar el punto medio que me permita subir [a las redes sociales] una foto bonita con mi familia si me apetece. Con el vídeo tuvimos la ayuda de un gran amigo que hizo un diseño en el que iba a aparecer una modelo. Ahí se me encendió la bombilla y pensé: “¿Por qué no?”. Fue muy natural, no lo tuve que pensar mucho, y cuando las cosas surgen así, es por algo. Algunos directores ya me lo habían ofrecido, pero antes me parecía muy cliché.
P. También coescribe sus canciones con mujeres para buscar ese lado un poco más feminista.
R. Me da tranquilidad tener ese punto de vista. Cuando uno escribe, tiene que tener primero una conversación para entender el tipo de canción al que se enfrenta y los personajes que la protagonizan. Empezamos preguntándonos: “Si él hiciera esto, entonces ella sentiría aquello”. Tener esa charla y el punto de vista de la mujer completa la canción. Me da la seguridad de que la letra va a quedar como tiene que quedar. No es que un hombre no lo pueda hacer, pero me gusta contar con la sensibilidad de la mujer.
P. De todo su repertorio de canciones, hay una en concreto por la que todo el mundo le recuerda. ¿Qué es lo que siente por Despacito?
R. Agradecimiento. Me siento privilegiado por haber sido parte de algo histórico. Creo que la gente se sorprende cuando me preguntan. Piensan que voy a decir: “Guau, estoy cansado”. Y ese momento no ha llegado. Y me atrevo a decir que nunca va a llegar, porque sería muy ingrato por mi parte. La canción me cambió la vida, me abrió muchas puertas, me acercó a culturas, a países, a idiomas que no conocía y que quizás no hubiese conocido de no haber sido por la canción. Como músico he aprendido muchísimo. Y si tengo que cantar Despacito por el resto de mi vida, todos los días de mi vida, lo voy a hacer con el mismo amor y con la misma ilusión.
P. ¿No hay nada de lo que se arrepienta en su carrera?
R. No de Despacito, pero hay cosas por las que uno mira atrás y se pregunta: “¿Por qué?”. Es similar a cuando uno ve una foto del álbum escolar de hace 15 años. Dices: “Dios mío, ¿por qué llevaba ese corte de pelo?”. Es un proceso. Yo ahora escucho mi primer disco y pienso: “Ni siquiera entiendo por qué grabé esa canción”. Pero está bien. Equivocarse y arrepentirse es parte de la vida y de la evolución natural de uno mismo.
P. El éxito le ha llevado a cantar No se habla de Bruno [canción de la película de Disney Encanto] en la última gala de los premios Oscar.
R. Eso fue muy, muy loco. Fue mi primera vez en los Oscar y me emocioné cuando recibí la invitación. Comenzó cantando el elenco original de la película y, como fanático de Encanto, me hizo mucha ilusión. Fue un momento muy festivo, latino y colorido.
P. Fue un momento bonito, aunque justo le tocaron vivir los Oscar más mediáticos.
R. Sí, ahí pasó algo después, no sé qué era... (risas). Algo pasó que hizo que la energía del cuarto cambiara un poco. Pero bueno, al menos creo que mi parte quedó bastante bien.
P. Entre galas y promociones no para ni un segundo. ¿No se ha sentido en algún momento sobrepasado mentalmente?
R. Nunca a nivel serio, ni de llegar a deprimirme. Por supuesto que llegan momentos de cansancio. No de cantar, sino por estar lejos de los míos. Soy muy familiar, y cuando tienes hijos y te empiezas a perder muchos momentos importantes de su vida... Eso te golpea. Primero es un cumpleaños y luego la obra de la escuela. Después el bautismo, esto y aquello. Eso te empieza a doler. Pero creo que he sabido manejarlo, y ahora sé poner las cosas sobre la balanza. Si para poder estar en casa con mi familia tengo que cancelar algún concierto, lo haré.
P. Es decir, ha decidido ordenar sus prioridades.
R. Sí, pero no siempre fue así. Antes me volvía loco pensar que podría perder alguna gran oportunidad. Ahora pienso que el mundo no se va a acabar.
P. Aunque con Despacito ha conocido lo que es tener un boom. ¿No se plantea el retiro?
R. Estoy disfrutando muchísimo de lo que hago. Musicalmente, todavía tengo muchas cosas que decir. Quiero hacer un disco acústico, y también otro sinfónico. Me encantaría volver a hacer teatro en Broadway. También producir, hacer televisión y ayudar a crecer a los nuevos artistas. Por ellos y por mí, porque creo en la música y como colegas tenemos que ayudarnos. Crear vínculos me llena mucho. Así que no, el retiro no entra ahora mismo en el panorama.