Muere el diseñador Alber Elbaz a los 59 años

El creador israelí, que hizo historia en Lanvin, ha fallecido de covid al poco de lanzar el proyecto AZ Factory

Alber Elbaz, en un desfile para Lanvin en 2012.FRANCOIS GUILLOT (AFP)

Alber Elbaz ha fallecido. El grupo Richemont, propietario del último proyecto del diseñador, AZ Factory, ha confirmado la muerte del creador de origen israelí tras varias semanas de lucha contra la covid-19. Después cuatro años alejado de la primera línea de la industria de la moda, Elbaz lanzaba el pasado enero AZ Factory, una firma innovadora con vocación de start-up encaminada a proponer soluciones funcionales para todo tipo de mujeres y...

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Alber Elbaz ha fallecido. El grupo Richemont, propietario del último proyecto del diseñador, AZ Factory, ha confirmado la muerte del creador de origen israelí tras varias semanas de lucha contra la covid-19. Después cuatro años alejado de la primera línea de la industria de la moda, Elbaz lanzaba el pasado enero AZ Factory, una firma innovadora con vocación de start-up encaminada a proponer soluciones funcionales para todo tipo de mujeres y centrada en el desarrollo de los tejidos.

Nacido en el seno de una familia muy humilde, Elbaz llegó a Estados Unidos con apenas 25 años para trabajar a las órdenes de Geoffrey Beene. En 1996 se trasladó a París para ejercer como director artístico de Guy Laroche hasta que Pierre Bergé, mano derecha y gestor de Yves Saint Laurent, apostó por él para realizar las colecciones de prêt à porter. Pero fue en Lanvin donde Elbaz hizo historia. Durante 14 años (de 2001 a 2015) fue uno de los diseñadores favoritos de la industria. Revitalizó la histórica casa de costura con diseños aparentemente sencillos y coloridos centrados en la maestría del corte y los drapeados. De algún modo, cambió las reglas de arriba abajo: rompió con los antiguos y muy exclusivos códigos que rodeaban a la costura y fue pionero en apostar por la inclusión de mujeres de todas las tallas y edades. Y el primero en terminar con la imagen de diseñador esquivo y elitista que imperaba entonces en el negocio.

La de Elbaz era una moda (y una comunicación) cercana y optimista. Sus ilustraciones alegres y divertidas dominaban la comunicación y hasta el embalaje de sus productos. ”La gente del taller es mi gente, la que me gusta, la que se pasa una hora en el metro para llegar al trabajo con un sándwich en la tartera, no los que salen fuera a comer sushi. Son los más leales a la compañía porque son artistas, pero están entre bambalinas”, afirmaba en una entrevista en El País Semanal.

Tras su salida de Lanvin en 2015 por desavenencias con su propietaria de entonces, la empresaria taiwanesa Shaw-Lan Wang, decidió darse un respiro. En aquel momento, un reportaje en la revista WWD relataba cómo los empleados de la emblemática casa de costura se pusieron de su parte. Algunos hasta lloraron. Pero pese a que su nombre siempre sonaba en las quinielas para ejercer como director creativo en grandes firmas, Elbaz prefirió mantener un perfil bajo. Contrario al ritmo vertiginoso que dominaba la industria y a la presión por el crecimiento exponencial en las ventas, decidió dedicarse a la educación, ofreciendo clases magistrales en distintas escuelas de moda. En estos cinco años, solo colaboró puntualmente con marcas como LeSportSac o Tod’s, pero le siguieron lloviendo los premios: el doctorado honorífico del Royal College of Art londinense o la mención como oficial de la Legión de Honor Francesa en 2016.

Sin embargo, Elbaz llevaba años cociendo un proyecto en el que pudiera expresar su peculiar visión de la moda y sobre todo, sus valores. Hace menos de un año lanzaba AZ Factory junto a Richemont (fue, de hecho, la primera firma emergente por la que el grupo apostó en su historia), una marca concebida como un laboratorio creativo en la que el trabajo en equipo brillaba por encima del personalismo de los directores creativos. Su primera colección, presentada el pasado enero, mostraba prendas tan sofisticadas como funcionales, cuyos tejidos se adaptaban a cualquier tipo de talla. “Fue un privilegio ver a Alber trabajar en este último proyecto, esforzándose por hacer realidad su sueño de una moda inteligente que importe. Su visión inclusiva de la moda logró que muchas mujeres se sintieran bellas y cómodas a través de la conjunción entre artesanía y tecnología”, afirma el presidente de Richemont, Johann Rupert, en el comunicado oficial de la compañía. “A título personal, me gustaría añadir que no solo he perdido a un compañero, también a un querido amigo”, continúa. Por el momento, se desconoce si AZ Factory continuará sin él.


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