La princesa Charlène de Mónaco se vuelve ‘punk’
La esposa del príncipe Alberto participa en la tradicional ceremonia del árbol de Navidad en el palacio de Mónaco con un nuevo peinado en el que luce parte de su cabeza rapada
Charlène de Mónaco no es una princesa al uso. La que fue nadadora olímpica en representación de su país natal, Sudáfrica, y que desde el 1 de julio de 2011 está casada con Alberto de Mónaco, ha destacado por no seguir los cánones de las princesas europeas, permanecer siempre en un segundo y discreto plano y continuar con parte de la vida que llevaba antes de entrar a...
Charlène de Mónaco no es una princesa al uso. La que fue nadadora olímpica en representación de su país natal, Sudáfrica, y que desde el 1 de julio de 2011 está casada con Alberto de Mónaco, ha destacado por no seguir los cánones de las princesas europeas, permanecer siempre en un segundo y discreto plano y continuar con parte de la vida que llevaba antes de entrar a formar parte de la realeza, algo que ha llegado a ser cuestionada por muchos, incluso hasta por la propia familia de su marido.
Si el pasado septiembre la princesa ganaba la competición para la que se había entrenado meses y que consistía en una travesía en bicicleta acuática entre las islas de Córcega y las costas del Principado, un total de 180 kilómetros de distancia, ahora Charlène de Mónaco ha sorprendido a todos con su nuevo estilismo. La princesa ha participado en la tradicional ceremonia del árbol de Navidad y el mercadillo en el palacio de Mónaco que dan el pistoletazo de salida a estas fiestas en el país europeo y ha lucido un nuevo corte de pelo, más radical y de estilo punk, que consiste en llevar rapada una parte de la cabeza, con el resto del pelo corto y flequillo.
La esposa de Alberto de Mónaco siempre acostumbra a llevar el pelo corto y en muchas ocasiones ha sorprendido con peinados más desenfadados que no suelen lucir otras mujeres de la realeza, que optan por la media o larga melena. Chárlene, que también se ha oscurecido el color y ha pasado de casi el rubio platino a un castaño con mechas rubias, ha acompañado su estreno capilar con un estilismo a juego con un abrigo con estampado étnico, jersey de cuello vuelto y una mascarilla con lentejuelas doradas y negras que no ha impedido ocultar la sonrisa de la princesa que, acompañada de su marido, han estado repartiendo juguetes y dejándose fotografías junto a varios niños.
Al matrimonio principesco le ha acompañado en este acto sus dos hijos mellizos, Jacques y Gabriella, que acaban de cumplir seis años, y ambos lucían una mascarilla con el emblema de la familia Grimaldi. También el príncipe Alberto ha sorprendido con la elección de una corbata de lo más navideña, decorada con varios Papá Noel.
Este 2020 ha sido un año muy especial para el matrimonio. Alberto de Mónaco, de 62 años, fue el primer miembro de una casa real europea en contraer la covid 19. Sucedió en marzo, cuando la pandemia alcanzaba cifras muy altas de afectados. El príncipe comunicó su enfermedad y, en pleno proceso de recuperación, dio una entrevista para hablar de su estado. “Estoy viendo la luz al final del túnel”, contó entonces y comunicó que su esposa y sus dos hijos se habían aislado en Roc Angel, a pocos kilómetros de Montecarlo, a quienes se unió tras su recuperación. La enfermedad de Alberto supuso un antes y después en el matrimonio, un motivo para el acercamiento. Y de eso se dejó constancia en junio, cuando se difundieron unas románticas imágenes que mostraban a la pareja acaramelada, posando con casi toda la familia, almorzando en un restaurante con sus niños y luego abrazados. Eso sí, siempre con sus mascarillas.
En julio se cumplieron nueve años de su boda, un enlace que desde los días previos a su celebración estuvo bajo sospecha. La prensa francesa llegó a publicar que, horas antes de la ceremonia, ella intentó huir del Principado pero fue parada en el aeropuerto de Niza. Charlène fue una novia triste, y su luna de miel fue también extraña. La pasaron en Sudáfrica, el país de ella, pero en hoteles diferentes, a más de 15 kilómetros de distancia. Un portavoz de palacio tuvo que salir a dar explicaciones al ser descubiertos y contó que era una medida que trataba de evitar atascos. Alberto asistía entonces a una reunión del Comité Olímpico Internacional y ella aprovechaba para estar con su familia y amigos.
A ese particular inicio del matrimonio siguieron otras situaciones extrañas. La ausencia de la princesa de actos oficiales importantes, fotos de ella con amigos en el Caribe sin rastro de él, las evidentes desavenencias con su cuñada Carolina y sus maniobras para no coincidir con ella, y el nacimiento de sus gemelos Jacques y Gabriella, el 10 de diciembre de 2014. Durante los tres años en que tardaron en llegar los niños los rumores de crisis aumentaron y también lo hicieron cuando después de su nacimiento se descubrió que Charlène residía con los pequeños en una villa a las afueras de Montecarlo mientras que el príncipe permanecía en el palacio. Parece que con el paso de los años, los príncipes han encontrado el equilibrio.