La destilería de ron que ha desarticulado 11 bandas delictivas en Venezuela

El trabajo en la hacienda Santa Teresa y el rugby son los impulsores del Proyecto Alcatraz, un programa que ha logrado transformar las vidas de todo el pueblo de Revenga, presidiarios venezolanos y ha llegado hasta Alcalá Meco

En el Programa de Rugby Penitenciario se utiliza la formación en valores a través del rugby y el apoyo psicológico para ayudar a reclusos. Imagen proporcionada por Hacienda Ron Santa Teresa.

Hace 22 años, tres hombres asaltan a mano armada la destilería de ron venezolano Hacienda Santa Teresa, ubicada en Revenga, a una hora de Caracas (Venezuela). Era un momento en el que la zona, flagelada por la criminalidad, la violencia, el conflicto armado y el desempleo, contaba con una tasa de 174 homicidios por cada 100.000 habitantes, una cifra superior a la de algunos países en guerra. Días después de haberse dado a la fuga, las Fuerzas de Seguridad del Estado encuentran a uno de los asaltantes al que tenían intención de ajusticiar por el crimen cometido. Sin embargo, al enterarse de la noticia, el presidente de Ron Santa Teresa, Alberto C. Vollmer, pide por favor tener una conversación con él: “Te hago una propuesta para reponer el daño que nos hiciste, y es que vengas a trabajar y a vivir tres meses a la hacienda; esa será la forma de retribuir el daño que nos causaste”, cuenta Andrés Chumaceiro, director de operaciones de Santa Teresa, en boca de Vollmer. “Le dejaron marchar para pensar la oferta y, a la semana, el individuo volvió para aceptarla, pero no vino solo, lo hizo acompañado de toda la banda”, añade explicando el germen del Proyecto Alcatraz: “llevaron a todo el grupo a la montaña, lo instalaron allí y les enseñaron técnicas de cultivo, el cuidado del campo y el trabajo en la destilería, además de inculcarles una de las pasiones de Enrique Vollmer, CEO de la compañía, el rugby”. Así es como comienza un proceso de tres meses en el que la banda delictiva se interna por completo en la hacienda sustituyendo la noche por el día; las calles del municipio de Revenga, por el verdor de la montaña del valle de Aragua; y la delincuencia por la formación en la destilería y la práctica del rugby.

“Pasados tres meses, llegada la hora de que la banda vuelva a sus casas, el líder le comunica al presidente que, al regresar a la ciudad, otro grupo que les espera para matarlos”, cuenta Chumaceiro, pues durante ese tiempo la banda logró salvar su vida un tiempo más sin saber que estaban transformando sus vidas y las de un municipio entero. Fue entonces, cuando el presidente se presenta en la ciudad y le hace a la banda enemiga la misma propuesta: un aislamiento voluntario en el que se les provee de todo, además de la posibilidad de encontrar una nueva alternativa de vida. “Al aceptar, los enemigos se presentan en la hacienda poniéndoles cara a cara y pidiéndoles que sean los suficientemente valientes como para darse las manos y perdonarse”, dice Chumaceiro.

Formación y reinserción

Cuando terminan el programa de formación, algunos participantes entran en la compañía en puestos que van desde guía turístico hasta mixólogo. Imagen proporcionada por Hacienda Ron Santa Teresa.

Con una segunda banda delictiva dispuesta a transformar su vida es cuando comienza la segunda fase del Proyecto Alcatraz en el que se genera una metodología de trabajo más rigurosa, de lunes a lunes, las 24 horas del día, donde el rugby y sus valores están especialmente presentes. “El perfil del individuo que acoge Proyecto Alcatraz es un homicida, es alguien que requiere de una atención constante al que le estamos acompañando en el tránsito de la oscuridad a la luz”, declara Chumaceiro. Y es que, tras la segunda banda, llegó una tercera y una cuarta… así, hasta la onceava. “Creamos un proyecto que comprende cuatro etapas a lo largo de dos años. La primera es la formación del individuo en aislamiento; la segunda, la formación en la hacienda habiendo regresado a casa; una tercera, es el paso por las distintas áreas donde se detectan las destrezas de cada uno; y, la fase final, es la reinserción en la comunidad, cuando quedan egresados del Proyecto Alcatraz.

Los valores del rugby

En paralelo, en 2013, crearon el Programa de Rugby Penitenciario, donde se utiliza la formación en valores a través del rugby y el apoyo psicológico para ayudar a más de 800 reclusos en 35 centros penitenciarios de Venezuela. “Los privados de libertad también son recibidos en este proyecto de formación en Hacienda Santa Teresa una vez logren su libertad. Cuando lo terminan, los que mostraron destrezas y aptitudes, son recibidos para formar parte de la compañía en puestos que van desde guía turístico —con varios idiomas—, hasta mixólogo o encerando nuestra botella 1796″, explica. Y es que, todo aquel que pasa por este proyecto, además de aprender diferentes oficios y obtener ingresos honestos, aprende a jugar al rubgy y se lleva todos sus valores (humildad, disciplina, compañerismo…) y se convierte en un auténtico embajador de marca de la compañía y del proyecto a medida que sale a jugar partidos de rugby en ciudades de todo el mundo como París, Milán, Roma, Atlanta o Miami.

Este programa basado en una metodología propia y nacido hace tan solo 10 años de forma fortuita en la destilería de ron de Venezuela, ha logrado reducir un 90% la tasa de homicidios en el municipio Revenga y desmantelar 11 bandas criminales sin recurrir a la violencia. Con él, Hacienda Santa Teresa ha logrado, además de servir como fuente de empleo, crear una herramienta de cambio social y económico que crea oportunidades y rompe barreras, no solo en su país, también en España. Y es que, su metodología de rugby penitenciario se está replicando desde enero de 2023 en el Centro Penitenciario Madrid II (Alcalá Meco), en alianza con el Club de Rugby Complutense Cisneros que, con su metodología y acompañamiento, acuden todas las semanas a esta cárcel a llevar un rayo de luz a través de los valores del rugby.

El programa, nacido hace tan solo 10 años, ha logrado reducir un 90% la tasa de homicidios en el municipio Revenga y desmantelar 11 bandas criminales. Imagen proporcionada por Hacienda Ron Santa Teresa.



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