Se confunde de ciudad al reservar restaurante, le cobran 480 euros al no aparecer y se libra de la ‘multa’ con una canción
Irene Llorca pidió mesa para seis en ‘Mina’, estrella Michelin de Bilbao, en lugar de ‘La Mina’, taberna de Madrid
La historia de Irene Llorca, que trabaja como creativa de publicidad en Madrid, acaba con una inesperada campaña de concienciación sobre quienes hacer reservas en restaurantes y luego ni aparecen, ni avisan. Y empieza con una confusión. Su intención, relataba este martes en La Ventana de la SER, era reservar para seis personas en la taberna madrileña de La Mina, en el barrio de Chamberí, pero por error lo hizo muy lejos, en un local de nombre parecido y, definitivamente, precios también lejanos: el restaurante Mina, en Bilbao, con una estrella Michelin y un menú cerca de los 150 o 200 euros.
Las consecuencias son fácilmente imaginables. Al llegar a la taberna en Madrid nadie esperaba a Llorca y su grupo de amigos, no constaba reserva alguna; en cambio, en el restaurante de Bilbao la echaron de menos cuando no se presentó a la reserva. Tanto que, como es política del local (y de otros muchos que intentan blindarse ante quienes reservan y no aparecen), notificaron a su cargo una ‘multa’ de 480 euros (80 por persona).
Lo demás es historia, y con final feliz. Llorca, que en la entrevista con Carles Francino aseguraba que “para nada soy de esas personas que haría eso de tener una reserva y no aparecer”, acabó tirando de humor y componiendo una canción con IA (la letra es suya, eso sí) para explicar aquella confusión que le hizo aparecer en el restaurante que no era.
La jefa de sala de Mina en Bilbao, Lara Martín, hablaba también en La Ventana de la SER y confirmaba que finalmente han perdonado la multa que, por política de cancelación, le hubiera correspondido pagar a Irene: “Normalmente al otro lado del teléfono suele haber gente bastante borde o que inventa unas historias tremebundas para evitar ese cobro, pero el caso de Irene era diferente. Ella insistía en sus despiste. (...) Nos pide perdón, se da cuenta de la que ha liado y además nos escribe una canción”.
“Llamé de inmediato para cancelar y Unai me contestó / pero ya no se podía arreglar. / Yo entiendo que el fallo tuvo un precio aquí / pero esos 480 me han hecho sufrir”, dice parte de la canción. Al final la anécdota se ha acabado compartiendo en Instagram y ha servido como campaña contra en llamado no show en los restaurantes.