La charcutería de París que despacha bocadillos hechos con los mejores jamones del mundo

En el barrio de Le Marais, Caractère de Cochon elabora sus bocadillos con jamón ibérico, francés de Porc Noir, ejemplares de Magatza húngaros o Nebrodi siciliano

A la izquierda, rincón de Caractère de Cochon, en el barrio de Le Marais, en París. A la derecha, bocadillo de pastrami y queso.Samuel Aranda

La historia, en su versión reducida, casi tanto como el pequeño local del barrio de Le Marais donde transcurre, recuerda que Solofo Ravelson, conocido como Solo, nació en Madagascar hace 62 años. Campeón de natación, recordaría años más tarde, ya perfectamente instalado en París, cómo su padre le daba un bocadillo después de cada entrenamiento. Una evocación que fusionó con la vieja tradición parisiense de elaborar una especie de sándwich de jamón con mantequilla que se perdió con el tiempo. Solo, que pasó 30 años dedicado al mundo de las antigüedades —la moda de lo escandinavo liquidó la demanda por el Art Déco, su gran pasión—, decidió seguir sus instintos y dar forma a sus recuerdos montando Caractère de Cochon: una suerte de charcutería especializada en la elaboración de bocadillos de los mejores jamones del mundo. Y sí, puede que un español no quede tan impresionado con la vitrina jamonera, pero la cola delante del pequeño local confirma a primera vista su premonición.

Jamón ibérico, francés de Porc Noir, ejemplares de Magatza húngaros o Nebrodi siciliano. Solamente razas puras, aunque en estos tiempos oscuros la propuesta pueda sonar excluyente. Además, y pese a sobrepasar el autoimpuesto perímetro del cerdo, Solo ha abrazado también el pastrami y sus variantes como homenaje al lugar que acoge su negocio: el barrio judío de París. También una especie de codillo estofado que se convierte en un mullido bocadillo.

Un martes del mes de noviembre, el particular charcutero —lejos de tener ese carácter de cerdo que reza el nombre del local— muestra con orgullo todo su género más selecto al reportero mientras promete transportarlo al paraíso del gusto por este producto. “Yo adoro el jamón de Bellota, pero es verdad que depende del día que uno tenga. A veces puede resultar demasiado intenso”, explica, mientras corta las láminas de Comté que acompañan su artefacto. A esa hora, algunos clientes ya comienzan a formar una disciplinada cola en la puerta de su local, que reivindica el imperio del cerdo en el país de los quesos. “Tenemos más de 1.000 variedades de queso, ya es hora de que exploremos como merece el mundo del jamón”.

Caractère de Cochon

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