Asignaturas pendientes hacia la plena sostenibilidad de los negocios

Las compañías deben combinar el crecimiento con el compromiso ambiental, pero les queda trecho a la hora de implicar a toda la cadena de valor

Urbanscape (Getty Images)

La Comisión Europea cifra en 1,5 billones anuales las inversiones necesarias para cumplir el objetivo de cero emisiones en 2050. “Es una evolución muy significativa en todos los sectores y profesiones. Al ser un cambio sistémico, todas las áreas de las organizaciones, y todos los niveles, se verán afectados. Desde la planificación estratégica hasta la gestión del dato, pasando por el resto de las áreas funcionales como marketing, operaciones, legal, comercial y distribución”, opina E&Y en su informe ¿Está preparada la empresa española para la transformación sostenible? La consultora concluye en su análisis que “el 78% de las organizaciones perciben que integran la sostenibilidad en su propósito y valores”.

Aunque la consecución de objetivos está siendo relevante, la carrera debe seguir. “Las grandes empresas españolas han avanzado significativamente en la adopción de prácticas sostenibles, aunque hay recorrido de mejora. La entrada en vigor de la directiva de reporte de sostenibilidad corporativa (CSRD) ha supuesto un avance en la incorporación de políticas de sostenibilidad, transparencia y reporting, pero no al mismo ritmo que algunas de las principales economías como Alemania o los países nórdicos, donde está profundamente integrada en la estrategia y la cultura corporativa”, explica Isabel Sánchez, profesora de la Universitat Carlemany (UCMA).

Igualmente, existen distinciones entre las empresas. “En general, está aumentando el número de cotizadas con un modelo de negocio vinculado a los ODS. Dos tercios publica las emisiones generadas a lo largo de la cadena de valor, pero solo una de cada cuatro informa sobre cómo integra la economía circular”, asegura Àngel Castiñeira, de Esade Business School.

En este sentido, Isabel Sánchez señala que existen desafíos importantes. “Muchas compañías evalúan a sus proveedores basándose en criterios de sostenibilidad, incluyendo el uso de materiales reciclados, la reducción de la huella de carbono y el cumplimiento de estándares laborales y ambientales. Sin embargo, la implementación completa es compleja, especialmente cuando involucra a regiones con menos regulación o diferentes niveles de compromiso con la sostenibilidad”, advierte la experta.

Desde Aena, que cotiza en el Ibex 35, reconocen por ejemplo que “la transformación del sector no será posible sin la implicación de todos los actores de la aviación”. Por ello, “trabaja de forma colaborativa con las aerolíneas, agentes de handling, así como con concesionarios comerciales, empleados y con los propios pasajeros”.

Normativas y proveedores

Por su parte, Naturgy, miembro también de este índice bursátil, asegura contar “con un modelo de gestión responsable de proveedores basado en la valoración de los factores de riesgo, y examina los mecanismos de gestión y controles que han establecido, de manera que se asegure un desempeño equivalente al de las operaciones realizadas por la propia compañía”.

Los consumidores e inversores son otro pilar del negocio verde. “Cada vez buscan más la sostenibilidad para su toma de decisiones. Tanto es así que han proliferado prácticas desleales, donde fondos de inversión y empresas buscan posicionar productos como sostenibles sin serlo”, asegura May López, de EAE Business School. Este tipo de actuaciones ha empujado a nuevas normativas, como la directiva europea contra el ecopostureo (greenwashing) para una mejor información al consumidor, o el proyecto de Ley de Consumo Sostenible en España.

La vinculación con la retribución variable es uno de los requisitos resaltados por los expertos para llegar a la consecución de objetivos. “Si quieren ser sostenibles en el tiempo, avanzar y dar cumplimiento a la normativa, necesariamente debería vincularse la remuneración de sus altos directivos, pero también del resto del equipo de la organización”, afirma May López. “Europa es la región donde la proporción de empresas cotizadas que incluyen métricas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en los planes de incentivos para directivos es superior al resto, siendo España el tercero con más peso, ya que el 97% de las integrantes del Ibex ya lo realizan”, añade la profesora.

Aunque los logros son notorios, las empresas tienen acciones pendientes. Para Isabel Sánchez es importante “integrar criterios de sostenibilidad en todas las decisiones estratégicas; mejorar la trazabilidad y transparencia de la cadena de suministro; un mayor enfoque en la sostenibilidad social, como el bienestar de los empleados y las comunidades locales; adaptarnos y convertirnos en resilientes al cambio climático, no solo mitigarlo; establecer métricas que ayuden a cuantificar el impacto de no ser sostenible, y establecer protocolos de comunicación internos para integrar la sostenibilidad en la toma de decisiones, teniendo un enfoque top down–bottom up”.

Igualmente es importante la sintonía. “El cambio sistémico que está afectando al mundo requiere que los actores sociales compartan más información y trabajen en conjunto para encontrar soluciones colectivas a problemas comunes”, destaca Ferran Curtó, de Esade Business School.

El factor IA

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) abre otra vía de actuación en la sostenibilidad empresarial. “Aún no somos conscientes, ni como usuarios ni como organizaciones, del impacto”, advierte May López, de EAE Business School. “Actualmente se pone el foco en la información de las emisiones de CO2, donde el uso de renovables o la compensación de emisiones enmascara el impacto real de la tecnología; ésta será ese gran catalizador que permita avanzar hacia un mundo sostenible, pero se ha de garantizar que su desarrollo y el ecosistema asociado cumplan con la legislación y contribuyan a ello”. 
Isabel Sánchez, de la UCMA, añade que “las empresas están comenzando a considerar el impacto de la IA, los servicios de la nube y los centros de datos en su sostenibilidad”. Sectores "intensivos en energía, pero que ofrecen herramientas para mejorar la eficiencia operativa y reducir el impacto ambiental de otras industrias. Se están adoptando enfoques como el uso de renovables en centros de datos y la optimización de algoritmos para reducir el consumo”.

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