Diseño de edificios que se autoprotegen
España solo cuenta con una quincena de diplomados en una especialidad dirigida a anticipar amenazas y prevenir delitos, sobre todo en el área residencial
Cuando uno indaga sobre en qué consiste el empleo de asesor de seguridad, básicamente lo que encuentra son expertos en instalación de alarmas y cámaras, cerrajeros y empresas dedicadas a la seguridad privada. Una información que poco (o casi nada) tiene que ver con lo que realmente implica esta especialidad, que apenas cuenta con una quincena de profesionales diplomados en España. La labor de estos agentes se centra en evaluar riesgos y diseñar e implementar soluciones, ajustadas a normativas...
Cuando uno indaga sobre en qué consiste el empleo de asesor de seguridad, básicamente lo que encuentra son expertos en instalación de alarmas y cámaras, cerrajeros y empresas dedicadas a la seguridad privada. Una información que poco (o casi nada) tiene que ver con lo que realmente implica esta especialidad, que apenas cuenta con una quincena de profesionales diplomados en España. La labor de estos agentes se centra en evaluar riesgos y diseñar e implementar soluciones, ajustadas a normativas legales, en el proceso de la toma de decisiones relacionadas con prevenir un delito en el espacio urbano y en los edificios residenciales.
Se trata de un perfil laboral muy específico con enormes oportunidades y mucho futuro, ya que la prevención de delitos es uno de los pilares de la regeneración urbana de los nuevos hábitats, tal y como recoge la Agenda Urbana Española 2030. “La seguridad ya no es solo tecnología, sino que es diseño, comportamiento y mantenimiento”, argumenta José Miguel Ángel Olleros, asesor experto en lo que él denomina “seguridad del delito”.
La clave para comprender su trabajo radica en el concepto “seguridad por diseño”, que parte de la premisa de que una casa bien diseñada se defiende por sí sola. Es decir, para mejorar la seguridad, tanto del propio edificio como de la parcela que lo rodea, se recurre al diseño arquitectónico de la vivienda. Cuando un espacio público o privado está mal concebido y favorece que cualquier intruso pueda colarse en su interior, se evidencia un problema que afecta a la calidad de vida urbana, a la salud y al bienestar de las personas. Crear entornos más seguros, inclusivos y sostenibles es el objetivo de esta disciplina, que busca generar seguridad altamente eficaz desde el inicio mismo del proyecto arquitectónico.
Para conseguirlo, parte de un triple enfoque: el diseño del espacio físico, el control informal ejercido por la actividad de las personas y el endurecimiento de las infraestructuras, basado en combinar resistencia arquitectónica y detección electrónica anticipada. Todo ello se traduce en una alta efectividad al menor coste posible. “Es muy útil porque evitamos cargas y errores desde una etapa temprana.
A su vez, mejora la eficacia de la tecnología y reduce drásticamente los gastos asociados, tanto en la compra como en su mantenimiento durante toda la vida útil”, explica.
En España, sostiene Olleros, la seguridad por diseño aún no se aplica en toda su extensión por la falta de profesionales cualificados y por la creencia generalizada de que con cámaras y alarmas se puede disuadir al agresor. “Es un grave error. En nuestro país se ha construido el relato de la seguridad por tecnología, en lugar de la seguridad por diseño, que es más efectiva, económica, social y sostenible”, apunta.
Escasa oferta
Para formarse en esta disciplina, en el ámbito reglado solo existe el máster en Dirección de Seguridad Privada, que incluye pocas materias específicas relacionadas con la prevención del delito. Por eso, hay que completar la formación con otros cursos que aporten conocimientos en diferentes temas como seguridad privada, criminología, prevención del delito mediante el diseño ambiental —el denominado enfoque CPTED, por sus siglas en inglés—, neuroseguridad, sistemas de seguridad y procesos de implementación. Estos cursos proporcionan las herramientas necesarias para entender cómo actúa el delincuente, poder anticiparse a él y minimizar los efectos de sus acciones.
También recomienda Olleros comprender y dominar las cuestiones relacionadas con el diseño urbanístico, y profundizar en el design thinking para salir del encorsetamiento de proveedor-producto, que vincula la seguridad a una mera acumulación de tecnologías. “Hay que saber centrarse en las necesidades del cliente y en conocer bien su primera línea de defensa, que no es otra que el comportamiento”, señala.
Cambio de mentalidad
El principal reto al que se enfrentan estos especialistas pasa por concienciar a los usuarios de que existe una seguridad verdadera que protege su estilo de vida y su patrimonio, y que va más allá de las alarmas. Poco a poco, esta idea comienza a calar en el sector y algunos inversores inmobiliarios ya apuestan por ella. Lo mismo sucede con estudios de arquitectura, administraciones públicas e incluso con propietarios particulares, conscientes de que es preciso un asesoramiento especializado en lo referente a la seguridad, entendida como un activo que preserva su bienestar. “Los asesores de seguridad somos necesarios porque ayudamos a tomar las mejores decisiones en este ámbito. El autodiagnóstico no sirve porque la seguridad es una materia muy delicada y tiene que estar supervisada por profesionales muy formados, que conozcan bien cuál es su campo de trabajo”, insiste Olleros.
Coincide con esta opinión Diego Fernández, quien ejerce como consultor de seguridad independiente. Su labor es la de asesorar a empresas, administraciones, instituciones o particulares en esta materia; analizar propuestas y riesgos —lo que incluye un diseño integral de la solución más apropiada en cada caso—; dirigir las obras; recopilar la documentación necesaria para que se cumpla con la ley; confeccionar planes de seguridad, autoprotección y evacuación… “El hecho de que este servicio sea tan especializado e innovador hace que muchos potenciales clientes ni siquiera sepan que existe una alternativa al asesoramiento comercial que ofrecen las empresas de seguridad que copan el mercado”, reconoce.
Fernández destaca que la intervención de un asesor de seguridad suele suponer un importante ahorro para quienes contratan este servicio y, además, ofrece mayores garantías de que se ejecuten las distintas normativas que son de obligado cumplimiento. Este experto enumera tres condiciones necesarias para poder llevar a cabo estas funciones con éxito: ser un profesional innovador con experiencia en el ámbito de la seguridad ciudadana, conocer bien el sector y poseer conocimientos en tecnología relacionada con la seguridad.