Auge y desplome de las revistas adolescentes: “A las chicas de ahora les ha tocado TikTok, pero yo siempre preferiré la ‘SuperPop”
Antes de las redes sociales, los jóvenes peregrinaban a los quioscos para conocer las últimas noticias de los famosos y las modas del momento. Pero estas publicaciones eran mucho más que un medio de información: eran identidad, guía espiritual y un punto de conexión entre jóvenes cuando el entorno daba la espalda
Llegaba septiembre y los quioscos exhibían decenas de ejemplares de las agendas Bravo y SuperPop para el nuevo curso. “¿Cuál será el color del año?” o “¿Cómo me irá en la amistad según el horóscopo?”, eran algunas de las intrigas que respondían las páginas de las revistas adolescentes que marcaron a esas generaciones que crecieron sin internet ni redes sociales. Estas revistas eran algo más que un medio de información, se trataba de una identidad, una guía espiritual o incluso un punto de conexión entre jóvenes cuando el entorno daba la espalda. “En el 86, leer SuperPop era una verdadera transgresión. Lo hacía a escondidas, como un pecado que me volvía seguro de mí mismo. Me prometí que algún día le homenajearía”, admite Javier Adrados (Burgos, 54 años), autor, junto a Ana Rius, de Yo también leía SuperPop (Libros Cúpula, 2015).
En 1977, un jovencísimo Camilo Sesto, una entrevista con el piloto Ángel Nieto y el álbum de fotos del cantautor Miguel Gallardo ocupaban la portada del primer número de SuperPop. Había llegado a España la primera revista juvenil, por tan solo 50 pesetas. Ana Rius (Barcelona, 65 años) se incorporó al magacín siete años después: “Vi un anuncio en La Vanguardia, me pidieron que escribiera sobre Mecano, y entiendo que les gustó porque fui directora hasta el 88”. Inspirada en la francesa Salut les copains, se lanzó como un suplemento de Pronto (Publicaciones Heres), dirigido al fenómeno fan que empezaba a aflorar en la juventud española. “En el 84, Michael Jackson tuvo ocho portadas seguidas. Los redactores adoptábamos la mentalidad de los fans para acercar el artista al lector”, cuenta Rius.
Las primeras entrevistas a Durán Durán, fotografías desde los camerinos, exclusivas de artistas españoles como Alaska o Radio Futura y toda la información de actores, deportistas y músicos internacionales impregnaban las páginas de la revista líder entre las adolescentes. En los noventa alcanzó su techo de ventas, con unos 339.893 ejemplares vendidos en 1991. El éxito de esta la fórmula provocó la llegada a los quioscos de Nuevo Vale (1979), Ragazza (1989), Bravo (1995), Loka (2002) y Como tú (2008).
“Ups, lo ha vuelto a hacer” fue el título del primer artículo de la presentadora Núria Marín (Lleida, 42 años) en SuperPop, en el verano de 2004. “Britney Spears se había hecho un tatuaje, estábamos escandalizadas”, comenta. Marín entró en plantilla después de un “durísimo” proceso de selección, con tres entrevistas, test psicotécnico y prueba de inglés: “Parecía como si fuésemos a trabajar en la NASA, todo el mundo quería SuperPop, era lo más”, recuerda. A los redactores se les asignaban celebrities, series o películas del momento: “Al principio, cubría Rebelde Way y Hilary Duff. Después me encargué de El Canto del Loco, Cristiano Ronaldo y Fernando Torres”, recuerda. Entrados los 2000, SuperPop se mantenía como revista líder con una tirada de 454.000 ejemplares.
Sofía (Morón de la Frontera, Sevilla, 30 años) compraba la revista siempre que podía. “Lo que más me gustaba eran las historias de confesiones, como cuando una chica contó que a su único amigo del pueblo le olía el aliento y tenía que llevarle chicles”, comenta. Para Claudia (Madrid, 26 años) el número más especial fue el que regalaba tampones: “Llevaba una cajita pequeña y en un artículo te explicaban el funcionamiento, estas cosas ayudan a entender la adolescencia”, explica. El contenido fue traspasando el fenómeno fan para alcanzar secciones como la de Tierra Trágame ―poblada de anécdotas embarazosas― en Bravo, test para averiguar qué personaje de Zoey 101 eres según tu gusto musical, artículos para vestir como tus ídolos y recetas con fresa y huevo batido para “un cutis impecable”.
“El horóscopo era otra de las secciones estrella”, cuenta Marín. En Publicaciones Heres había un astrólogo que interpretaba el horóscopo y los redactores lo adaptaban al público de cada revista: “En SuperPop hablábamos del chico que te gusta o el día de ‘ligue’ y en Pronto de la relación con los hijos”, explica. Preparar estas secciones requería horas de trabajo y mucha creatividad: “Hacíamos lluvia de ideas para los juegos y test, seguíamos toda la actualidad internacional, buscábamos la información en archivos. No había internet, la letra de las canciones de moda estaba en SuperPop, si querías saber qué tipo de chicas le gustaban a Dani Martín tenías que leer SuperPop”, puntualiza. “Todo lo que soy ahora es gracias a lo que aprendí en la revista”, concluye la hoy presentadora de televisión.
Internet, lejos de convertirse en una herramienta, les abocó a la extinción. El 8 de mayo de 2011 llegó a los quioscos el último número impreso de SuperPop con Justin Bieber, Avril Lavigne, Robert Pattinson, Zac Efron y Selena Gomez en portada. Las ventas se habían reducido a 86.585 ejemplares. Después de 35 años, el grupo Heres decidió acabar también con Nuevo Vale en 2012. Bravo intentó resistir a la edad de hielo de las revistas adolescentes con una nueva edición mensual de 100 páginas, pero terminó cerrando en 2017 después de tres años consecutivos perdiendo lectores.
Si se quiere saber la compatibilidad con otro signo del zodíaco, hoy basta con buscar en Google o descargar una app. Rius, exdirectora de SuperPop, explica que la volatilidad de la imagen ―gran activo de estas revistas― es una de las razones por las que su fórmula ha dejado de funcionar: “Las imágenes se consumen de forma instantánea, si Katy Perry se deja caer por Barcelona se hace viral en segundos. Los famosos y sus equipos son los que comparten información sobre su vida en redes sociales, los managers y discográficas no dan exclusivas. Medios como ¡Hola! muestran el contenido que las propias celebrities comparten en redes, pero su público es mayor, los lectores de las revistas adolescentes son nativos digitales, acceden al contenido directamente, no necesitan una revista que se lo enseñe”.
“Sin las revistas no me hubiera sentido comprendida, me conectaban con el mundo y el resto de chicas de mi edad cuando no había redes”, recuerda Laia (Barcelona, 22 años). Y sentencia: “De los 12 a los 15 todos tenemos las mismas inquietudes, pero vivimos en sociedades distintas. A las chicas de ahora les ha tocado TikTok, pero yo siempre preferiré la SuperPop”.