Alerta tendencia ‘deco’: el negro es el nuevo negro
Los tonos oscuros habían perdido importancia en los últimos años, pero vuelven con fuerza en distintos objetos de diseño, una moda imparable que se confirmó en el Salone del Mobile
Un paseo por el último Salone del Mobile de Milán evidenció de inmediato que una corriente de color negro funcionaba como hilo conductor entre los distintos productores que se dieron cita en la ciudad italiana a principios del mes de junio. Desde muebles hasta lámparas pasando por grifos, cocinas, tapizados o pequeños objetos, el color negro, que había diluido su presencia en años recientes, está de vuelta y con mucha determinación.
Pero no hay ...
Un paseo por el último Salone del Mobile de Milán evidenció de inmediato que una corriente de color negro funcionaba como hilo conductor entre los distintos productores que se dieron cita en la ciudad italiana a principios del mes de junio. Desde muebles hasta lámparas pasando por grifos, cocinas, tapizados o pequeños objetos, el color negro, que había diluido su presencia en años recientes, está de vuelta y con mucha determinación.
Pero no hay que confundirse, el negro no es un color único, está lleno de tonos y matices, de vibración, depende de la iluminación y de las texturas, puede ser mate o brillante, puede ser profundo o puede que le falte intensidad, no hay que dejarse engañar por él, tiene una gama sorprendentemente variada.
Giulio Ridolfo, reverenciado maestro especialista en color —asesor de varias compañías a este respecto y protagonista del libro Materialising Colour: Journeys with Giulio Ridolfo (editorial Phaidon) —, distingue entre los negros del Mediterráneo el black y el non-black, es decir, los negros tipo alquitrán, saturados, que él prefiere brillantes, y los otros negros, los non-black, tonos que son casi negros pero que admiten un poco de otro pigmento, como en el caso de las berenjenas o el vino tinto. Estos últimos pueden alcanzar gran intensidad, pero no son una declaración de principios tan radical y explícita como los primeros.
El negro, como bien dice él, es perfecto para delimitar una forma y en ese sentido se ven ahora objetos pequeños de negras siluetas contundentes que con frecuencia se resaltan con pequeños detalles que les aportan movimiento. También en las lámparas se encuentran numerosas versiones, casi siempre metálicas pero también de cristal oscuro, que utilizan el negro en su versión más mate para subrayar la forma de la pieza.
Es un gesto que recuerda a los años ochenta del pasado siglo, en los que el negro mate se impuso al colorido Memphis como la alternativa que daba paso a un diseño que hablaba de tecnología, rigor y progreso frente a la creatividad sin prejuicios ni límites de Ettore Sottsass y su movimiento. Fue un momento de vuelta al raciocinio sin paliativos, a las enseñanzas de la Bauhaus que el grupo Memphis cuestionó, una llamada de atención que el uso del color negro ayudó a reafirmar.
Los tiempos no son los mismos ni las circunstancias comparables, pero el caso es que las maderas teñidas de negro vuelven con fuerza a la palestra y compiten con los mármoles negros para acompañar diseños de líneas escuetas y precisas, donde la proporción es la clave y los perfiles ligeramente redondeados aligeran y restan rigidez a unas piezas de indiscutible presencia física.
Todo indica que el negro no tiene intención de desaparecer en decoración, menos aún en un clima general en el que es importante que los consumidores aprendan a comprar pensando muy bien con qué quieren vivir en el largo plazo, evitando tendencias efímeras producto de una cultura obsoleta del usar y tirar que debería estar en vías de desaparecer.
Longevidad por encima de todo, que un producto se pueda heredar es el mejor síntoma de su sostenibilidad. Lo dijo el diseñador francés Philippe Starck hace décadas y parece que esa idea empieza a permear en la industria seria y responsable. Si el negro es un síntoma de ese proceso en marcha, solo hay que aplaudir y asentir dándolo por bueno o por más que bueno.