Realidad virtual para aliviar el dolor de la enfermedad
Tras 12 años cuidando y acompañando a su madre, enferma de cáncer, Jean-François Rouzé creó WakeUp & Smile, una plataforma que ofrece contenidos de realidad virtual a pacientes en los hospitales
Antes de poder tener su primer ordenador, Jean-François aprendió a hacer videojuegos de papel. Utilizaba un cronómetro, una calculadora y mucha imaginación.
Aquel niño soñaba ya entonces con crear universos: hacer películas. De todas las veces que se había imaginado a sí mismo construyendo con imágenes y sonido las historias que tenía en su cabeza, hubo una en que supo a qué iba a dedicar toda su imaginación: tratar de aliviar el dolor de su madre.
La enfermedad cambió el camino de Jean-François Rouzé. “Mis planes, después de acabar la carrera de cine, eran irme a EE UU a estudiar, pero mi madre cayó enferma de cáncer y me quedé”, explica. “Cambiaron todos, pero también aprendí a ser un experto en acompañar a mi madre durante 12 años de tratamiento”.
Por las gafas de realidad virtual de WakeUp & Smile han pasado ya más de 150.000 pacientes
El cambio de rumbo hizo especializarse a Jeff (dice que así su nombre se pronuncia mejor en español) en muchas de esas cosas esenciales y sin epígrafe en la lista de actividades económicas, pero que sostienen la vida y el mundo: los cuidados. Años después, en 2018, fruto de aquel nuevo rumbo y de su experiencia en el ámbito audiovisual, Jeff fundó junto a su hermano Sebastián WakeUp & Smile, una plataforma de realidad virtual destinada a acompañar a los pacientes con enfermedades de larga duración y que hoy está presente en hospitales de España, Francia y China. Por sus gafas han pasado ya 150.000 personas.
Si de niño había sido capaz de crear un videojuego de papel, Jeff pensó que podría ayudar a su madre a viajar sin moverse de su silla. Y ahí empezó todo.
El poder de la realidad virtual para acompañar
“Mi madre era una persona muy alegre, la que traía la alegría a casa. Y viajar era una de las cosas que más le animaban a luchar”, explica Jeff. Aunque el diagnóstico de cáncer que recibieron arrojaba una esperanza de vida de seis meses, la enfermedad y su tratamiento se extendieron durante 12 años.
Para poder amoldar su trabajo a los cuidados de su madre, Jeff, con la ayuda de su familia, decidió montar su propia productora. Tenía 22 años y muchas ganas de adaptarse a lo que la tecnología de contenidos ofrecía en ese momento: se metieron de lleno en la realidad virtual.
Nos parece mucho más reciente, pero la realidad virtual irrumpió por primera vez a finales de la década de 1950, con una máquina a la que su creador, Morton Heilig, denominó Sensorama y que permitía, a través de imágenes inmersivas, olores e incluso viento, experimentar lo que sería un viaje en moto. Aunque tres décadas después esa misma idea, desarrollada también por muchos otros, lograría el apoyo financiero necesario para salir al mercado, la esencia de aquella experiencia inicial es lo que inspira, de alguna manera, el trabajo de Jeff, firme defensor de este tipo de tecnología. “La realidad virtual no es solo matar zombies, también puede hacer sonreír, también puede hacer llorar, puede hacer emocionar a un paciente que está pasándolo muy mal, que está triste, que está apático y puede ayudar mucho”.
Cuando probaron el primer proyecto piloto su madre pudo viajar de nuevo a través de unas gafas, y se dieron cuenta de que no solo le ayudaba a evadirse, sino a conectar con una vieja pasión. En 12 años de enfermedad, reencontrarse con pasiones apartadas por el tratamiento puede convertirse en algo vital para el bienestar de los pacientes.
“Aparte de esa capacidad de evasión y de relajación en el paciente nos hemos dado cuenta de que la realidad virtual permite reducir los niveles de estrés”, comenta Jeff
Según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), con la que colaboran en un proyecto en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la mitad de las personas enfermas de cáncer presentan malestar emocional o síntomas de ansiedad asociados al tratamiento de quimioterapia. También según la AECC, en esos casos, la aplicación de la realidad virtual logra disminuir la sensación de dolor en un 84% y mitiga la ansiedad previa en un 26%.
Unos datos que han podido ir comprobando en cada uno de los proyectos con los que colaboran, tanto de oncología adulta como infantil, en los 12 hospitales en los que están presentes por toda España. “A nivel de beneficios, la realidad virtual es muy potente. Aparte de esa capacidad de evasión y de relajación en el paciente, nos hemos dado cuenta de que permite reducir los niveles de estrés. E incluso a nivel psicomotor, pacientes apáticos en la cama, al ponerse las gafas y al tener esa libertad de visión, empiezan a incorporarse, a mirar a la izquierda, a la derecha, a querer comunicar más”.
De la oncología a otras enfermedades
Aunque el foco principal del proyecto fue siempre la oncología, a partir de la experiencia con su madre poco a poco se fueron acercando a otras situaciones y enfermedades. “Tuvimos mucha suerte porque fue el propio personal sanitario y los pacientes los que nos empezaron a decir: ‘¿Por qué no lo probáis con gente en diálisis? ¿Por qué no lo probáis con gente en cama o en postoperatorio?’... Empezamos a probar poco a poco, siempre revisando que cada praxis pueda utilizarse de forma correcta para los diferentes tipos de tratamientos”, explica Jeff.
Y probaron.
“Ahora mismo estamos cubriendo un espectro muy amplio, estamos en preoperatorio, donde grabamos todo el operatorio del hospital antes de la operación para que el niño o el adulto vea en las gafas dónde va a ser la operación. Nos dimos cuenta de que a los niños les causa más miedo el desconocimiento que la propia operación”, explica.
Empezaron a trabajar con pacientes de diálisis, donde las gafas y los contenidos sirven para apoyar el tratamiento y los pasos a seguir una vez en casa. Y en esta misma línea también están trabajando con mujeres embarazadas. “Colaboramos con hospitales en China, en los que ayudamos a que las mujeres en su periodo de gestación puedan entender todas las etapas por los que su cuerpo va a pasar y las cosas que tienen que hacer y no pueden hacer a partir de qué mes”.
“La realidad virtual no cura, pero sí ayuda”, remarca Jeff
También descubrieron el enorme beneficio que la realidad virtual puede ofrecer a las personas mayores que viven en residencias y que, muchas veces, padecen patologías degenerativas como el alzhéimer. A través de programas de activación sensorial y también para la memoria retrospectiva, las personas mayores pueden volver a viajar o reactivar, con imágenes y paisajes, lugares de su memoria que hacía mucho tiempo que no recorrían.
Como insiste en recordar Jeff, “la realidad virtual no cura, pero sí ayuda”. Ofrecer la oportunidad de visitar un museo de ciencias o subirse a un árbol y ver el mar de fondo mientras recibes tu tratamiento no te va a librar de la enfermedad, pero sí te va a permitir disfrutar de tu capacidad de soñar. Y eso también ayuda, eso también son cuidados.
Escucha la historia
Contenido adaptado del vídeo de Jean-François
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(Jean-François) La realidad virtual no es solo matar zombies; también puede hacer sonreír, puede hacer llorar, puede hacer emocionar, un paciente que está pasándolo muy mal... puede ayudar mucho.
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(Intro) ¿Te imaginas poder viajar a tu playa favorita mientras estás ingresado en un hospital? Jean-François Rouzé es el fundador de WakeUp & Smile, una plataforma que acompaña a los pacientes durante sus tratamientos médicos mediante realidad virtual.
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(Jean-François) Al terminar la escuela de cine mi plan era irme a EE UU y no pude porque mi madre cayó enferma de cáncer.
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Decidí quedarme en España, montar mi productora. Y fue a raíz de 12 años de tratamiento… Nos convertimos mi hermano y yo en expertos acompañantes de todo tipo de terapias.
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Ahí aprendimos qué podemos hacer para ayudar al paciente de forma natural, sin darnos cuenta de que era con la realidad virtual.
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Porque si algo le gustaba, le encantaba a mi madre, era viajar, y la realidad virtual te permite viajar donde sea y el viaje permite evasión e inmersión.
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Fuimos directamente al hospital en el que trataban a mi madre y el resultado fue tan potente, no solamente para los pacientes en oncología, sino para los acompañantes también.
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Tuvimos un año de trabajo en el que nos sentamos con médicos, con los psicooncólogos, también con los pacientes, para saber qué es lo que quieren y cómo lo quieren.
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Cuándo falleció mi madre no sabía dónde buscar la fuerza.
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Después de un año, en una prueba que hicimos en un hospital, con una paciente en oncología, al ver su reacción tan positiva y la emoción que despertamos en ella y en su pareja... Ahí es cuando dije: “¡Vale! Ahora sí tengo las fuerzas para volver a los hospitales, volver a sentarme con los pacientes de oncología, verles y ayudarles”.
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Algo que es importante tener claro es que la realidad virtual no cura, pero sí ayuda en el estado anímico del paciente, en la percepción del dolor, en el estrés, en la relajación... y todo eso está demostrado.
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En esos dos años WakeUp & Smile ha tenido la suerte de tener una muy buena acogida dentro de los hospitales y las residencias.
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¿Y qué podemos hacer para llegar a más pacientes, a más hospitales, a más tratamientos y patologías? Eso es, digamos, nuestro objetivo y en esa dirección estamos yendo.