El radón, el asesino silencioso presente en el 81% de los municipios de Madrid, ya tiene que medirse en las empresas
Desde este miércoles, los locales en planta baja o sótanos ubicados en zonas de alto riesgo deben controlar este gas cancerígeno. En casi la mitad de los ayuntamientos de esta comunidad las entidades públicas y privadas están obligadas a revisarlo
El radón mata y Madrid es una de las autonomías más afectadas en superficie por este gas, tras Galicia y Extremadura. Su radiación es la primera causa de ...
El radón mata y Madrid es una de las autonomías más afectadas en superficie por este gas, tras Galicia y Extremadura. Su radiación es la primera causa de cáncer de pulmón en personas no fumadoras y la segunda después del tabaco en quienes sí lo son. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) estipula que en 86 municipios madrileños se requiere una actuación prioritaria para proteger a los ciudadanos, mientras otros 59 presentan un riesgo moderado. Representan el 81% de los ayuntamientos de la comunidad. Las zonas con mayor incidencia se encuentran en la Sierra Norte, Oeste y Guadarrama porque predomina el terreno permeable y los suelos graníticos, donde está presente. Desde este miércoles, las empresas ubicadas en zonas de gran exposición tienen que empezar a medirlo.
El pasado mes de mayo entró en vigor la Instrucción IS‑47, publicada por el CSN, que obliga a los negocios y entidades públicas del 20% de los municipios españoles a realizar mediciones en todos los centros de trabajo situados en plantas bajas y sótanos, desde peluquerías hasta bares o grandes oficinas, ubicados en zonas de actuación prioritaria.
Dado que se recomienda que este proceso no se haga en verano porque este gas se mueve según la temperatura y la presión, y durante el periodo estival la probabilidad de que penetre en los edificios es menor que en invierno, las mediciones tendrán que hacerse a partir de este miércoles, abarcando los meses más fríos del año, entre octubre y mayo.
El incumplimiento de estas obligaciones se considera una infracción en materia de protección radiológica. Según la Ley 25/1964 sobre Energía Nuclear, las sanciones pueden ir desde multas económicas hasta la suspensión o anulación de licencias, e incluso la paralización de la actividad hasta que se corrija la situación. En los casos más graves, podría derivar también en responsabilidad penal.
El radón se desplaza mejor en superficies fracturadas o porosas. En zonas montañosas, con fisuras, encuentra más caminos para llegar a la superficie. Por ello, las construcciones próximas a estos territorios entrañan mayor riesgo. Es un gas noble, pero el problema reside en su desintegración. Se descompone en otros elementos, con la emisión de partículas radioactivas que son capaces de atravesar la membrana celular hasta alterar el material genético y causar un tumor.
“Cuando respiramos radón, se desintegra en nuestros pulmones y sus partículas radioactivas provocan cáncer de pulmón”, comenta José Comino, director de Producto y Prevención Industrial en SGS TECNOS, una de las empresas con sede en Madrid encargadas de su medición. El Plan Nacional contra el Radón, del Ministerio de Sanidad, estima que el 3,8% de todas las muertes por cáncer de pulmón se debe a la exposición a este gas, un 2,5% en el caso de Madrid, según Comino.
La oncóloga del Grupo Español de Cáncer de Pulmón, Virginia Calvo, explica que en Europa el radón es el responsable del 9% de las muertes por esta enfermedad. “Se estima que entre un 3% y un 14% de los casos de cáncer de pulmón en el mundo están relacionados con el radón residencial”, aclara. Para ella, las actividades de mapeo y la ampliación de la cobertura en la medición de las concentraciones de este gas son fundamentales para una mejor estimación de la exposición y una planificación y ejecución de políticas sanitarias más efectivas.
El riesgo aumenta de forma exponencial en fumadores expuestos a este gas. Es el tumor más mortal, en 2024 fallecieron en España 23.239 personas por este motivo. Eso significa que unas 883 muertes pueden atribuirse al radón. “El año pasado, hubo 1.154 personas fallecidas por siniestros en carretera. Estamos muy concienciados con la seguridad vial, pero no tenemos el mismo nivel de sensibilización con las muertes por radón. Es un problema de salud pública y laboral”, comenta Comino.
Algunos ayuntamientos como el de Torrelodones o el de Collado Villalba realizan campañas de concienciación. “Es incoloro, insípido, inodoro y muy móvil. Aprovecha cualquier grieta para colarse y penetrar en los edificios. Por eso es tan peligroso”, añade el experto. Tiende a concentrarse en la parte baja de las edificaciones porque se genera en el suelo y es nueve veces más pesado que el aire.
El 17% del territorio nacional presenta niveles de radón altos al poder superar los 300 becquerelios por metro cúbico, la unidad de medida utilizada con este gas y que equivale a la desintegración atómica que se produce en un segundo. En Galicia, el 70% del territorio puede tener estos niveles, en Extremadura, el 47% y en Madrid, el 36%. Son los territorios más afectados en superficie, según datos del CSN.
“El riesgo de cáncer de pulmón aumenta en un 16% con cada incremento de 100 becquerelios por metro cúbico en la concentración media de radón a largo plazo”, aclara la doctora Calvo. En Collado Villalba, Galapagar y Guadalix de la Sierra se detectaron niveles muy altos en sótanos, garajes y bodegas, según explica Comino. “En Torrelodones y Soto del Real hemos encontrado 500.000 becquerelios por metro cúbico en el terreno. Son zonas de mucho riesgo” comenta Héctor Rodríguez-Solano, responsable de RADONSPAIN, entidad experta en medir y reducir este gas.
Remediación y control
Si las entidades están por debajo de los 300 becquerelios por metro cúbico, no se considera una situación de gravedad, pero deben volver a revisar las mediciones a los cinco o 10 años. La medida se realiza durante un periodo continuado de tres meses a través de unos dispositivos que se envían a un laboratorio acreditado para su análisis. El empresario, un trabajador designado o un servicio de prevención propio o ajeno pueden encargarse de este proceso. “No es caro”, comenta Rodríguez-Solano.
De superar la cifra indicada, las entidades tienen que someterse a acciones de remediación y control para tratar de reducir la concentración. De su diseño se encargan ingenieros o arquitectos. Si no reducen el nivel de radón en un año, hay un registro en cada comunidad autónoma para presentar una declaración sobre esta situación.
En caso de detectarse más de 1.000 becquerelios por metro cúbico, primero tendrán que contactar con una unidad técnica de protección radiológica, autorizada en radón por el CSN. Las autonomías no tienen competencia directa en la gestión de este gas en lo referente al control radiológico, por lo que remitirán la declaración al CSN para que haga el seguimiento del centro laboral.
Hace ya casi ocho años que la normativa europea obliga a vigilar y mitigar esta radiación a la que está sometida parte de la ciudadanía durante su jornada laboral. Desde entonces, el Gobierno español no fue capaz de aprobar el reglamento necesario para que ese mandato comunitario se hiciese realidad, hasta ahora. Los científicos llevaban años esperando a que España cumpliese la directiva europea, una normativa que recibió luz verde en 2013, pero que los Estados miembros deben aplicar desde febrero de 2018.
En la vivienda ya se habían dado pasos antes. En 2019, el Código Técnico de la Edificación se modificó para establecer una protección frente a la exposición al radón. Se estipularon medidas constructivas obligatorias en función de la ubicación de los edificios. Los que se sitúan en zonas de riesgo moderado deben establecer una barrera de protección contra la entrada de radón desde el terreno y los que se ubican en zonas de actuación prioritaria, además de esta lámina, tienen que incorporar un sistema de despresurización del suelo o ventilación del sótano, si disponen de este, según explica Rodríguez-Solano.
“Collado Villalba y Alcalá de Henares exigen en sus ordenanzas municipales medir el radón en los edificios con cierta antigüedad”, explica Rodríguez-Solano. El director del Instituto de Salud Geoambiental y de la iniciativa Vive Sin Radón, José Miguel Rodríguez, insiste en que España llega tarde.
“Reino Unido e Irlanda ya hacían grandes campañas de medición en 1996. Estamos a la cola de Europa”, lamenta. Hizo de este gas su proyecto vital en 2011 tras perder a su hermana a consecuencia de un cáncer de pulmón. Asegura que en 2002 Irlanda ya tenía medido el radón en la totalidad de las aulas de los centros educativos del país: “Ojalá viésemos en España un anuncio de televisión al respecto”.