El 76% de los muertos por covid en residencias no fueron al hospital, según las actas del Gobierno de Madrid
La situación más dramática se vivió en una residencia donde se registraron 49 muertos en poco más de un mes, 46 de ellos se produjeron en el geriátrico y tres en un centro hospitalario
El 76% de los mayores que fallecieron a causa del coronavirus en residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid entre los meses de marzo y abril de 2020 lo hicieron en los propios centros sin ser trasladados a los hospitales, según se desprende de las actas de las inspecciones sanitarias de oficio realizadas por la Consejería de Sanidad madrileña, a ...
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El 76% de los mayores que fallecieron a causa del coronavirus en residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid entre los meses de marzo y abril de 2020 lo hicieron en los propios centros sin ser trasladados a los hospitales, según se desprende de las actas de las inspecciones sanitarias de oficio realizadas por la Consejería de Sanidad madrileña, a las que ha tenido acceso este lunes la Cadena SER.
Según detalla la emisora, hubo muy pocas inspecciones en las residencias de mayores durante los peores meses de la pandemia, tan solo se hicieron 11. El número total de víctimas mortales confirmadas con pruebas diagnósticas o con síntomas compatibles con la covid durante aquellos dos meses fue de 185 y, de ellas, 141 murieron en los asilos donde vivían. Solo 44 murieron en el hospital al que fueron derivadas, según consta en las actas de los inspectores. Esto se debió a que la Comunidad de Madrid aprobó en marzo de 2020 los llamados protocolos de la vergüenza, que negaron el traslado a hospitales de los usuarios de las residencias contagiados de covid.
La situación más dramática, según revela la cadena, se vivió en una residencia en la que se registraron 49 muertos en poco más de un mes. De ellos, 46 se produjeron en el geriátrico y tres en un centro hospitalario. Además, en el acta del 13 de abril consta que los inspectores se encontraron con un cadáver en una de las habitaciones que llevaba tres días pendiente de ser trasladado por la funeraria, desde el 10 de abril. La dirección de la residencia tuvo que pedir a los bomberos que procedieran a la retirada del cuerpo y alertó también de la situación a la Guardia Civil y a la Dirección General del Mayor. En otra residencia, en la que se registraron 30 fallecidos, la responsable del centro relató que hubo demoras de más de 72 horas en el traslado de los cadáveres.
La primera acta, fechada el 31 de marzo, apunta a una grave falta de medidas de protección tanto para el personal como los residentes: las mascarillas que tenían estaban sin homologar y usaban gorros y batas caseras, hechas con bolsas de plástico. En otros informes, del 8 y del 13 de abril, se habla de mascarillas, gafas y viseras hechas por voluntarios, de delantales confeccionados con bolsas de basura, de monos que se reutilizan tras su desinfección y que se tiraban cuando se rompían. En el parte del 13 de abril se detalla además que la mayoría del equipamiento había sido donado por particulares y que la residencia había tenido que comprar 30 balas de oxígeno porque el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) no se las proporcionó.
La coordinación con Sermas se realizaba a través del centro de salud y del hospital de referencia de la residencia, cuyo equipo de geriatría daba las pautas para la derivación de los pacientes a los hospitales. En prácticamente todas las actas se destaca que no se había realizado ninguna prueba de detección de la covid a los trabajadores, ya que los pocos test rápidos que llegaban se empleaban para los residentes.
Otra constante es la falta de personal. En algún centro de mayores solo disponían “de una enfermera para tres plantas y de un médico cuando lo hay, porque está de baja por covid”. Una de las residencias alertaba de que necesitaban personal de enfermería, trajes EPI y test.
Las actas también constatan que las medidas de aislamiento de los pacientes con síntomas confirmados se empezaron a aplicar a finales de marzo. Otro de los informes señala que los residentes con patologías neurodegenerativas que no podían ser confinados en sus habitaciones deambulban por zonas comunes durante todo el día hasta la hora de dormir. La Unidad Militar de Emergencias (UME) acudió a desinfectar los centros, en alguno hasta en tres ocasiones, y la limpieza se hacía con lejía.
Tras la revelación de estas actas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha echado balones fuera. “La Comunidad de Madrid solicitó 10 veces ayuda al Gobierno y no hizo nada ante la pandemia. Creo que ya ha habido suficiente con las residencias de Madrid y solo de Madrid”, ha señalado, informa Juan José Mateo.
“Me parece inmoral lo que se está haciendo a través de la izquierda con este caso. A mí no se me ocurriría preguntarle [al exministro de Sanidad, Salvador] Illa, ni a [el exvicepresidente] Pablo Iglesias cuántos muertos llevan ellos, esas cosas que se hacen desde esta comisión política que parte de las familias, a las que seguimos tendiendo la mano para todo lo que necesiten. Es más de lo mismo. A mí no se me ocurriría hacer algo tan deleznable, sacar los muertos. Nos acostumbramos a ello y no deberíamos”, ha concluido Ayuso.
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