Mónica García reprocha a Ayuso su política de impuestos mientras crecen las colas del hambre en Madrid: “Fomentan los parásitos fiscales”
La presidenta defiende las bajadas impositivas, la deflactación del IRPF y su plan de ayudas, mientras la líder de la oposición opina que así se detraen recursos del sistema público
“Andaluces: bienvenidos al paraíso”. Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, reaccionaba así el lunes al anuncio de que Andalucía eliminará el impuesto del patrimonio, que también se bonifica al completo en la región que ella preside. Cuatro días después, este jueves, durante la sesión de control de la Asamblea regional, Mónica García, la líder de Más Madrid, describe una realidad muy alejada de esa fotografía idílica. ...
“Andaluces: bienvenidos al paraíso”. Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, reaccionaba así el lunes al anuncio de que Andalucía eliminará el impuesto del patrimonio, que también se bonifica al completo en la región que ella preside. Cuatro días después, este jueves, durante la sesión de control de la Asamblea regional, Mónica García, la líder de Más Madrid, describe una realidad muy alejada de esa fotografía idílica. Es el día a día de los ciudadanos que hacen cola para pedir comida. El de los que no pueden pagar la electricidad ni el gas. El de los que pasan hambre y frío. El de los que tienen en la inflación un enemigo invisible que se come sus ahorros hasta dejarles sin nada. Frente a eso, Ayuso enuncia la batería de medidas sociales (desayunos gratis en los colegios), laborales (tarifa cero para nuevos autónomos y madres que se reincorporan al mercado laboral) y fiscales (deflactación del IRPF) puestas en marcha por su Ejecutivo para ayudar a los más vulnerables. Pero en el fondo del debate subyace una discrepancia fundamental: el paraíso fiscal de Ayuso es un infierno para García. O como dice ella misma, jugueteando con las palabras: “Fomentan los parásitos fiscales, que son aquellos ricos que dejan de contribuir por la gorra a costa de degradar los servicios públicos”.
―“Insiste en venir a ejercer de presidencia de Tabarnia, así que yo vengo a ejercer como presidenta de la Comunidad de Madrid”, arranca García, que pleno tras pleno denuncia la dejación de funciones en la que, a su juicio, incurre Ayuso. “Se ha opuesto a la excepción ibérica, al tope de gas, al ahorro energético... de oponerse sabemos que sabe, ¿pero lo de trabajar se lo sabe?”, pregunta. “¿Qué medidas ha puesto contra la crisis energética?”
―“Una batería de medidas sociales que le anunciaré a continuación”, anuncia la presidenta de Madrid. Y se sienta.
Esa breve intervención esconde una trampa. Ayuso quiere dejar sin tiempo a García. No quiere exponer las medidas de su gobierno y afrontar luego las críticas de la portavoz de Más Madrid. Al contrario. Su apuesta obliga a García a intervenir a continuación, sin tener respuesta a su pregunta, para luego escuchar a Ayuso sin posibilidad de réplica. Consciente de la situación, la líder de Más Madrid dispara con todo.
“Usted ha puesto un recurso al Constitucional [contra el decreto estatal para combatir el alza de los precios de la energía]”, recuerda. “Le voy a contar un secreto: vas con un recurso al Tribunal Constitucional a la caja del supermercado, y no te lo canjean por la cesta de la compra, ni te cubren la factura de la luz”, ironiza. “Bienvenidos andaluces al paraíso”, evoca el tuit de Ayuso. “Al paraíso fiscal, supongo”, añade. “¿Por qué llamarlo no hay pediatras en este centro de salud, si usted puede llamarlo paraíso fiscal? ¿Por qué llamarlo la próxima cita disponible es enero de 2023 si lo pueden llamar paraíso fiscal? ¿Por qué llamarlo el próximo tren viene en 11 minutos si puede llamarlo paraíso fiscal? ¿Por qué llamarlo 900 euros de alquiler por 45 metros cuadrados si puede llamarlo paraíso fiscal?”, lanza una retahíla de preguntas relacionadas con los problemas de la Comunidad. Y sentencia: “Ustedes no fomentan los paraísos fiscales, fomentan a los parásitos fiscales, que son aquellos ricos que dejan de contribuir por la gorra a costa de degradar los servicios públicos”.
Sin cuerpo a cuerpo
Terminada la andanada, Ayuso evita el cuerpo a cuerpo. Es la tónica del nuevo periodo de sesiones iniciado tras las vacaciones de verano: la presidenta de Madrid, asentada ya como referente de la derecha, no baja al barro. Con las elecciones de mayo de 2023 en el horizonte, intenta preservar su imagen de presidenciable. Pero nadie sabe cuánto durará el momento. Mantenerlo exige, según reconoce una fuente gubernamental, un esfuerzo de contención por parte de la presidenta. Este jueves, Ayuso lo aprovecha para anunciar sus políticas frente a la crisis energética.
“En octubre empezarán los desayunos [gratis] para los perceptores de la renta mínima de inserción y del ingreso mínimo vital”, dice la presidenta de Madrid. “Esta situación no viene solo por la guerra y por una crisis energética provocada por malas políticas energéticas, viene de mucho antes, porque no se están aplicando soluciones para reducir la inflación y ayudar a crear empleo”.
Pero Ayuso tiene más argumentos. Cita las rebajas de impuestos y la deflactación del IRPF, aunque las familias más vulnerables no hacen la declaración de la renta, porque no tienen los ingresos suficientes. Menciona, también, que su Gobierno dedicará 226 millones de euros a becas educativas, pese a que el 60% de ese dinero se va a emplear en que un 10% de los beneficiados continúen en centros privados sus estudios no obligatorios (infantil, bachillerato y formación profesional). Y apunta a que se han congelado las tarifas del agua y los transportes.
La suma de iniciativas y propuestas es abrumadora. La presidenta consume todos los minutos de su respuesta en su enumeración. Luego, desde el Gobierno avanzan el estudio de nuevas medidas, como por ejemplo flexibilizar los criterios de las becas comedor, para que accedan a ellas más familias, ya que ahora mismo se exige una renta per cápita de tan solo 4.260 euros. El reflejo de que el hambre avanza más rápido que la política.
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