Ayuso frente a Almeida: en el PP de Madrid suenan tambores de guerra
El control del partido regional es clave para elaborar las candidaturas de 2023 y para la elección del futuro líder nacional
Isabel Díaz Ayuso lo quiere todo: la presidencia de la Comunidad y la del PP de Madrid. Esa ambición, oficializada este viernes, ha puesto en guardia a José Luis Martínez Almeida, alcalde de la capital, y al círculo más próximo a Pablo Casado. El PP de Madrid aporta un número vital de afiliados y compromisarios para ...
Isabel Díaz Ayuso lo quiere todo: la presidencia de la Comunidad y la del PP de Madrid. Esa ambición, oficializada este viernes, ha puesto en guardia a José Luis Martínez Almeida, alcalde de la capital, y al círculo más próximo a Pablo Casado. El PP de Madrid aporta un número vital de afiliados y compromisarios para decidir quién es el presidente nacional del partido. Liderarlo implica diseñar las listas electorales de la región. Y controlarlo permite influir en las cuitas internas de una formación que ya ha perdido dos elecciones generales con Casado como candidato. Una vez que Díaz Ayuso ha mostrado sus cartas y lanzado su candidatura —”Cuento con el apoyo necesario”, dijo ayer, postulándose por primera vez en público—, en el PP suenan tambores de guerra. Y ello pese a que todavía no hay fecha para la batalla decisiva.
“Ser presidente te da el control del partido, de la designación de senadores, de los compromisarios, de las listas... pero usar el argumento de que Díaz Ayuso hace sombra a Casado es tener ganas de enredar”, dice un político del PP de los que tienen mando en plaza. “Entre ellos hay muchos años de confianza. Su lealtad es a prueba de bombas”, añade. “Lo raro son los cambios de opinión de otros, como Teo. ¿Será porque no pueden controlarla?”.
Teo es Teodoro García-Egea, el secretario general del PP. En primavera dijo que la neutralidad a la que obliga su puesto le impedía pronunciarse a favor de un candidato. En junio mostró su “total apoyo” a la hipotética candidatura de Díaz Ayuso. Y este miércoles defendió el mantenimiento de la estructura vigente, con el poder institucional y el orgánico separados. “El modelo actual funciona”, afirmó sobre una fórmula que evita concentrar en una misma persona todas las decisiones clave.
Génova defiende que el poder institucional y el orgánico estén separados
Sin embargo, ya ha habido roces con la estructura presente, que tiene a Díaz Ayuso en Sol, a Martínez-Almeida en Cibeles, y a Pío García-Escudero al frente del PP de Madrid, en la primera planta de Génova. El equipo de la presidenta transmitió al partido su desacuerdo con varias decisiones de la última campaña electoral. A la propia Díaz Ayuso le disgustó que la formación priorizara la filtración de que Toni Cantó sería incluido en su lista sobre el anuncio de que el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz-Escudero, sería su número dos. Finalmente, la celebración de la victoria despertó tensiones: el entorno de la presidenta entendió que al balcón de Génova debían salir únicamente Díaz Ayuso y Casado, pese a que finalmente se unieron, entre otros, García-Egea o Martínez-Almeida.
“Es cierto que ha habido tensión entre los equipos [de Casado y Díaz Ayuso], pero ha sido hacia abajo, la relación entre Pablo e Isabel se ha preservado”, asegura una fuente que les conoce bien a ambos.
“Hay que devolver la normalidad al partido”, defendió ayer Díaz Ayuso, que recordó que los presidentes autonómicos de Andalucía, Galicia, Castilla y León y Murcia también lideran sus respectivas organizaciones regionales.
¿Por qué replicar ese modelo en Madrid está provocando tantas tensiones? Por la necesidad de buscar “equilibrios”, contesta un veterano del PP. O dicho de otra manera. La diferencia es que Madrid, con miles de militantes, es mucho Madrid: puede influir decisivamente en la elección del próximo presidente nacional del PP. Y Díaz Ayuso, con su tirón popular, es mucha Díaz Ayuso: si quisiera, en este momento, podría aspirar a todo en el PP, reconocen todos en la formación. Pero el control orgánico del partido es el primer escalón que debe superar.
El hipotético asalto al poder nacional
El acceso de la baronesa a la presidencia del PP de Madrid produciría un cóctel explosivo que puede retrotraer al partido a los tiempos de Esperanza Aguirre, que en 2008 amagó con disputarle el poder a Mariano Rajoy. Aunque el sistema de elección ha cambiado desde entonces —ahora hay una suerte de primarias indirectas—, el principio rector es el mismo. Liderar el partido en Madrid es condición indispensable para un hipotético asalto al poder nacional que Díaz Ayuso siempre ha descartado.
“Y el problema de que logre la presidencia del PP de Madrid es que ocurra como con Esperanza, que se confundan las dos partes, partido y gobierno, y que ambas queden a su servicio”, dice un político con mando en plaza, preocupado porque la hipotética concentración de poder acabe por encerrar a la líder actual en un búnker al que solo tengan acceso sus colaboradores más cercanos.
Además, hay un sector del PP de Madrid que ve con inquietud que Miguel Ángel Rodríguez, el poderoso jefe de gabinete de Díaz Ayuso, gane capacidad de influencia para quitar y poner a quien quiera en las listas electorales de 2023. No hay mayor poder en un partido que decidir quién tiene un sueldo público, ni mayor dificultad para configurar equipos a medida de su líder que tener que aceptar que las listas las haga otro. De ahí la referencia que incluyó Díaz Ayuso el viernes, cuando anunció su candidatura: “El alcalde [Martínez-Almeida] va a tener todas las manos libres”.
Fue un intento de templar los ánimos. ¿Dará Martínez-Almeida el paso de competir con Díaz Ayuso? Como número tres de la formación, lo previsible es que haga lo que decida Casado, como ha hecho hasta ahora. Pero siempre ha defendido el modelo actual: un presidente dedicado exclusivamente al partido, y alejado del poder institucional, para mantener el equilibrio entre el Ayuntamiento y la Comunidad. En ese contexto, hay dirigentes que han jugueteado con la idea de impulsar la candidatura de la secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins.
“Y tras el 4-M, los liderazgos de Díaz Ayuso y Almeida, con todo lo bien que lo hace el alcalde, no son comparables”, intercede un partidario de la presidenta regional.
Quizás por eso la dirección nacional se ha dedicado a dejar pasar el tiempo para enfriar el asunto con un empeño que ha sorprendido a más de uno en el PP. No hay fecha para el congreso de Madrid. Lo único que se sabe es que previsiblemente será a mediados de 2022. Una decisión que ha provocado molestar en la corriente ayusista del PP, donde no ven razones para postergar un cónclave pendiente desde la dimisión de Cristina Cifuentes, que fue en 2018.
“No toca hablar del Congreso, queda mucho”, repiten desde la dirección nacional, cuyos integrantes observan con desazón que el debate sobre el futuro de Díaz Ayuso esté opacando la convención nacional que organizará el partido para relanzar a Casado, a finales de mes. Y que, además, coincide con el viaje oficial de la presidenta madrileña a Estados Unidos, programado desde hace meses.
El líder, mientras tanto, no se pronuncia. A lo máximo que ha llegado ha sido a equiparar la valía de Díaz Ayuso y de Martínez-Almeida en un desayuno informativo, el miércoles pasado. Una forma de dejar abierta la puerta a que el regidor compita por el puesto, o a buscar una alternativa para la que quizás necesita más tiempo.
“Pablo ha sido muy generoso, se ha quitado de en medio, y se lo ha dado todo a Isabel”, describió una fuente sobre la pasada campaña electoral, en la que Casado le cedió el papel protagonista a Díaz Ayuso. “Pero ya está”, precisó este interlocutor, dando por concluida la etapa en la que la estructura nacional de la formación ha estado al servicio de la candidata. Y sobre el momento dulce de Díaz Ayuso frente a Casado, advirtió: “Esto es así ahora, pero no lo será eternamente”.
Mientras, Díaz Ayuso mide los tiempos. Con Casado enfocado en la convención nacional, y Díaz Ayuso concentrada en sacar adelante sus primeros Presupuestos para la Comunidad de Madrid, el PP contiene el aliento.
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