En busca del indeciso | 1. Tinto de verano, ¿con Casera o con limón?
Esta serie sale al encuentro de ese 22,8% del electorado que sigue meditando el sentido de voto. Ellos podrían inclinar la balanza. El viaje arranca en Villalgordo del Júcar (Albacete), en un singular espacio entre el PSOE y Vox
En las paredes del bar Pepe, en Villalgordo del Júcar, en la provincia de Albacete, hay pósteres y banderas del Atlético de Madrid, recortes de prensa sobre la última nevada y una frase escrita en un azulejo: “Horario del local: abrimos cuando venimos y cerramos cuando nos vamos”. Pinchos de tortilla, raciones de torreznos y caracoles me miran sobre la barra. El telediario de TVE suena de fondo cuando el hombre que está a mi lado pide una caña al camarero.
— No, mejor cámbiamela por un tinto de verano.
— ¿Con Caser...
1. Villalgordo del Júcar (Albacete)
En las paredes del bar Pepe, en Villalgordo del Júcar, en la provincia de Albacete, hay pósteres y banderas del Atlético de Madrid, recortes de prensa sobre la última nevada y una frase escrita en un azulejo: “Horario del local: abrimos cuando venimos y cerramos cuando nos vamos”. Pinchos de tortilla, raciones de torreznos y caracoles me miran sobre la barra. El telediario de TVE suena de fondo cuando el hombre que está a mi lado pide una caña al camarero.
— No, mejor cámbiamela por un tinto de verano.
— ¿Con Casera o con limón?
— Da igual—, responde.
Continúo pasando el dedo por el móvil cuando el hombre de la barra se sienta en una mesa, toma el menú del día y pide el primer plato.
— Voy a querer gazpacho.
— ¡Marchando el gazpacho!
— Bueno, no —dice—, mejor la menestra.
Como si fuera una película de espías, levanto la vista del móvil, giro la cabeza y veo a Antonio, 78 años, palillo en la boca, pensionista y expanadero a punto de comer. Acabo de encontrar a mi hombre.
Según la RAE, un indeciso “es aquel que carece de firmeza o seguridad”. Según la ciencia política, son aquellas personas que, “teniendo intención de acudir a las urnas, no tienen decidido en el momento de la encuesta el sentido de su voto, o se niegan a hablar del mismo”.
La última encuesta del CIS dice que casi 8,5 millones de españoles (22,8%) deciden su voto durante la campaña electoral. Unos 2,5 millones (6,4%) lo hace el día anterior y más de dos millones de personas eligen frente a la urna. Según el CIS, los votantes de izquierdas son los que más dudan. Casi cuatro de cada 10 no saben si votar al PSOE o a Sumar, dos de cada 10 dudan entre la papeleta del PP y la de Vox, y uno de cada 10, entre el PSOE y el PP.
Sin moverme de la barra, acabo de encontrar a uno de estos indecisos. “Me tienen todos cansados, siempre atacándose entre ellos”, dice señalando la televisión. “Me ponen tenso y a mí la política ni me da ni me quita. Al final, todos son iguales”.
— Pero menestra y gazpacho saben distinto.
— Es que ayer comí gazpacho y no quiero repetir—, responde.
Con estas palabras y estudios en levaduras, tiempos de cocción y fermento, Antonio acaba de diseñar una campaña electoral.
Para los psicólogos, “la indecisión es la dificultad para optar entre dos o más alternativas que tienen relevancia para la funcionalidad de una persona”. “Detrás de la indecisión hay una pérdida en la confianza básica que nos induce a cuestionar permanentemente la solidez de nuestras decisiones. Se asocia al sentimiento de inseguridad, a una excesiva autoexigencia y a la falta de claridad en el planteamiento de las situaciones”, dice el doctor Manuel Escudero, que tiene un centro en Madrid para tratar la indecisión cuando llega a niveles patológicos.
Lo malo de un indeciso es que su vida continúa más allá de la papeleta, así que después de una provechosa conversación sobre las razones de dudar, llega el momento de la foto. Inicialmente, Antonio accede a posar frente a la cámara de Jaime Villanueva. Luego se queda en silencio, duda, da unas vueltas sobre sí mismo, dice que no quiere fotos y desaparece por las calles de un pueblo desierto a 35 grados de temperatura.
Según el CIS, tres de cada 10 españoles dudan a quién votar, así que en un bar con 12 personas encuentro detrás de la barra a Sandra Marín, de 42 años, la segunda indecisa. “Votar, claro que voy a votar, porque así me puedo quejar, pero ninguno me convence”, dice.
— ¿Qué es lo que más le importa de un candidato?
— El carisma—, responde. — “Pedro Sánchez me gusta y ha hecho cosas buenas, pero miente mucho. Feijóo es el hombre más aburrido del mundo y Abascal tiene ideas con las que estoy de acuerdo y en otras es muy radical. Estoy dudando entre el PSOE y Vox”, dice volviendo loco a cualquier encuestador. “Aquí en Castilla la Mancha, el PSOE lo está haciendo bien y he votado a los socialistas toda la vida, pero Vox dice cosas que me gustan. Se han dado cuenta de que estamos muy quemados”.
— Cuando cambió el color de la pared de su casa, ¿también dudó tanto?
— Mucho —, responde entre risas.
Durante los próximos días buscaremos al 22,8% de votantes que aún están indecisos y que podrían inclinar la balanza de las elecciones. A menos de dos semanas, ellos son la primera fuerza política del país, con ocho millones de simpatizantes, un millón más que Pedro Sánchez en 2019, que obtuvo menos de siete millones de votos. Buscaremos a algunos de ellos en un chiringuito de Cádiz, un bingo de Torrevieja, la Sierra de Granada, una plaza de Ourense, un monasterio de La Rioja, un pueblo de Huesca, un centro independentista de Cataluña o un mercado de Madrid. Más allá de los candidatos, ¿qué tiene en la cabeza quien decide su voto al llegar a la urna?, ¿los programas importan?, ¿qué le hace decantarse por uno u otro?, ¿es acaso el peinado de los candidatos, el diseño de las papeletas o el comentario de un amigo? En tiempo de certezas, dudar, ¿es síntoma de inteligencia o de patología? En la última entrega de las 10 publicaciones, volveremos a hablar con cada protagonista para ver cómo ha evolucionado su voto. O no.
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