Abascal ofrece a Feijóo un pacto frente a la “violencia contra la mujer” pero sigue negando la violencia machista
La propuesta de Vox aboga por derogar la ‘ley del solo sí es sí’ e impedir que las mujeres trans entren en baños y vestuarios femeninos
La lucha contra la violencia machista se ha convertido en el principal motivo de discrepancia entre el PP y Vox, mientras ambos partidos siguen negociando pactos de gobierno en comunidades autónomas y ayuntamientos. Después de que José María Llanos, dirigente de Vox en la Comunidad Valenciana —donde populares y ultras compartirán el nuevo Ejecutivo—, dijera la semana pasada que “la violencia machista no existe”...
La lucha contra la violencia machista se ha convertido en el principal motivo de discrepancia entre el PP y Vox, mientras ambos partidos siguen negociando pactos de gobierno en comunidades autónomas y ayuntamientos. Después de que José María Llanos, dirigente de Vox en la Comunidad Valenciana —donde populares y ultras compartirán el nuevo Ejecutivo—, dijera la semana pasada que “la violencia machista no existe”, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha insistido solemnemente este lunes en que su partido no dará “ni un paso atrás en la lucha por la igualdad y contra la violencia machista” ni, por tanto, derogará las leyes que protegen a la mujer, como pretende Vox.
El líder ultra, Santiago Abascal, ha presentado este lunes un catálogo de 12 medidas con las que pretende sortear este obstáculo y en el que, a la vez, mantiene el negacionismo de su partido sobre la violencia machista. En una entrevista en El programa de Ana Rosa, en Telecinco, Abascal ha rechazado el término “violencia de género” por considerarlo “un concepto ideológico”, pero ha admitido a continuación: “Claro que hay una violencia contra las mujeres”. Por vez primera, en un documento de este tipo, Vox no habla solo de “violencia intrafamiliar” sino que admite la necesidad de “combatir la violencia contra la mujer y sus causas”, según reza su título.
Naciones Unidos y la Organización Mundial de la Salud homologaron hace años los términos violencia sobre la mujer, violencia de género y violencia machista, pero Vox y el propio Abascal evitan utilizar estos dos últimos conceptos y solo proponen “identificar las causas y los perfiles repetidos de los agresores”.
En realidad, las medidas contenidas en el documento son un compendio de declaraciones de intenciones y ataques contra la ley del solo sí es sí y la ley trans, que Vox propone derogar. Su importancia radica, no obstante, en que el partido ultra presenta este catálogo como una guía para pactar los gobiernos con el PP en las comunidades autónomas y en el futuro, si tiene oportunidad, en el propio Gobierno de la nación. Tras prometer “toda [la] asistencia y apoyo posible”, sin mayores precisiones, a “las mujeres víctimas de violencia” y también a las “víctimas de violencia intrafamiliar”, incluidos menores y ancianos, exige “responsabilidades a los partidos y personas” que han apoyado la ley del solo sí es sí, a quienes Abascal propone expulsar de la vida política. También pide identificar a los agresores sexuales excarcelados prematuramente gracias a dicha ley, aunque no a los demás, y adoptar medidas preventivas, que no especifica, en el caso de que alguno “pretenda trasladarse” a las comunidades autónomas donde se firme el pacto.
A su petición tradicional de cadena perpetua (permanente y no revisable, es decir, una pena que ahora mismo no existe en España) para los violadores, Vox suma otra vuelta de tuerca punitiva: la rebaja de la edad penal, hasta una edad no especificada, y la revisión de la ley del menor para que “se agraven las consecuencias para los menores que cometan este tipo de delitos”.
La propuesta, que parece diseñada como arma arrojadiza para el debate político, incluye el compromiso de llevar ante los tribunales a los dirigentes implicados, por inacción o complicidad, en la desprotección de las menores tuteladas que han sido prostituidas “en comunidades gobernadas por la izquierda” (obviando que ello también ha sucedido en Madrid, donde gobierna el PP). Además, dedica varios puntos a desmontar la legislación que defiende los derechos de la comunidad LGTB y propone que las mujeres trans no puedan entrar en espacios “de intimidad” reservados a mujeres, como vestuarios o baños. Del mismo modo, establece que, “en el acceso a la función pública, con especial atención a los puestos donde se priman las condiciones físicas”, así como en los deportes, “se vigilará para que no se discrimine a ninguna mujer” ante hombres “que se autoperciban mujeres”. Es decir, se trata de evitar que mujeres trans puedan ocupar plazas o participar en pruebas de acceso a empleos públicos o en competiciones deportivas reservadas a mujeres. Tampoco las víctimas de violencia se verán “discriminadas” por el género con el que “se autoperciba” el agresor, según la propuesta de Vox.
El documento presenta, así, a la izquierda y a las personas trans como amenazas para las mujeres. En cambio, no menciona entre esas amenazas, como es habitual en los discursos del partido ultra, a los inmigrantes irregulares, aunque apunta hacia imanes radicales musulmanes cuando subraya la necesidad de extirpar “los mensajes y discursos, civiles o religiosos, que promuevan o justifiquen la violencia contra la mujer”; algo que ya está en la legislación vigente.
Abascal asegura que estas medidas son perfectamente asumibles por el PP y compartidas por sus votantes. “Lo increíble es que el PP haya comprado las calumnias de la izquierda contra nosotros. De ahí este documento, que va a servir de guía para las negociaciones de los gobiernos. Que nos diga el PP en qué no está de acuerdo”, ha retado el líder de Vox.
El problema para Núñez Feijóo no es lo que el documento dice, sino lo que va implícito. “Por supuesto”, ha contestado el portavoz del partido ultra, Jorge Buxadé, cuando se le ha preguntado si aplicarlo supondría derogar la ley de violencia de género, que no menciona expresamente. La posición de Vox, ha subrayado, es incompatible con la “creación de tribunales especiales” —es decir, juzgados especializados en violencia contra la mujer— o con “regar con dinero público” a las asociaciones que dan apoyo a las mujeres maltratadas, a las que califica de “chiringuitos”. Lo que Vox quiere, según su portavoz, es sustituir la actual Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género por una futura Ley Integral de Protección de la Mujer y de la Familia, ambas asociadas en la misma norma.