Comuns reclama a PSC y ERC un tripartito en Cataluña: “Tenemos que ponernos de acuerdo”
La candidatura de Jéssica Albiach pasa de ocho a seis diputados, el peor resultado en unas autonómicas desde su creación en 2015
Salir primero en una carrera no es sinónimo de victoria. Y menos si la carrera es electoral. Comuns Sumar puso en marcha la campaña electoral al tumbar los presupuestos autonómicos en Cataluña, pero las urnas no han impulsado aquel primer paso. De ocho diputados en el Parlament pasa a seis, todos obtenidos en la circunscripción de Barcelona. Es el peor resultado de la formación,...
Salir primero en una carrera no es sinónimo de victoria. Y menos si la carrera es electoral. Comuns Sumar puso en marcha la campaña electoral al tumbar los presupuestos autonómicos en Cataluña, pero las urnas no han impulsado aquel primer paso. De ocho diputados en el Parlament pasa a seis, todos obtenidos en la circunscripción de Barcelona. Es el peor resultado de la formación, nacida en 2015 a lomos del 15-M, en unos comicios autonómicos. El recuento, en todo caso, abre la posibilidad de volver a ser esencial y formar un gobierno tripartito junto a PSC y ERC, aunque los republicanos echaron agua al vino al anunciar que pasarían a la oposición. Los comunes anunciaron que lo intentarán: “Tendremos que ponernos de acuerdo”, aseguró la candidata Jéssica Albiach. Cerraría el círculo de los comunes: de hacer caer a un gobierno progresista a formar parte de otro, quizás dentro del Ejecutivo, como desea la líder del partido.
“No es el resultado que esperábamos”, ha admitido Albiach, que rápidamente ha pedido un pacto con PSC y ERC. “Es posible una nueva etapa de izquierdas en Cataluña”. La candidata ha asegurado que los retos del territorio no son posibles “con una sociovergencia”, por lo que ha reclamado un gobierno de izquierdas. “Hacemos una llamada a todas las fuerzas de izquierda para hacer un gobierno progresista y responder a las necesidades”, ha insistido. En una comparecencia sin preguntas, Albiach ha pedido superar las diferencias tradicionales de los partidos de izquierda: “Podemos tener diferencias, pero la gente progresista espera que nos sentemos y nos pongamos de acuerdo. Nosotros no fallaremos para hacer posible este gobierno de izquierdas”.
El tono fue comedido, entre la esperanza del tripartito y las dudas por la pérdida de apoyos. La primera muestra de contención llegó rápido. Tras la publicación de los primeros sondeos, que auguraban una noche complicada para la formación, los responsables avanzaron que no saldrían hasta conocer los resultados definitivos. El recuento fue tan ajustado que el mutismo se mantuvo hasta que la aritmética confirmó la viabilidad de un potencial tripartito de izquierdas. Solo los gritos de decepción o alegría, en función de si el PSC perdía o ganaba escaños decisivos para alcanzar los 68 escaños necesarios para el bloque progresista, rompía la incertidumbre del momento. En la zona noble esperaban el ministro de Cultura, Ernest Urtasun; la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la candidata Albiach, junto al resto del equipo.
La pérdida de votos plantea varias interpretaciones. A nivel político, aflora las dificultades de los comunes para fidelizar los apoyos nacionales en el ámbito autonómico. La formación ha conseguido el 6% de los votos (la sexta tras PSC, Junts, ERC, PP y Vox) menos de un año después de alcanzar un 14% del escrutinio en las pasadas Elecciones Generales, en las que solo fue superada por el PSOE. El resultado llega en la primera contienda electoral sin el núcleo de Podemos en las listas y con una presencia menor de Yolanda Díaz en la campaña en comparación con los líderes nacionales del resto de partidos. La situación, sin embargo, no es nueva. Los resultados en las generales siempre han sido notablemente mejores que en las autonómicas, aunque esta vez la caída es mayor.
El escrutinio final, con seis diputados y, sobre todo, con la fuerza suficiente para negociar un gobierno de izquierdas, Albiach evita el desastre para Díaz a tan solo cuatro semanas de las europeas, cita crucial para la plataforma. Ya en la última semana, conforme las encuestas dibujaban un escenario a la baja, también desde la dirección de Sumar en Madrid reivindicaban que el éxito del resultado radicaría en la posibilidad de ser llave para formar Gobierno. En un contexto muy complicado en el que defienden que el voto útil a Illa y el efecto de la carta de Pedro Sánchez jugaban en su contra, voces autorizadas de la coalición trasladaban este domingo que el objetivo se había cumplido. “Cataluña tiene la oportunidad de abrir una nueva etapa, con un gobierno progresista que ponga en el centro la vida de la gente”, ha resumido Díaz en X. “Hay una mayoría y el pueblo no se equivoca”, añadió.
Los datos, con todo, confirman la tendencia decreciente del espacio en todo el territorio, con el fiasco en Galicia y el hundimiento de Euskadi aún muy recientes. Aunque a priori en estos comicios Díaz no se jugaba tanto porque el peso de la candidatura era de los comunes, un retroceso mucho mayor (pierden menos de 14.000 votos respecto a los comicios de 2021 con el 99,4% escrutado) hubiera dejado muy tocada a la formación de cara a los comicios del 9 de junio. Catalunya en Comú es uno de los pilares de su coalición y el número dos de la lista, con el exdiputado Jaume Asens como candidato. Sumar aspira en esos comicios a consolidarse como fuerza hegemónica a la izquierda del PSOE frente a un Podemos que ha apostado todo a esas elecciones con Irene Montero como principal baza.
A nivel social, en todo caso, los resultados sugieren la dificultad de los comunes para defender un espacio cada vez más reducido tras el crecimiento de los socialistas y la prudencia de los republicanos en la cuestión territorial. Tampoco parece haber ayudado la tendencia polarizada de los últimos días de la campaña: se consolidó la idea de un cuerpo a cuerpo entre el PSC y Junts, contexto que acostumbran a pagar las formaciones más pragmáticas como los comunes. “Los datos de participación son más bajas de lo que esperábamos”, ha cerrado Albiach. “Esto merece una reflexión como país porque es una muestra de la desafección hacia la política”.