La Fundación Bofill reclama triplicar el número de educadores para atender a los alumnos vulnerables
La entidad pide alcanzar la plantilla de mil de estos profesionales en Cataluña
La Fundación Bofill, entidad especializada en políticas educativas, pide al Departamento de Educación la incorporación de 759 educadores e integradores sociales para atender a los alumnos vulnerables en Cataluña, lo que supondría más que triplicar la plantilla actual. Según los cálculos de la fundación, actualmente hay uno de estos profesionales por cada mil alumnos con necesidades de carácter socioeconómico y critica que se haya recortado la plantilla en un momento en que el alumnado con problemas aumenta. “Esta ratio inabarcable tensiona todavía más la vida en los centros, limita las oportunidades educativas del alumnado y dificulta los resultados académicos”, alerta la entidad en un comunicado este lunes.
Según datos del Departamento de Educación facilitados al inicio del curso, hay 292.380 alumnos con necesidades socioeconómicas (calificados como NESE B) y una plantilla de 60 educadores sociales y 240 técnicos de integración social (TIS), lo que resulta que hay uno de estos profesionales por cada mil alumnos vulnerables. La Fundación Bofill lo considera insuficiente, especialmente tras el recorte que este curso ha sufrido este colectivo profesional, con 128 efectivos menos (25 educadores y 103 TIS). El tijeretazo se debe a la desaparición de los fondos europeos que se activaron para la recuperación tras la pandemia.
Esta ínfima cifra de profesionales supone que no todos los centros con más complejidad disponen de ellos, ya que actualmente hay en Cataluña, 329 escuelas calificadas como de máxima complejidad y 401 como alta complejidad, según datos de la misma fundación. Para cubrir las necesidades de estos colegios situados en entornos más vulnerables, la Bofill considera que serían necesarios 462 integradores y 297 educadores -lo que supondría un coste de 32 millones de euros-, unas figuras centradas en trabajar en la integración de los alumnos y sus familias, la prevención del absentismo y en la comunicación entre escuela y familias, entre otros aspectos. De hecho, la falta de estos perfiles especializados ha centrado las últimas protestas protagonizadas por direcciones o por los sindicatos.
La fundación considera imprescindible ampliar la plantilla de estos profesionales, en un momento en que la complejidad no para de aumentar, especialmente en la matrícula viva, los alumnos que se incorporan a mitad de curso, la gran mayoría provenientes de otros países y que llegan con problemas de idioma y necesidad de integración. La Bofill alerta de que actualmente el volumen de matrícula viva es el doble que hace una década. El curso pasado 27.254 alumnos se incorporaron al sistema educativo catalán, según datos de Educación.
La complejidad de los centros influye en los resultados académicos, según han plasmado las evaluaciones hechas por la Generalitat, pero también informes internacionales como PISA. En este sentido, la fundación reclama medidas focalizadas en los centros más necesitados, dotándoles de más recursos para intentar igualarlos a las mismas condiciones que el resto de escuelas. Asimismo, considera “una urgencia” que el Departamento establezca un sistema de financiación diferenciado de los centros, dependiendo de su complejidad, algo que Educación se ha mostrado abierto a estudiar, pero que todavía no ha concretado.
La entidad también lamenta que el Plan de acción contra el abandono prematuro presentado por el Departamento hace unas semanas “no concreta ampliaciones de estos perfiles”. “La falta de compromisos y cifras, y limitarse a mantener los recursos actuales, es insuficiente”, remata en su comunicado.