Así se prepara Barcelona para las olas de calor: escuelas climatizadas, espacio público para remojarse y refugios climáticos

El Plan Clima de Barcelona no concreta el futuro de la Zona de Bajas Emisiones y no aborda el futuro del aeropuerto

Visitantes en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, el pasado mes de julio, durante una ola de calor.David Zorrakino (Europa Press)

Con 22 grados hace solo unos días en pleno noviembre, récord de 40 grados el verano pasado y 105 noches tórridas en 2023, Barcelona se prepara para afrontar temperaturas extremas. El Plan Calor es la principal novedad de la segunda versión del Plan Clima presentada este jueves por el Ayuntamiento y que actualiza el documento que redactó en 2018 la ex alcaldesa Ada Colau (en 2020 se declaró la Emergencia Climática). El plan contiene medidas ya anunciadas por el consistorio, como reducir el gasto energético y aumentar la generación de renovables, la electrificación de la movilidad, la climatización de escuelas, o la construcción de infraestructuras que aumenten la resiliencia de la ciudad ante episodios de lluvia. Y tiene como principal novedad un plan ante episodios de calor, con el compromiso de generar zonas de sombra (si puede ser con verde, sino con pérgolas fotovoltaicas), que los vecinos tengan un refugio climático a cinco minutos de casa 2030, sombra en los parques infantiles, espacios en los distritos donde se puedan remojar y realizar una diagnosis de temperatura en las residencias de ancianos (para tomar medidas si no hay confort técnico). El plan no concreta el futuro de uno de los planes estrella de los comunes, la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), y no aborda el futuro del aeropuerto, pese a que presume de “impulsar y acelerar las políticas climáticas”.

“Las ciudades somos responsables de parte de las emisiones en la atmósfera y al mismo tiempo las zonas urbanas sufrimos las consecuencias del cambio climático”. Con esta premisa ha presentado el alcalde Jaume Collboni, la segunda versión del Plan Clima. El alcalde lo ha situado como “el cuarto plan estratégico de los ya presentados para responder a los retos de la ciudad”. Se suma, pues, al Pla Endreça (seguridad y limpieza), Pla Viure (vivienda y turismo) y Plan de Barrios (para reducir la brecha de las zonas más vulnerables”. “Para atacar el cambio climático desde todos los frentes, tendrá un presupuesto de 1.800 millones de euros hasta 20230, 360 millones al año”, ha detallado.

Anomalía de la temperatura media anual en Barcelona (1915-2023). Servicio Meteorológico de Cataluña. Pla Clima. Ayuntamiento de Barcelona

La teniente de alcalde Laia Bonet, que capitanea el área de urbanismo y movilidad, ha puesto énfasis en que por primera vez el plan va acompañado de cuantificación del coste de las medidas. “La mejor manera de pasar a la acción es definiendo ejes de actuación necesarios y con cuánto dinero lo haremos. Hay compromiso hasta 2030, aunque no partimos de cero”, ha señalado. Barcelona también se ha comprometido a ser una ciudad cero emisiones de carbono en 2030, un proyecto del que forman parte otras cien ciudades. Sobre el capítulo del calor, Bonet ha señalado, citando los récords de temperatura, que “la realidad del cambio climático es tenaz”, y ha recordado los últimos episodios de lluvias intensas. Además del calor, los seis ejes de actuación son transición energética (se multiplicará por cinco la generación municipal de fotovoltaica), movilidad (el 25% de la flota de buses es sostenible), actuaciones en los barrios (aumentar el verde en interiores de manzana), resiliencia (construcción de infraestructuras como colectores o depósitos pluviales) y aumentar la participación ciudadana.

Sobre la ausencia de detalles respecto al futuro de la Zona de Bajas Emisiones, Bonet ha respondido que “el marco ya está dibujado, y que la Generalitat Marca la normativa [con el veto a las etiquetas ambientales B en 2026, sin más detalles], como no puede ser de otra forma”. El documento del Plan Clima, no detalla ni calendario ni las futuras afectaciones en tipologías de vehículos contaminantes que serán vetados: “Hacer evolucionar la ZBE. Modificar el parque de vehículos afectado por la ZBE incorporando más sistemas de control. Aplicar el Decreto del Plan de Calidad del Aire de la Generalitat”. Sobre el futuro del Aeropuerto de El Prat, Collboni ha contestado que su futuro “no depende de las competencias municipales”.

Eje a eje, en el de transición energética aparecen actuaciones como facilitar la rehabilitación energética de los edificios, generar energía local y renovable, promover el autoconsumo compartido y las comunidades energéticas y consolidar las redes de calor y frío. En el de movilidad, el compromiso es fortalecer el transporte público, fomentar el uso de la bici, electrificar los buses, más zonas de peatones, fomentar la movilidad eléctrica y optimizar el reparto de mercancías.

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